Gonzalo Ibáñez Santamaría


Con esta expresión, se designa, en política, la decisión de un grupo que ha obtenido alguna mayoría, de hacer valer sus propósitos aplastando cualquier obstáculo que se le quiera oponer, así como un bulldozer lo hace con los obstáculos que encuentra en su camino.

Lo curioso es el doble standard. Hay grupos que, cuando fueron mayoría, intentaron “pasar la máquina” sin ningún escrúpulo; pero, ahora, cuando son minoría, acusan a la antigua minoría, hoy mayoría, de querer pasar la máquina, aplastándolos. Es lo que sucede en el debate constitucional chileno. Los grupos socialistas y comunistas, cuando obtuvieron una holgada mayoría en la elección de la primera Convención Constitucional, elaboraron un proyecto de constitución pasando la máquina de manera aplastante sobre sus adversarios, reducidos a un grupo muy minoritario dentro de esa convención. Pero, ese proyecto era tan grosero que llamados los chilenos a pronunciarse acerca de él, lo rechazaron de manera abrumadora.

En el segundo intento, los que ayer fueron minoría pasaron a ser mayoría y, los que alguna vez fueron mayoría, ahora son minoría. Pero éstos, olvidando su prepotencia anterior, hoy claman al cielo contra la actual mayoría, acusándola de querer “pasar la máquina”. Ellos piden, en cambio, una ”constitución habilitante”, esto es, que quede abierta para que sean las leyes, dependiendo de mayorías circunstanciales, las que procedan a darle contenido, pudiendo variar éste de acuerdo a esas cambiantes mayorías. Es decir, una constitución que no sea constitución.

El doble standard es manifiesto y muestra cuán hipócritas son esos sectores comunistas y socialistas -agrupados bajo el nombre de “izquierda”- al momento de actuar en política. Sobre todo, cuando todavía, en aquellos campos donde ellos dominan, quieren seguir “pasando la máquina”. Por ejemplo, la alcaldía de la comuna de Santiago, donde a cualquier evento pretenden cambiar nombres ya centenarios de calles, plazas y puentes para dar paso a su personal interpretación de hechos sucedidos hace cincuenta años.

Es la actitud del mismo gobierno: si alguien osa tener una idea distinta acerca de lo que sucedió entonces recibe de inmediato el epíteto de “negacionista” para de ese modo, sin más trámite, sacarlo del debate. Así, queda claro que lo que ellos pretenden, respecto de lo que sucedió en aquella época, es que no haya diálogo, sino simplemente monólogo, esto es, el que ellos impongan. Es decir, acerca del pronunciamiento militar y del gobierno que lo siguió ellos, simplemente, pretenden pasar la máquina por sobre todos nosotros.

Queda claro que, esos grupos que se autodenominan “de izquierda”, pretenden evitar que Chile vuelva a ser la sociedad libre que fue en las décadas recientes, y sí vuelva a ser aquello que fue durante el régimen al que puso término el pronunciamiento militar de 1973, es decir, un país miserable.

Fuente: https://web.facebook.com/gonzaloibanezsm

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