A propósito de sucesos en Temucuicui

 

 

 

 

 

 

 

Gonzalo Ibáñez Santamaría


Hace unos días, la prensa informó de un operativo de allanamiento en la denominada comunidad de Temucuicui ubicada en la comuna de Ercilla. El objetivo era rastrear depósitos de marihuana y de armas de fuego. Y, a la vez, proceder a la detención de uno de sus dirigentes, Jorge Huenchullán, acusado de tráfico de drogas y actividades de carácter terrorista. La fuerza policial, sin embargo, fue enfrentada a balazos haciendo imposible el cumplimiento de la medida. La comunidad declaró que Huenchullán había pasado a la clandestinidad a la vez que acusó al gobierno de “acción terrorista” y de carecer de “razones humanitarias”. El ministro del Interior, por su parte, declaró que en la comunidad “hay una especie de guardia delictual”.

Y, eso sería todo. No podemos olvidar como, en enero pasado, cuando la PDI intentó practicar un allanamiento en la misma comunidad empleando para estos efectos una fuerza de ochocientos hombres, también éstos fueron recibidos a balazos con el resultado de la muerte de uno de ellos, Luis Alberto Morales Balcázar. Esta vez, no hubo muertos, pero tampoco se cumplió con el objetivo intentado. Recordemos asimismo como el pasado 9 de julio se procedió a la sepultura de Pablo Marchant, miembro de la Coordinadora Arauco-Malleco (CAM), muerto en un enfrentamiento con carabineros y, cómo durante su funeral se hicieron presentes numerosos otros miembros de esa coordinadora fuertemente armados.

Es decir, hay ya claramente una porción del territorio nacional en franca rebeldía que dicta su propia ley y se opone por la violencia a las autoridades de la república y a las fuerzas de policía que las representan. Y que, además, sirve de base para fomentar una rebelión generalizada en toda la región de la Araucanía desestabilizando de manera grave el orden institucional y la paz de todo el país. De hecho, en su interior son planeados muchos de los atentados que a diario sacuden a esa región.

Frente a esta gravísima situación, el gobierno en cambio demuestra una falta de reacción y una pasividad que es casi equivalente a complicidad. Frente a cada uno de estos hechos, su única reacción ha sido formular declaraciones vacías de contenido, como esta última de que “hay una especie de guardia delictual”. Pero, acciones para frenar esta rebelión y dar término al terrorismo que azota a la Araucanía, nada. Se plasma así en la persona del presidente de la República la figura de “notable abandono de sus deberes” con la consecuencia de que el país es arrastrado a una situación de pérdida de autoridad, de crecimiento de la delincuencia y de amenaza de guerra civil. En la Araucanía se hace cada día más evidente que la única defensa que se puede oponer a las agresiones cotidianas es la fuerza de los mismos agredidos. Es decir, la autotutela o la guerra de todos contra todos.

El gobierno parece haber adoptado definitivamente la decisión de responder a estos ataques con desidia, pasividad y complacencia. Si eso no es notable abandono de los deberes, no sé qué pueda serlo.

Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/

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