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Por: Enrique Subercaseaux.
Director Fundación Voz Nacional


El Banco Interamericano de Desarrollo debe elegir un nuevo presidente. El actual, el colombiano Luis Alberto Moreno, está en el cargo desde el año 2005. Existe una regla tacita que los presidentes (solo ha habido 4 desde 1960) son de América latina, y el vicepresidente de los Estados Unidos.

Sin embargo, al no existir un consenso sobre un candidato idóneo, el presidente Donald Trump decidió presentar un candidato de su país.

Con esta iniciativa comenzaron los problemas, y el progresismo de la región impulso una moción para postergar la elección para marzo del próximo año, con la esperanza de Trump no sea reelecto en noviembre próximo.

Es decir, se ha politizado una cuestión eminentemente técnica, en un organismo financiero cuyo desempeño hasta el momento ha sido bueno pero que, con el grado de polarización ideológica de la región y el mundo, puede caer en manos no idóneas (como la CEPAL, guarida del progresismo regional) y anular la efectividad de su trabajo.

La clase política regional aun no cae en cuenta de la severidad de la crisis económica y financiera que se cierne sobre la región (que será en su globalidad una de las mas afectadas) y el mundo. Y, por consiguiente, la labor del BID debe ser lo mas transparente y eficiente posible. Es decir, no caer en los problemas que ha presentado la Organización Mundial de la Salud que, a estas alturas, son secreto a voces ante la opinión pública mundial por su imprudente manejo de la presente pandemia.

La reactivación económica será muy difícil y lenta, ya que los mercados regionales deben levantarse en sincronía, ya que retroalimentan los unos a los otros, y el comercio exterior será de recuperación lenta, para la generalidad de los productos, ya que se buscará postergar el consumo de cierto tipo de bienes.  EL dinero fresco, es decir, los influjos financieros, serán de vital importancia para echar a andar las economías.  Y estos flujos están concentrados mayoritariamente en los Estados Unidos, vía organismos multilaterales, en parte, y vía sector privado.  Al mismo tiempo, y no puede desconocerse este hecho, los mercados financieros están absolutamente interconectados en una solución de continuidad 24/7 y geográfica.

Los flujos financieros son eminentemente conservadores. Para prueba de lo anterior hay que tener presente que el principal tenedor de deuda publica de los Estados Unidos es la Republica Popular China.  Y en esta época de crisis la búsqueda de valores-refugio es notoria (por ejemplo, el oro y los bitcoins) lo que es una prueba adicional de su conservadurismo.

Antagonizar con el tema el BID a los Estados Unidos no es una buena y meditada medida. Aliarse con el progresismo regional, como Argentina y México, lo es menos aún.  Argentina, por ejemplo, está a un paso de quedar al margen de los mercados financieros globales, como lo ha estado en el pasado, y es muy improbable que pueda aportar gestión alguna a la Presidencia del BID (corren ellos con un candidato).

Chile ha comenzado a aprobar legislación lesiva a la inversión extranjera. No solo una reforma tributaria que ha sido contraproducente, sino que se esta trabajando en legislar sobre el futuro de las AFP, cuyas administradoras son mayoritariamente de Estados Unidos, cosa que no hace nada por ganarse el favor de los mercados financieros internacionales, ni de Washington, que se caracteriza por defender a sus empresas en el exterior ante el acoso arbitrario de legislación adversa.

Chile esta en camino de convertirse en irrelevante. Basta que se acentúe el proceso de insurrección narco-terrorista y comience el anunciado proceso constituyente.  El capital, eminentemente conservador, se ira. En los momentos que mas lo necesita para sentar las bases del reinicio de la economía y su respectiva recuperación.

Las elites políticas poco quieren entender de esto ya que, en general, están pecuniariamente aseguradas; y están en un proceso de favorecer soluciones basadas en la demagogia y el populismo.

Como resultado de lo anterior, ante un mundo en desorden y sumido en la incertidumbre, el capital se volverá escaso, y quienes tienen el control de los flujos, preferirán países que presenten una mayor cercanía con los Estados Unidos, que en la región son Colombia y Brasil.

El mundo inevitablemente cambiara. Habrá una traslación hacia gobiernos más autoritarios, a un mundo mas fragmentado y a un avance mucho mas acelerado de las economías, en su desarrollo y en su evolución, producto de las nuevas tecnologías.

Las mismas que se están poniendo a prueba hoy con el manejo de la pandemia.

Elegir los aliados mas adecuados es mas importante que nunca. De crucial importancia.

Tal parece que nos quedaremos debajo de la micro.

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