Imprimir

12 DE ENERO DE 2022 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Gulliver sólo se dio una vuelta por acá y casi inmediatamente se marchó porque, dijo, "hay demasiados imbéciles". Le bastó saber que habíamos elegido presidente al peor candidato de todos (con excepción de Jadue y Artés) y que la coalición gobernante se llamaba "Apruebo Dignidad". "¿Qué es eso?", preguntó extrañado al principio. "Dos imbecilidades", le expliqué: "'Apruebo' nació de que no se atrevieron a proponer "Si", porque eso recuerda a Pinochet, al cual el país le debe todo y por eso lo odian. Y 'Dignidad' alude a un terreno arrasado, un eriazo vergonzante que los mismos del 'Apruebo' generaron al destruir la más bella plaza de Santiago. Así es que 'Apruebo Dignidad' resume y rezuma estupidez y violencia."

Le expliqué adicionalmente: "son tan imbéciles que para destruir el modelo de la libertad están impulsando un 'impuesto a los superricos', creado en Francia a instancias de Piketty y que el centroizquierdista Macron después tuvo que suprimir cuando ya se habían ido 60 mil, encabezados por Gérard Depardieu, que se llevó su fortuna a Rusia, donde el impuesto es 13 por ciento parejo. Y acá ya Boric está apurando el indulto a los delincuentes extremistas, mientras hay una cárcel llena de caballeros presos por haberlos derrotado hace medio siglo. Chile es el mundo al revés".

Gulliver entendió eso, y también que Chile se llenara de inmigrantes ricos y pobres que vienen felices a vivir acá y que todo ello se lo debemos a Pinochet, a quien profesores comunistas rascas y padres con cerebros lavados le han enseñado a la mayoría a odiar. Pero Pinochet fue el único que pudo derrotar al terrorismo, pacificar el país y darle prosperidad. Bajo él éramos un país mucho mejor en términos de seguridad y orden que hoy. 

"Lo peor", le añadí, "fue que del estúpido y violento "Apruebo" nació a la fuerza (un vicio del consentimiento) una Convención ridícula para reemplazar la Constitución de 1980 que le dio a Chile el período más largo de prosperidad, bienestar y tranquilidad de su historia. Para robarles a los que tienen algo ahora los imbéciles creen que se requiere otra Constitución, cuando el sistema en realidad está regido por el Código Civil, copiado del de Napoleón; por el de Comercio, el de Minería, el de Aguas y todo un entramado de normas propias de una sociedad libre forjado durante dos siglos. Aunque hicieran otra Constitución (lo que no van a lograr) pasarían muchos años antes de que pudieran robárselo todo", le pronostiqué, y él estuvo de acuerdo.

También antes de partir le expliqué que lo de "la desigualdad" que aducen los imbéciles es otra mentira, pues el modelo neoliberal dio demás la plata para que los pobres dejaran de serlo y se igualaran a los demás. Me bastó leerle la columna de Rolf Lüders de "La Tercera" del 01.11.19 y de mostrarle el mismo diario de 20.11.21 donde se prueba que la burocracia socialista politizada, que es la que se ha quedado con la plata, gana un 50 % más que igual función en el sector privado.

"Ya sé, ya sé", me dijo impaciente, con un pie en el estribo. "Eso en otras partes es igual, pero sólo acá los imbéciles no se han dado cuenta y hacen mayoría. Entonces me voy", dijo finalmente Gulliver.  Pero alcanzó a añadir: "Entiendo que ya una vez echaron a los imbéciles. Sólo volveré cuando lo vuelvan a hacer". 

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

.