Claudio Moran Ibáñez


“Veras que todo es mentira, verás que nada es amor, y al mundo nada le importa, Yira, Yira” (Enrique Santos Discepolo). Dice el estribillo de este otro tango famoso del autor de “Cambalache”, clamando contra la perdida de los valores y la hipocresía del mundo. Absolutamente aplicable a nuestra triste realidad de país en el siglo XXI, en momentos en que vivimos de manera creciente al día a día, la peor crisis de seguridad interna que se recuerde. Al momento de escribir esta columna, otros tres funcionarios de Carabineros, heridos a bala. Es que simplemente Chile es hoy un Estado fallido, que perdió el control sobre su territorio y sus habitantes. Estamos viviendo un nuevo “estallido delincuencial” casi inmanejable, que como hemos dicho antes, fue creado por la izquierda hoy gobernante, incrementada sin duda por este gobierno, y desde hace años y hasta el día, por omisión por una pseudo derecha colaboracionista y cobarde.

Se incuba una crisis de proporciones, que en cualquier momento puede estallar con asesinatos de autoridades o personas más prominentes que los funcionarios policiales que de hecho solo luchan con lo que pueden para sobrevivir. “Siembra vientos y cosecharás tempestades”, pareciera que en nuestro país nadie se hace responsable por sus acciones, si ni siquiera se entiende que todas las acciones humanas, y las inacciones, tienen consecuencias, a corto, mediano y largo plazo. Pero es así como se destruye y después se controla un país. La revolución se hace con el hampa, el crimen organizado, los que nada tienen que perder, no solo lo decía hasta hace poco Boric, sino muchos de sus compañeros revolucionarios. Entonces, saquémonos de una vez la venda de los ojos, no caigamos en la cobardía especialmente de la derecha: este gobierno no va a solucionar un problema que el mismo y sus fuerzas, conceptos y acciones construyeron paciente y conscientemente durante varios años. Esto que sufrimos, este miedo que se ha apoderado de la ciudadanía en la mayor parte del país, es consecuencia directa de la “dictadura de los derechos humanos”, así como de la adoración de lo fácil, lo mediocre, de lo “políticamente correcto”, del “y que importa”, y otros varios conceptos más que carcomieron el tejido social y hoy afloran por doquier como callampas venenosas.

También hemos conocido el borrador de propuesta constitucional de derechos que el dictatorial “comité de expertos” ha concebido, y que, en esencia, es tan globalista y antipatriótico como el mamarracho de septiembre, con el agravante que es el gran salvavidas que esa pseudo derecha tiró a un gobierno que, sin nueva constitución, sigue construyendo de facto su revolución, nunca ha parado, y están recogiendo frutos. A ellos, al gobierno, no le interesa la voluntad popular, pero a la pseudo derecha negociadora del globalismo tampoco le importa, y ambas esgrimen cuando les conviene esa gran mentira de una democracia inexistente. Nos están matando, muchos de esos asesinos son extranjeros, traídos por la izquierda ideológica, por ahora las víctimas directas son policías, pero el estallido asesino puede producirse mañana mismo, esto es incontrolable. Entretanto, un periodismo mayoritariamente mentiroso con la complicidad pasiva de empresarios, infestado de “progres” como la De Allende Salazar, ocultan y distorsionan la información porque están comprometidos con esa revolución globalista. Están sublevados por su despido y es claro, hoy se patea una piedra y sale un “progre”, seguramente con altísimos sueldos como los que paga la TV abierta. Por eso, el “gobierno” gana tiempo día a día, porque la revolución avanza a diario, y el crimen organizado, el terrorismo, la invasión. Porque no van a cerrar fronteras, no van a mejorar armamentos y entrenamiento y sueldos de policías, ni menos desarrollar campañas de aniquilamiento de las bandas criminales y deportación masiva de extranjeros. “Verás que todo es mentira”… si para ganarle la guerra, que en eso estamos, en guerra de guerrillas, hay que partir por la causa de todos estos males y varios más, y esa causa es el gobierno de Boric, el Frente Amplio y el partido comunista, y poner término anticipado a ese gobierno. Chile no aguantará tres años, no solo la economía, nuestro tejido social, nuestra cultura y valores. Chile se muere, su salvación no pasa por constituciones ni leyes, sino por el cambio de gobierno, y la instalación de uno nuevo, patriota, austero, honesto y decente, que se la juegue por Chile.

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