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Gonzalo Rojas S.


Lo muestran todas las encuestas: los jóvenes con título universitario o técnico (o que estudian en la Educación Superior) le dan un importante apoyo al candidato del Partido Comunista y del Frente Amplio, Gabriel Boric.

No es ninguna novedad. Esa misma tendencia es la que explica las victorias que esa coalición de izquierda dura ha obtenido en los municipios de Santiago, Valparaíso, Viña del Mar y Ñuñoa, todos sectores de fuerte presencia estudiantil o juvenil.

Para que podamos enfrentar esa votación y lograr revertir en parte su tendencia, hemos de distinguir dos grupos.

Por una parte, las militancias ideologizadas del PC y de algunos miembros del Frente Amplio (y quizás unos poquísimo PS, PPD y jóvenes de esa DC devenida en mapucista). Ahí no hay nada que hacer por ahora; será más adelante -cuando la vida les demuestre su tremendo error vital- que podremos contar con algunos de ellos. Son un grupo ideologizado, unos por las tesis Leninistas tradicionales y otros por la ofensiva de Laclau y Mouffe.

Pero, por otra parte, están esas decenas de miles de jóvenes adherentes de Boric que actúan desde muy variadas sensibilidades emergentes, no integradas en una sola ideología: animalistas, ecologistas, feministas radicales, secularistas, indigenistas, no extractivistas, transhumanistas, veganos, generistas, etc., etc.

Lo insólito es que esa gente joven asume todas estas opciones a partir de un piso económico-social que les permite sofisticar su demandas (sus necesidades básicas, medias y altas, están más que satisfechas) y creen que esa base de bienestar de la que hoy disfrutan es inmodificable. Eso los lleva a pensar que, al votar por Boric, podrán desplegar sus sofisticados anhelos sin que pierdan ninguna de las plataformas burguesas desde las que se plantean.

Ahí está el error fundamental que con paciencia hay que hacerles evidente: ese piso del que disfrutan  -por méritos grandes de las generaciones anteriores y casi nada debido a ellos mismos-  se les va a derrumbar, carcomido por las termitas del socialismo.

Sin drama, habrá que mostrarles que si una pandemia dejó a un millón de chilenos sin trabajo -¡eso fue real!- el socialismo tiene el mérito histórico de conseguir lo mismo y algo mucho peor  -inflación, cesantía, desabastecimiento, etc.-  por voluntad humana. La cesantía será de nuevo evidente, el consumo caerá a niveles paupérrimos, las opciones multicolores que hoy se les presentan desaparecerán en el gris de la intervención estatal. Es que entonces… ¡emprenderé!, nos contestarán. Y les diremos: no; no tendrás mercados.

Ciertamente, es triste tener que hablarle a los miembros de la generación sub 35 pro Boric en términos meramente económico sociales. Ya nos gustaría hacerlos razonar desde una mirada antropológica, pero hoy no están disponibles para esa argumentación.

Por ahora nos tenemos que limitar a hacerles ver la contradicción flagrante que hay entre lo que aspiran a conseguir -sin negarles su libertad para hacerlo, aunque en tantas cosas estén equivocados-  y la imposibilidad de que lo logren debido a que una presidencia Boric consolidaría en el país el estancamiento económico, la inestabilidad institucional y la violencia política.

Hoy, esa generación lo tiene casi todo. ¿Quieren de verdad arriesgarlo casi todo?

Dicen que no les gusta el sistema, pero ¿no son conscientes de que el sistema… son ellos mismos?

Fuente: https://viva-chile.cl/2021/12/boric-seria-su-perdicion/

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