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24 de junio, 2020

 

 

 

 

 

 

 

Jose Antonio Kast
Presidente Partido Republicano


Nadie está exento de responsabilidad política, civil y criminal por su rol en esta crisis. Pero un político razonable y con buena fe, sabría distinguir el momento adecuado para hacer ciertas presentaciones y las prioridades que deben ocupar a las instituciones públicas y privadas en los momentos de crisis.


Entre 1918 y 1921, en Chile murieron 43.000 personas como consecuencia de la llamada “Gripe Española”. En esa época, dirigía el país el Presidente Juan Luis Sanfuentes y, según se afirma, terminó su mandato abucheado y cuestionado por su mal manejo de la pandemia.

Más de 100 años después y con una nueva pandemia a cuestas, la situación política no parece haber cambiado mucho. Hoy, nuevamente, en vez de centrar todos los esfuerzos en combatir la pandemia y evitar más contagios y muertes, la clase política se empeña en atacar al Gobierno, en criticar y cuestionarlo todo, como si eso contribuyera a resolver algo o a salvar una vida. El símbolo de la miseria política, que representa el oponerse por oponerse, lo representa el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue. Antes que dedicarse a resolver los contagios de su comuna, de fiscalizar las fiestas clandestinas de Recoleta o evitar las aglomeraciones que día a día se ven en la Vega, el dirigente comunista dedica toda su energía a cuestionar al Presidente y a ocupar los medios de comunicación para su beneficio político.

A tal extremo llega el alcalde Jadue, que presentó una querella en contra del Presidente de la República y el ex ministro Mañalich, para hacerlos responsables de las muertes en su comuna, activando con ello todos los protocolos y tramitaciones judiciales respectivas que implica la presentación y desenlace de una querella de esta magnitud.

Nadie está exento de responsabilidad política, civil y criminal por su rol en esta crisis. Pero un político razonable y con buena fe, sabría distinguir el momento adecuado para hacer ciertas presentaciones y las prioridades que deben ocupar a las instituciones públicas y privadas en los momentos de crisis. Claramente, en medio de la pandemia más grave del último siglo y en el peak de la misma en nuestro país, cuesta entender lo que mueve al alcalde Jadue al hacer esta grave acusación y el momento que usa para desplegar su agenda política.

Hace 3 años, Chile eligió a Sebastián Piñera como Presidente y le dio la legitimidad en las urnas para hacerse cargo del país. Más allá de las diferencias que existan y de la distancia que uno y otro tenga con él, tengo la convicción de que se ha entregado por completo en la tarea de resolver esta crisis. Creo también, que el Ministerio de Salud y otros Ministerios, han buscado resolver los complejos desafíos de esta pandemia con todo el apoyo técnico y profesional posible, asumiendo distintas estrategias para enfrentar la incertidumbre y el descontrol de una enfermedad sobre la que no sabemos tanto.

Una vez que pase la pandemia habrá tiempo para hacer las evaluaciones y exigir las responsabilidades que correspondan. Pero ocupar el tiempo hoy para hacer justicia no parece ni prudente ni razonable. Criticar desde la comodidad de la oposición es muy fácil, pero gobernar una pandemia es muy difícil. Los políticos tenemos dos alternativas frente a la pandemia: una, ser constructivos, colaborativos y contribuir, desde la unidad, a permitir que la pandemia sea lo menos dañina para el país; otra, es usarla para demostrar lo miserable que puede ser la política, al usar nuestros recursos y tiempo para cuestionar y criticar a un Gobierno que no tenía la pandemia en su programa, pero que tiene el deber de enfrentarla. De cada uno depende elegir que camino nos representa mejor.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/jose-antonio-kast-politicos-miserables/

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