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Cristián Labbé Galilea


Se ha difundido en los medios de comunicación que el gobierno ha constituido una comisión, o mesa de trabajo -como se le quiera llamar-, con el propósito de recordar los 50 años del “Golpe Militar”, y que dicha estructura se replicará en regiones; esta iniciativa debiera generar en toda persona sensata la convicción de que estamos ante una burda distracción, no sólo para encubrir errores y desaciertos, sino que para avanzar en sus aviesos propósitos de reescribir la historia y refundar la institucionalidad vigente.

Tan es así, que un sagaz parroquiano advirtió: “¡o nos ponemos de pie o terminaremos de rodillas…! Estamos en un momento decisivo de nuestra historia… enfrentamos a un contrincante peligroso que, además, sirve a una utopía que no ha prosperado en ninguna parte del mundo”.

En quienes lo escuchaban, su advertencia generó una luz de esperanza al comprobar que había muchos como él, convencidos que había llegado la hora de dejar de lado aquello que nos pudiera dividir, para unir fuerzas en una sola causa: ¡la causa de la verdad y la libertad!

Que ningún lector se mueva a engaño, no se trata de defender mezquinas causas: políticas, económicas o sociales; se trata de algo superior, se trata de defender la verdad histórica, la tradición republicana y por sobre todo la libertad… hoy amenazada.

¿Alguien duda que lo que está en riesgo es nuestra libertad, individual y social? Por lo mismo, hay que reaccionar, y en esa reacción deben converger, sin limitaciones, nuestros valores y criterios, nuestra razón y nuestra voluntad. No debe existir otra coacción que el respeto a los demás, al bien común y a los principios de una real democracia…

No hay dudas en la amenaza que hoy se cierne sobre nuestra realidad. El Gobierno, con su siniestro actuar, a través de la mentira, el engaño y la tergiversación de la historia, está sembrando en el país el odio, la violencia y la división; para lograr sus propósitos están, soterradamente bajo la estructura del Estado, aprovisionado a sus “agentes” con colosales recursos.

Por último, ante las aviesas intenciones del gobierno, esta audaz pluma sugiere a sus valerosos parroquianos: civiles y militares; trabajadores y empresarios; intelectuales y obreros… a todos sin excepción, que la respuesta a esa odiosa amenaza debe ser categórica e intimidante. No hay otro camino: se acobardaron hace 50 años; ahora tienen que volver a sentir lo que significa ver al país de pie… Tienen que saber que tendrán, con la verdad, con el verbo y con la acción, una dura y tenaz oposición.

Una reflexión final… Si el 73 las Fuerzas Armadas y Carabineros salvaron a Chile de una guerra civil, construyeron una institucionalidad que le dio orden, estabilidad, progreso y bienestar, hoy le corresponde a la Sociedad Civil y Política, unirse y movilizarse en la defensa de… la verdad, la historia y la libertad… ¡Amén!

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