viernes, 10 de noviembre de 2017
Cuando yo era niño le preguntaba mucho a mi padre, y mi madre me retaba por ser tan “preguntón”. Una vez, supongo que hace como setenta años, él iba saliendo y le pregunté dónde iba. Me contestó, “a votar”. Le pregunté por quién iba a votar y me dijo “Por Pablo Aldunate Phillips”; le pregunté por qué, y me dijo: “Porque es un hombre muy honorable”. No olvidé más esa lección.
Pasaron más de veinte años y en 1973 yo era candidato a diputado. Me llamó don Pablo Aldunate para pedirme que fuera a su oficina. Me dio un cheque de aporte a mi campaña y yo le conté que mi padre votaba por él y por qué.
Después han pasado más de cuarenta años y me dispongo a votar por José Antonio Kast por la razón que me enseñaron, es decir, porque es “un hombre muy honorable”, aparte de interpretar mis ideas. Pero desde una candidatura que no cumple ninguno de ambos requisitos insisten en decirme que eso es “darse un gustito”, como si fuera algo pecaminoso.
Pues impera una nueva modalidad o moralidad, fundada en que “hay que ganar” como sea y en que “el fin justifica los medios”. No importa que el candidato no sea de nuestras ideas ni muy honorable, sino porque “va a ganar”. Lo que importa es sacar a la izquierda del poder, dicen.
Pero el contrasentido de eso reside en que, además, la forma más segura de sacar a la izquierda del poder es votando por José Antonio Kast para que aventaje a los candidatos de la izquierda, cosa que debiera ser fácil, porque ellos son seis que se dividen una mitad de la votación, mientras los del centro a la derecha son dos para dividirse la otra mitad. De tal manera que si mucha gente “se diera un gustito” votando por el único candidato de derecha, pasarían a segunda vuelta él y el de centroderecha (de quien nadie duda que tiene asegurado su paso a segunda vuelta), dejando fuera del poder a la izquierda en nueve días más.
Pero parece que los que extorsionan con eso de “darse un gustito” piensan que la gente de derecha y que respeta la ética es tonta y no es capaz de darse cuenta de lo explicado en el párrafo anterior. En el hecho, “la honradez premiada” puede tener lugar una vez más, pues votar por Kast no sólo es más moral sino que también resulta más electoralmente conveniente.
El candidato al cual se quiere favorecer con el chantage está tan seguro de que es verdad lo que dice la encuesta CEP, en el sentido de que el 81 % de la gente de derecha vota por él, que ha iniciado una maniobra hacia la centroizquierda, de “toma de control hostil” de la DC. Para este fin ha lanzado una crítica ética a su candidata, acusándola de nepotismo y olvidando completamente el refrán que aconseja: “no lances piedras a tu vecino cuando tengas tejado de vidrio”.
Pues la agredida ha contraatacado detallando públicamente el prontuario de su agresor, quien a su vez ha duplicado diciendo que no caerá en “revolcarse en el barro”, como supuestamente lo estaría haciendo ella. Traducción: “revolcarse en el barro” = lectura del prontuario del candidato que la acusó.
Soy de derecha y votaré por un candidato de derecha. Y lo haré, además, porque es “un hombre muy honorable”. Me lo enseñaron desde niño y –“la honradez premiada”— confiando en sacar a la izquierda del poder en la primera vuelta.
Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.cl/
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