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24 DE ENERO DE 2023 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Las personas más ricas ya no viven acá. Una empresaria que surtía a señoras de ese nivel perdió su negocio porque todas sus clientas, salvo una, se fueron a vivir afuera. Éstas y sus familias "vienen" a Chile, pero ya no "viven" acá. 

Hoy El Mercurio (B4) informa que las "family offices" de los adinerados se llevarán este año el 67 % de su inversión al extranjero. Pero el 50 % de esas "family offices" se muestran "muy optimistas" con el nuevo proceso constituyente. Esa élite está muy perdida o se entregó. Evidentemente no le importa la desaparición de la previsión privada, de la salud privada, de la educación particular subvencionada ni los mayores impuestos a todo ni la dictadura judicial ni el estado general de antijuridicidad y temor ambiente, que se verán reforzados por la nueva Constitución que desde hace tantos años impulsa el comunismo, hoy respaldado por la élite.

Pero Chile "comenzó a perderse" hace mucho, cuando la familia, el núcleo fundamental de la sociedad, empezó a desaparecer. Hoy tres de cada cuatro chilenos nacen fuera del matrimonio y sin un hogar con padre y madre. De ahí salen la primera línea, los saqueadores, las encerronas y los que asaltan y apedrean vehículos y trenes desde pasos sobre nivel.

Chile también se perdió desde que cualquier extranjero pudo entrar al país sin control. Antes no sabíamos lo que eran los "sicarios", por ejemplo; ahora los sufrimos. Apareció el negocio "negro" pero "bueno" de trasladar a los que ingresan por fronteras abiertas y van al lugar del país que deseen (he visto los videos con colas de autos y colas de inmigrantes, con cero vigilancia fronteriza.)

Chile se perdió desde que se pudo ocupar impunemente un terreno o una propiedad ajenos sin que el dueño pudiera recuperarlos.

Chile también se perdió desde que la justicia persiguió más a policías y uniformados que a vándalos, saqueadores, delincuentes y terroristas. Éstos han quedado impunes y, si no, han sido indultados, indemnizados y hasta reciben pensiones de gracia. 

Chile se perdió cuando, por primera vez, un Presidente de la República se rindió ante los subversivos alzados. Antes éstos siempre habían sido combatidos con éxito en cada una de las decenas de rebeliones izquierdistas registradas por nuaestra historia. Y en particular entre 1973 y 1990.

Chile también se perdió hace dos décadas, cuando el Poder Judicial cayó en manos de la izquierda radical. Ésta ejerce una dictadura tal que recién ha llegado al extremo de condenar al diputado Johannes Kaiser por opinar en favor de la sentencia de un Consejo de Guerra dictada en 1974. Esa opinión se castiga como "discurso de odio". Hablar de la historia reciente puede ser delito en el país de hoy.

Ya una vez Chile se perdió en 1970, pero se salvó en 1973. De nuevo el 4 de septiembre último se salvó de perderse (esa vez sin vuelta) gracias al voto obligatorio. Hoy la única esperanza del país reside en el voto obligatorio del 7 de mayo próximo. Ojalá los políticos no cambien de nuevo ex post el texto de las disposiciones que permitan preservar la Constitución actual. Ya lo perpetraron después del 4 de septiembre pasado. Fue una falsificación memorable y de ribetes penales (léase el art. 193 N°3 del Código Penal) que, no obstante, ha permitido iniciar un nuevo proceso constitucional (mejor dicho "inconstitucional", pues carece del respaldo del poder constituyente originario.) 

En fin, si antes podíamos decir "¡Adiós América Latina!" porque parecíamos país del Primer Mundo, hoy podemos decir "¡Adiós Chile!" porque tal país ya se perdió.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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