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29 septiembre, 2020 

 

 

 

José Antonio Kast
Presidente Partido Republicano


Mientras Chile no esté recuperado de la pandemia y en condiciones sanitarias, sociales y económicas adecuadas para enfrentar una elección de este tipo, lo razonable es postergar e incluso suspender indefinidamente este proceso.


La obsesión de la clase política tradicional con el Plebiscito está llegando a niveles insólitos. En medio de la crisis sanitaria, social y económica más grave de las últimas décadas y de una pandemia que Chile no había vivido en siglos, el Gobierno sigue insistiendo en medidas especiales para hacer campaña, para estimular la participación y para seguir con este acto a como dé lugar.

Nuestra postura ha sido clara desde un principio: consideramos que este Plebiscito tiene un vicio de origen porque fue impuesto por la violencia y por el chantaje que grupos radicalizados, con la complicidad de la izquierda, realizaron a toda la clase política. Aún así, por deber patriótico, hemos liderado la campaña del Rechazo a este proceso constituyente, ante la ausencia de liderazgos en la derecha que tengan el coraje para defender una Constitución que le ha traído enormes beneficios al país.

Luego vino la pandemia, que cambió por completo la forma en que nos relacionamos, trabajamos y vivimos nuestras vidas. El Plebiscito, en ese minuto, pasó a ser absolutamente irrelevante y se pospuso, entendiendo que la vida de los chilenos era mucho más importante que los problemas que le aquejan a la clase política.

Aún así, los políticos tradicionales mantuvieron su decisión de realizar este acto y de fijar el 25 de octubre como una nueva fecha para realizarlo. A menos de 30 días de ese hito, la pregunta honesta y sincera que tenemos que hacernos es si están dadas las condiciones para realizarlo o no. Al menos de nuestra parte, esa respuesta es simple: No.

Primero, la mayoría de las elecciones en todo el mundo durante esta pandemia han sido postergadas. Segundo, en aquellos países en que se realizaron, ninguno de esos países se encontraba en cuarentena. Tercero, la mayoría de los países donde hubo elecciones, los contagios aumentaron en las semanas siguientes a la realización de éstas. Cuarto, en la mayoría de los países donde se realizaron las elecciones, el número de votantes disminuyó respecto del promedio de votantes históricos.

A diferencia de algunos políticos, nosotros queremos que en las elecciones de cualquier tipo participen la mayor cantidad de ciudadanos y sean ellos, de manera masiva y comprometida, quienes tomen las mejores decisiones para un país. En un Plebiscito tan importante como el que enfrenta Chile, sin duda la elección más importante de los últimos 40 años, queremos y anhelamos que sean millones los chilenos que concurran a votar.

Por eso, creemos que es indispensable que los mismos políticos que nos pusieron en esta situación asuman la responsabilidad y nos saquen de ella. Mientras Chile no esté recuperado de la pandemia y en condiciones sanitarias, sociales y económicas adecuadas para enfrentar una elección de este tipo, lo razonable es postergar e incluso suspender indefinidamente este proceso.

Chile el próximo año renueva su Parlamento y lo lógico es hacer coincidir esta elección con una decisión como la que enfrentamos ahora. Que sea el nuevo Congreso, elegido democráticamente, el que asuma la tarea de reformar la Constitución y que sean los chilenos, con su voto, los que le encarguen ese mandato si es que así lo desean.

 Fuente: https://ellibero.cl/opinion/jose-antonio-kast-el-voto-o-la-vida/

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