29 DE MAYO DE 2023 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Donde más se manifiesta el entreguismo de la centroderecha es en su culto a Ricardo Lagos, un político de extrema izquierda cuyo único mérito, ya como Presidente de la República, consistió en no practicar lo que prometió, que era "completar el legado de Allende" (es decir, convertir la república en otra Cuba). 

Días atrás, media página del Decano registraba la reunión entre capitanes de industria obsequiosos y un Ricardo Lagos altanero, dejándose admirar. Este personifica el ideal de político para los inadvertidos y desinformados empresarios de hoy: ex revolucionario de izquierda que baja impuestos (como Presidente creó Fondos de Inversión Privados (FIP) exentos de tributar.)

Ahora, entrevistado reverentemente, una vez más, por El Mercurio, Lagos llama a la moderación en la conmemoración de "los 50 años". Hasta ahora la promovida y financiada por el gobierno, se caracteriza por lo mismo que hemos presenciado durante 33 años: una completa falsificación de la historia y un lavado cerebral masivo y sumamente exitoso. Para perpetrar eso sucesivos gobiernos del "No a Pinochet" (es decir, todos) han contado con la complicidad de la prensa, la radio y la tv.

Se ha destacado en particular una frase de Lagos llamando a "la moderación" en el cincuentenario. Ojalá, parece pedir, sea sin saqueos, incendios ni vandalismo. Eso, traducido a buen chileno, es un mensaje a Boric y su gente que reza así: "Por favor, sigan mintiendo todo lo que quieran, pero no destruyan más". Lagos ha añadido una condición sine qua non a los participantes en la escenificación: "Las credenciales democráticas de Salvador Allende no están en cuestión".

Por supuesto, lo primero que está en cuestión para cualquier mediano conocedor de la historia son tales credenciales. Pues Allende se proponía ejercer en pleno como dictador comunista, al estilo de los gobernantes de la que llamaba su "Hermana Mayor", la URSS. Planeaba un autogolpe totalitario que ya tenía fecha de inicio, según consta en su Plan Zeta: el 19 de septiembre de 1973, durante el almuerzo anual del Ejército a las demás ramas. En esa ocasión, milicianos de la UP iban a dar de baja al único comandante en jefe que no era adicto a Allende, el de la FACH, pues los otros tres, Prats (Ejército), Montero (Armada) y Sepúlveda (Carabineros) estaban de su parte.

Allende le había anticipado ese autogolpe al periodista-guerrillero Regis Debray en agosto de 1973, en entrevista publicada en Le Nouvel Observateur parisino, con estas palabras: "Sabíamos bien que teníamos necesidad de tiempo para  organizarnos, armarnos y preparar debidamente las estructuras militares de los partidos de la Unidad Popular. Fue una carrera en contra del tiempo". (Citado por Mario Spataro en "Pinochet, las Incómodas Verdades", págs. 95 y 96, Editorial Maye, Santiago, 2006). 

Nótese: "estructuras militares de los partidos"... "fue una carrera en contra del tiempo". ¡Ya creía listo el autogolpe! Si no se lo hubieran dado a él, él lo habría perpetrado el 19 de septiembre de 1973. Parece que la Patrona de Chile nos iluminó a los diputados, el 22 de agosto de 1973, al conminar a los militares a anticiparse al putsch marxista. Por supuesto, "la historia nos absolverá".

A todo esto el "tanquetazo" de 29 de junio de 1973, protagonizado por el teniente coronel Souper, ya había puesto en evidencia la ausencia de "credenciales democráticas" de Allende, pues tras ser reprimido por las tropas encabezadas por los generales Prats y Pinochet (hubo alrededor de 30 muertos en la lucha), Allende habló por cadena radial y llamó a los trabajadores a "tomarse las fábricas". Eso desató una ola de usurpaciones que condujeron a los líderes empresariales de la SFF de entonces, menos entreguistas que los de hoy, a visitar al presidente del Senado, Eduardo Frei Montalva, pidiéndole auxilio. Pero éste les replicó: "Esto se arregla sólo con fusiles.... Vayan a hablar con los comandantes en jefe" (Acta Rivera). Fueron, pero era de noche ya y no los encontraron.

De modo que fue el ímpetu revolucionario (no democrático) de Allende el que "despertó al león dormido". En esos mismos días de la segunda entrevista a Debray, la Cámara de Diputados, por 81 votos contra 47, conminó a las fuerzas armadas a poner término al régimen marxista. Ello también lo reclamaba una gran mayoría ciudadana, desesperada por la escasez, precisamente incrementada por el llamado de Allende a "tomarse" más de 500 empresas productivas. Fue casi un acto suicida inicial de su parte.

De modo que el actual culto periodístico-empresarial a Lagos ha sido útil para acreditar la inexistencia de las "credenciales democráticas" de Allende, documentada por añadidura en el excelente libro "La Dictadura Comunista de Salvador Allende", del argentino Nicolás Márquez, que nadie debería dejar de leer este año y se vende muy bien a domicilio en www.editorialconservadora.cl.

¡Qué útil ha sido el hoy "prócer republicano", ayer marxista convencido, Ricardo Lagos, para verificar las "credenciales democráticas de Allende", que más bien resultan ser "credenciales totalitarias"! Ya en octubre de 1973 fueron ampliamente denunciadas, incluso hasta por los líderes DC Eduardo Frei y Patricio Aylwin, aunque ambos después lo hubieran olvidado, como casi todos los demás chilenos.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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