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Juan Antonio Montes Varas
Credo; pasado, presente y futuro de Chile


Lo que determina la acción de un político son sus discursos y promesas públicas. De su fuero interno, de sus intenciones, de sus convicciones privadas sólo Dios puede juzgar.

Por lo anterior, las declaraciones formuladas por el Alcalde de Las Condes, en relación a la necesidad de optar por posiciones de carácter socialdemócratas, deben ser juzgadas en su mérito y no si ellas son de carácter populista, demagógico o con intenciones meramente electoralistas.

¿Qué decir entonces de su invitación a constituir un gobierno socialdemócrata de convivencia nacional?

En primer lugar habría que preguntarle al Alcalde en qué consiste, en concreto, su convite a asumir las posiciones socialdemócratas y en qué ellas se diferencian de la actitud asumida por el actual Gobierno del presidente Piñera.

En realidad, nadie podría con honestidad, tildar al actual mandato Piñera como un gobierno de derecha. Al contrario, él se ha encargado de intentar desdibujar sus promesas electorales tanto cuanto ha podido y, pari  passu, a promover puentes de supuesto entendimiento con la izquierda, sin excluir ni al PC.

Lo que obtuvo el actual Presidente en esta su estrategia ya lo conocemos. Una asolada de violencia que casi le cuesta el cargo y una oposición que, pese a todos sus gestos de “buenismo”, le ha negado la sal y el agua.

Sin embargo, el Gobierno no ha cambiado su estrategia.

La semana pasada, a través de su Ministro de Justicia, le concedió privilegios y regalías al asesino del matrimonio Luschinger Mackay, que rayan en la ilegalidad. Antes que se secara la tinta del referido acuerdo, los cómplices de Córdova continuaban sus delitos sin pausa ni descanso, con incendios, atentados a transportistas, baleo a una menor de 9 años, y otras acciones terroristas del género.

Cansados de esta situación de impunidad y de amenaza permanente al gremio, los camioneros iniciaron un Paro parcial exigiendo medidas serias para el restablecimiento del Estado de Derecho. La convocatoria, como no podía dejar de ser, encontró un amplio respaldo en los agricultores, comerciantes y, en general en toda la ciudadanía cansada de esta violencia y de la apatía gubernamental.

¿Qué exigen los camioneros? Algo tan sensato como “Paz y no violencia” y la urgente tramitación de 13 proyectos de ley necesarios para restablecer el Estado de Derecho.

Esta es la situación general del País, una minoría empeñada en acciones terroristas; una mayoría de la izquierda política que la justifica; y un Gobierno que no consigue convencer ni a adversarios ni simpatizantes. Nadie que mire con imparcialidad y buena fe la realidad nacional puede negar tal evidencia.

¿Cómo entender entonces los llamados de Lavín a un próximo gobierno de aparente entendimiento, con medidas  socialdemócratas, de convivencia, etc., frente a una izquierda que se radicaliza y a un Gobierno que no ha hecho sino lo que él propone?

Comparemos la situación a un incendio intencional, ya que ellos están tan a la orden del día.

¿Qué dirían los habitantes de un condominio que está siendo quemado por una minoría de pirómanos, si oyeran la voz de un prominente vecino que propusiera medidas de semi combustión permanente que deje contento a los pirómanos?

Obviamente que su fórmula es la de un V Columna.

Si efectivamente el Alcalde es sólo un vendedor de promesas o un V columna, está en su fuero interno, no juzgamos sino sus declaraciones (las de ahora, por supuesto, pues no sabemos las de mañana)

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