Tomas Bradanovic


Muy buenas noticias. Cediendo a la presión desde todas partes el mismísimo merluzo ya dijo que si se rechaza el proyecto de constitución el gobierno no patrocinará un tercer proceso, cosa que después refrendó la vocera de gobierno diciendo "Difícilmente habría condiciones en este Gobierno para iniciar o empujar un nuevo proceso".

Pocos se han dado cuenta que Republicanos la hizo otra vez. Si el proyecto se aprueba tendremos una constitución escrita por los republicanos y si se rechaza sigue la constitución vigente, que es la que Republicanos nunca quiso cambiar. Ganamos en cualquier escenario.

Tontos como Mosciatti y su gente, se quejan porque no se alcanzó un proyecto "de consenso".

Estos son incapaces de darse cuenta que no existe consenso posible entre las ideas de Republicanos con las del resto de la política tradicional, desde socialdemócratas a comunistas.

Cero, ninguno, nulo, zilch, no existe ni un solo punto de contacto en temas relevantes, es como imaginar que Hitler y Ben Gurion elaboren una propuesta consensuada, 

El Partido Republicano no nació para hacer arreglos o llegar a acuerdos con la socialdemocracia o con la izquierda. Todo lo contrario, su ethos es combatirlos porque son los responsables de los problemas actuales ¿cómo van a redactar un proyecto de "consenso" con los que quieren hundirnos?

Nunca una constitución política ha sido fruto de un consenso, lo normal es que sean impuestas por el que tiene el poder para hacerlo, así ha sido siempre. ¿Cuantas "asambleas constitucionales" han escrito alguna constitución en Chile? Cero.

Además es sabido que las asambleas constitucionales son una charada para imponer las ideas del grupo que tiene el poder. Solo recuerden el caso de Bolivia con los indios sitiando la asamblea para obligar que se aprobara un proyecto a la medida de Evo Morales ¿puede llamarse a eso un proceso democrático? No me jodan.

La jugada fue excelente porque se combina muy bien con la contingencia y con el espíritu de los tiempos. El Partido Comunista fue el primero en decir que llamaban a rechazar el proyecto porque afectaba derechos y era un retroceso reaccionario en comparación con la constitución actual.

Resulta que la misma "constitución de Pinochet" que los comunistas insultaban y llamaban a derogar inmediatamente, ahora es la "constitución de Lagos"  que garantiza derechos y asegura libertades mucho mejor que el proyecto de Republicanos, resulta que lo que ayer nomás odiaban hoy es algo que aman.

¿A qué se debe tan grosera voltereta? A un cálculo pequeño, torpe y de cero valor estratégico. 

Ellos piensan que el plebiscito se convertirá en una medición de fuerzas entre la izquierda -que votará rechazo- y la derecha -que votará apruebo- sin darse cuenta que hay importantes sectores de derecha que también llaman a votar "rechazo" por sus propias y atendibles razones.

Si gana el rechazo, calculan ellos, será un triunfo para el gobierno y para la izquierda. Un triunfo insignificante, porque una parte no menor a la derecha de Republicanos también está por el rechazo. 

En este escenario, cobra sentido la postura de Teresa Marinovic, Hermógenes Pérez de Arce y otros nacionalistas que llaman a rechazar,  es muy importante porque le está quitando el monopolio del rechazo a los comunistas.

La euforia del "triunfo" si se rechaza durará muy poco porque también habrán derechistas celebrando. 

Pero recapitulemos un poco para ver cómo llegamos a esta situación tan ridícula e incómoda para los comunistas.

Resulta que desde 1980 ellos vienen reclamando que hay que derogar la constitución y escribir otra nueva por medio de una "asamblea constituyente". Es una demanda histórica y permanente que solo ellos y los grupos más a la izquierda han sostenido.

Porque la antigua Concertación se dedicó a hacer cientos de modificaciones al texto, que finalmente lo hicieron firmar por Ricardo Lagos, hasta le pusieron "la constitución de Lagos" y durante décadas la defendieron.

En el segundo gobierno de Bachelet, que incluyó a los comunistas en su coalición por primera vez, ella nunca se jugó demasiado por el asunto. 

Presentó un proyecto, es cierto, pero a destiempo y casi a propósito para que no fuera aprobado. Era en esos años cuando el socialista Escalona llamaba "fumadores de opio" a los que hablaban de cambiar la constitución vigente.

Pero en octubre de 2019 la violencia callejera se tomó el país, de manera simultánea con Ecuador, Colombia y Bolivia. Entonces fue cuando el aterrorizado presidente Sebastián Piñera ofreció un proceso -anticonstitucional- para crear una nueva constitución, tratando de salvar su propio pellejo político.

Los comunistas sintieron que tocaban el cielo ¡por fin se iba a cumplir su demanda histórica! iban a imponer una nueva constitución a su medida sin pasar por el molesto proceso de ganar elecciones, por secretaría, que es como suelen conseguir las cosas.

Aprovechando el voto voluntario y una serie de condiciones absurdas con cupos asegurados, con paridad de género, pueblos indígenas y cuchufletas por el estilo consiguieron una convención a la exacta medida de sus intereses. Tocaron el cielo y siguieron más arriba.

Siempre he pensado que la mejor forma de hundir a un izquierdista es darle poder. Como sus ideas son disparatadas e inviables, cuando tienen que hacer lo que predican siempre fracasan. Y eso fue lo que pasó con la famosa convención constituyente y su proyecto: un fiasco, mamarracho, un fracaso y una colección enorme de ridiculeces.

Pobres comunistas, por un momento llegaron a pensar "la hicimos". Pero después del fracaso provocado por ellos mismos y sus compañeros de ruta, se quedaron sin opciones. O más bien con la opción de defender "la constitución de Pinochet" que tanto odian. No les quedó otra.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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