16 junio 2023 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic 


Un gran revuelo político luego que un parlamentario de oposición grabó unas palabras de nuestro merluzo presidente en una reunión en el palacio de Cerro Castillo, sin avisarle que lo estaba haciendo y luego lo "filtró" a la prensa.

Lo grabado no debe haber sido algo muy importante porque me fui para Twitter a buscar el audio y no lo encontré. Bueno, no lo busqué mucho porque de ser algo importante hoy andaría circulando por todas partes.

Lo que si encontré en Twitter es que los perros del merluzo, grupos como "Boric estamos contigo" y por el estilo quedaron realmente furiosos con el asunto. No se demoraron nada en sacarle en cara al parlamentario que casi 30 años atrás había tenido problemas judiciales por girar cheques sin fondos y anduvo arrancado, asunto que no tiene ninguna relación con lo de ahora.

Y no hay que buscar mucho para encontrar joyitas como esta:

"Que podemos esperar de Miguel Mellado si el tipo es un sinverguenza, un ladrón estafador, como es posible q tengamos a esta gente en el parlamento, como es posible q los q más gritan contra delincuencia tengan en sus filas a delincuentes, estamos muy mal"

O esta otra...

"Fue Miguel Mellado, diputado RN,  el que grabó y filtró el audio, espero sentado para ver las penas del infierno que le llegarán, deberían desaforarlo y echarlo de la cámara de diputados, sin reemplazo, dejarlo preso y que nunca más tenga un cargo público. Viejo de mierda".

En fin, la jauría está desatada y furiosa. 

Para no tener que leer esa clase de estupideces es que dejé de participar en Twitter. En verdad me hicieron un gran favor cuando me echaron de esa plataforma. 

El propio gobierno presentó una querella por infracción al artículo 161 a del Código Penal que se refiere a la grabación y filtración de un audio privado sin consentimiento previo y los políticos de todo el espectro se muestran escandalizados por el "quiebre de confianzas" que significa haber grabado al merluzo sin avisarle. ¿A qué viene tanto escándalo?

Yo creo que una reunión oficial del presidente con los parlamentarios no califica de ninguna manera como una conversación privada, a menos que hubiese sido calificada oficialmente como sesión secreta, reservada o algo por el estilo, como se hace a veces en algunos temas de inteligencia y relaciones exteriores. Este no fue el caso.

Pero obviamente a ningún señor político le gusta que graben sus opiniones sin avisarles y luego las difundan, ya que suelen tener opiniones bastante miserables y muchas veces -en confianza- no tienen tapujos en expresarlas.

Ojo, que estoy hablando de asuntos públicos, actos públicos y por lo mismo de interés público, una reunión política nos concierne a todos y no puede de ninguna manera considerarse como un acto privado.

Para ver la incongruencia de los indignados merluzianos solo pensemos en algo que pasó hace muy poquito tiempo en este mismo gobierno: la grabación y posterior "filtración" de una conversación de la ex ministro Urrejola con su equipo, de contenido tan vergonzoso que le costó la remoción de su cargo.

¿Por qué Urrejola no se querelló contra la tipa de su equipo que grabó y difundió eso? ¿Qué habría pasado si esa conversación no se hubiese conocido? ¿Todavía tendríamos a esa merluza a cargo del minterio?

Resulta que el derecho a la privacidad tiene sus límites y los derechos de los personajes públicos están obviamente limitados cuando desempeñan funciones de interés público. 

Todo lo que dice un presidente respecto de asuntos públicos no debería ser protegido como si se tratase de conversacones privadas, así cuidarían mucho mejor su lengua y las tonteras que tantas veces hablan.

Hay un precedente en esto y es la limitación del derecho a la honra en las autoridades. Existe una sentencia de hace muchos años, dictada por el juez Mario Garrido Montt si mal no recuerdo, donde dice que el derecho a la honra de las autoridades no puede ser protegido al mismo nivel que a los ciudadanos corrientes.

Esto porque las autoridades deben estar sujetas al escrutinio público, por la importancia y delicadeza de sus acciones. Gracias a eso yo puedo llamar merluzo y mamarrache al presidente, amigo de los narcotraficantes el ministro Elizalde y al senador Insulza y etc. sin arriesgarme a que me condenen por injurias (ya que por calumnias no podrían).

Yo entiendo que por la misma razón, las conversaciones de las autoridades políticas no deberían ser protegidas por el derecho a la privacidad cuando se habla sobre asuntos de interés público. O sea, mejor cuida tus palabras mamarracho ("vamos, vamos Cordelia, corrige tus palabras, no sea que malogres vuestra suerte")

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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