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Por Enrique Subercaseaux.
Director Fundación Voz Nacional


El mundo ha sido testigo de un fraude mas que evidente. Millones lo vieron por televisión.

Investigando sobre esta ocurrencia electoral, comienzo a descubrir que hay muchos fraudes documentados, y otros mas por documentar, por lo que no es nada fuera de lo común.

El acceso al poder es irresistible. Y caro.  Y la oficina mas prestigiosa de los Estados Unidos prueba ser una atracción fatal.

Para llegar a ella hay que hablar, coaccionar, prometer, ser elocuente. Una vez instalado en ella, no es necesario tener buena memoria.

Lamentablemente, hoy por hoy, en las elecciones las sociedades se juegan mucho.  La política se ha polarizado, y se ha perdido la calidad de antaño.  Los grandes discursos son cosa del pasado. Los conceptos hoy son bastante mas básicos. Y en una sociedad que se ha vuelto esclava de las redes sociales, no solo hay que simplificar las ideas, sino que sintetizarlas también. Un articulo de dos paginas es demasiado largo, y excede la longitud del Tolstoi de antaño.

No tenemos tiempo para pensar, para leer y para entender. En realidad, ya no sabemos con claridad lo que nos jugamos, en elecciones propias y en las ajenas también.  Ya no es solo el bienestar, el trabajo estable, una salud decente y unas prestaciones sociales mínimas. Se trata de la integridad de nuestra familia, de la lucha de la verdad contra la mentira, y de querer coartar el deseo de trascendencia de la persona, llave a la voluntad y la libertad individuales.

En efecto. Somos testigos de cómo la violencia y la coacción se han hecho dueñas del proceso político. El Gobierno en Chile, por ejemplo, desechó sus programas, sus acciones y sus valores al momento de ser extorsionado por una ola de violencia sin precedentes desde el 18 octubre 2019.

Venezuela esclaviza a su pueblo (los que pueden se arrancan), los atemoriza y los coacciona, teniendo como único fin la permanencia en el poder a como dé lugar.

Pensábamos que Estados Unidos, meta e ideal para tantos, seria impermeable a estos fenómenos, pero el proceso electoral en curso (no olvidemos que viene ahora el capítulo jurídico) estuvo jalonado por hechos de violencia, tanto física como verbal, desordenes urbanos y destrozos de símbolos icónicos de una cultura que simboliza la libertad y el esfuerzo colectivo de muchos que, a lo largo de una historia fecunda, han formado y contribuido a plasmar un gran país.

Como observadores somos, en muchas ocasiones, incerteros y superficiales. Un candidato era atípico y deslenguado, el otro viejo y olvidadizo.  Pero lo cierto es que uno solo fue el que plasmo con su esfuerzo, tesón y sentido de valores ecuánime, una obra que perdurara. Crecimiento económico solido; manejo de una pandemia (de la cual nadie sabe hasta hoy demasiado) razonable. Reconfiguró el sitial de Estados Unidos en el corazón de sus propios habitantes y contribuyo a la paz mundial con históricos acuerdos de paz y cooperación en el medio oriente.  Neutralizo al tiranuelo de Corea del Norte en base a un dialogo que trajo paz, aunque poco más.  Bastante a mis ojos.

Mas importante que todo lo anterior, defendió a la persona. A su libertad y a sus deseos naturales de trascendencia. Blindo a la familia de los asaltos egoístas del progresismo y sus políticas y teorías clientelares, que son el germen de destrucción no solo de la sociedad, sino de las libertades centrales de occidente.

Enfrento la quimera de lo políticamente correcto y la estada de ciertas iniciativas llevadas a cabo por organizaciones internacionales: la OMS es prueba viva de cuánta razón tenía.

Esto es el legado central de un candidato.

El otro, que se proclama ganador, faltando aun las formalidades del Poder Judicial de ese país, ha estado décadas en política, teniendo muy poco que mostrar (aunque ya varios políticos chilenos han circulado fotos con el en las redes sociales). Si no hizo nada antes: hará algo ahora ¿

Los americanos esperan, y el mundo observa como los americanos esperan.

Lo mas probable es que salga poco o nada, y renacerán los problemas en el Medio Oriente. China seguirá con su expansionismo de soft-power que poca empatía tiene con países que no saben defenderse por desconocer al adversario. (Asia se salva porque conoce a China).

La economía tiene pocas posibilidades de remontar si se cumplen las promesas de aumentar impuestos, desarrollar el “Green Deal ecológico” (proyecto faraónico donde científicos y políticos juegan a ser dioses), y aumentar el sueldo mínimo mucho más allá de lo que aconseja el “mercado” (tan demonizado en tantas partes, pero que tan bien funciona en los Estados Unidos).

La prensa de Estados Unidos ha mentido a lo largo de estos 4 años sobre el inquilino de la Casa Blanca. Ha falseado sus resultados. Ha confundido a la opinión publica y ha promovido las causas progresistas más allá de lo que aconseja la prudencia. La prensa de los Estados Unidos goza hoy día de un nulo prestigio y una desafección de lectores pasmosa.

Al Gore fue proclamado (falsamente) presidente hace algunos años. Tuvo que rebobinar sus ansias. Pero hizo luego una brillante carrera como futurólogo del clima y del medioambiente.  Nada de lo que dijo se cumplió. Pero en el proceso se hizo muy rico, lo que habrá servido para endulzar la derrota.

Hemos olvidado lo básico. “Por sus obras los conoceréis”.  Preferimos hoy los cantos de sirenas del populismo y el progresismo; en circunstancias que una simple observación e investigación nos confirma solo un rosario de mentiras, hábilmente urdidas.

Seguirá la teleserie en el gran país del norte.  Recuerdo House of cards. Esta tuvo que terminar rápidamente cuando su protagonista masculino se vio envuelto en algún escándalo sexual, el que nunca fue probado.

Pasara lo mismo ahora ¿?

Siempre quedaran los premios de consuelo para los políticos derrotados. Pero son las personas y la sociedad las que se van deteriorando ininterrumpidamente desde hace algunas décadas.

Coincidentes estas cuando la casta política insistió en lo políticamente correcto, que al principio era media verdad y hoy una mentira pura y duda: así es porque los resultados no están por ningún lado.

Y así sigue el mundo en alegre marcha hacia la esclavitud y el oprobio.

Lo predijeron George Orwell y Aldous Huxley. Es tiempo de releerlos.

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