29 julio, 2025
por Magdalena Merbilháa
La derecha se compró la idea que para ser democrática debe incluir, mientras que la izquierda excluye a cualquiera que esté al centro o la derecha, calificándolos de antidemocráticos o un peligro para la misma.
Esta semana hubo dos eventos claves que nos permiten poder leer mejor la política imperante y la importancia de la batalla cultural. Por una parte, tuvo lugar el primer “debate”, Summit Salmonero en el teatro del Lago de Frutillar, en el que participaron algunos de los candidatos a la presidencia. Fueron invitados los tres candidatos que marcan más en las encuestas, el resto marginados. Por otra parte, el Presidente de la República, Gabriel Boric, como un modo de posicionarse en su club de amigos ideológico organizó un encuentro con los líderes “progresistas latinoamericanos”, al cual invitaron al líder del gobierno español, Pedro Sánchez, un “indeseable” a nivel mundial, cuestionado hasta por los propios. Ese encuentro se titulaba “Democracia Siempre” donde claramente la diversidad, tan vilipendiada por ellos mismos, no estaba representada. Ambas invitaciones fueron excluyentes.
La invitación al “debate” en el sur fue hecha por un sector empresarial bastante golpeado por las políticas del gobierno actual, que ha tenido más en la mira el decrecimiento que la producción. Ciertamente, desde hace mucho, la permisología ha sido utilizada frenar la producción industrial y “combatir el neoliberalismo”. Ha primado lo ideológico por sobre la necesidad y la sensatez. Sin embargo, los empresarios invitaron a dos de los candidatos de derecha, que abogan por el crecimiento y la libertad de trabajo, pero no excluyeron a su “verdugo ideológico” representado por la candidata comunista, Jeannette Jara. Si no habían invitado a todos los candidatos, no tenían por qué invitarla. Sus ideas no eran las predominantes en el encuentro, sin embargo, ella “encantó” con su “desplante y autenticidad”, según algunos. En el debate, Jara recibió la estocada que le enrostró el desempleo y el freno al crecimiento. Ella contestó con sonrisa e incluso, usó la “ironía” diciendo que no se preocuparan ya que en su gobierno no pretendía expropiar a nadie. Algunos la celebraron e incluso manifestaron admiración por su persona, en una semana en la que algunos personeros olvidados, la calificaron de mejor candidata que Bachelet. Sin duda, la construcción del relato ha funcionado, y la comunista que se vende como “social demócrata” de “centro izquierda” y tiene, cual sirena, “encantados” con su hechizo a la audiencia. Su ser se camufla con las caretas y el mundo empresarial y político de las derechas “le presta ropa”, siempre le ha gustado poner la cuerda para la futura horca. Al invitarla la potencian y multiplican y son ellos los responsables de su potencial crecimiento.
Mientras tanto, la izquierda internacional, convocados por el presidente de Chile se reúne para proyectar la próxima fase de su batalla. Hablan de democracia y se presentan excluyentes. Sólo invitan a los que piensan como ellos, el resto, de modo totalitario, es deliberadamente excluido. Invitan a mandatarios de izquierda, nadie de centro, menos de derecha. La opinión del “pueblo” sólo vale si se ajusta a sus ideas. Hablan de democracia y derechos humanos y vacían los términos de contenido. Declaran que el peligro para la democracia viene de los que piensan distinto a ellos, a los que califican evidentemente de, ultraderecha fascista. No sólo excluyen las ideas de la libertad y vacían de contenido lo que la democracia es, ya que esta implica no sólo el sufragio, sino aceptar las diferencias y defender las libertades individuales. Ellos, son “los elegidos”, los llamados a cambiar el mundo y es por eso, que se autoarrogan la tan vilipendiada “superioridad moral” y no condenan los regímenes totalitarios de Cuba ni Venezuela. Para ellos, la democracia implica ajustarse a sus ideas y no lo que ésta realmente es. Vacían el término de su ser. Por eso, intelectuales, incluido el Premio Nobel de Economía, acusan de todos los males al neoliberalismo, su mirada es totalmente ideológica. Ellos excluyen a todos lo que no pertenecen al “club” y la opinión pública no los acusa de excluyentes o sectarios. Pero los empresarios invitan al verdugo y lo aplauden, ya que se han comprado la idea de incluir a quienes piensan distinto. Ellos no incluyen a nadie, no lo han hecho nunca, sin embargo, no faltan las voces que dicen que la “batalla cultural” no es importante. Es de hecho la madre de todas las batallas. La derecha se compró la idea que para ser democrática debe incluir, mientras que la izquierda excluye a cualquiera que esté al centro o la derecha, calificándolos de antidemocráticos o un peligro para la misma. Así es como se redefine la realidad y se confunde a las audiencias.
Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/la-exclusion-y-la-estupidez/
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