5 agosto, 2025
por Magdalena Merbilháa
Ferguson visitó Chile en 2014 durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet, y frente a la pregunta sobre la desaceleración del país contestó: “Chile puede estar comenzando a ejercer su derecho a ser estúpido”. Ciertamente, visto desde hoy, Ferguson tenía razón.
Hace poco visitó Chile el historiador británico, Sir Niall Ferguson, Fellow of The Royal Society of Edimburgh (FRSE), máxima distinción otorgada a especialistas en sus áreas. Autor de 16 libros, entre los que destacan: Imperio (2003), el Triunfo del Dinero (2008), Civilización (2011), La plaza y la Torre (2018) y presentador de documentales de la BBC de su obra. Fue invitado por el Banco de Crédito e Inversiones (BCI) y dio algunas entrevistas a medios nacionales.
En su obra de 2008, el Triunfo del Dinero, cuenta una historia financiera de occidente, desde el origen del dinero, la invención del crédito, los seguros y los bonos. Hace una referencia a cómo estas inversiones y la sofisticación de las mismas, permitieron la creación de la riqueza. En la historia siempre primó la pobreza, ciertamente el mundo era “muy igual”, eran todos “endémicamente pobres”. Es la revolución industrial, junto con la opción de crédito y capital, lo que permitió la creación de una riqueza inimaginable. Junto con ello se incrementó la “desigualdad”, la llamada “brecha”, ya que algunos se hicieron muy ricos y además surgió la clase media, antes inexistente. Sin embargo, todos, sin excepción elevaron su nivel, muchos salieron de la pobreza. En ese libro, termina con dos capítulos “espejo” en el que muestra dos ejemplos, uno “de cómo hacerlo mal” y se refiere a Argentina y otro “de cómo hacerlo bien”, el que es dedicado a Chile. Inicia con una Argentina millonaria, opción equivalente para cualquier europeo al emigrar a Nueva York. Muestra como las políticas económicas aplicadas desde Perón fueron desastrosas y a pesar de la riqueza existente, el país cayó en una ruta descendente de la cual parecía imposible salir. Destruyó la cultura de trabajo y esfuerzo y generó una sociedad “parasitaria”. Por otra parte, Chile, tras abandonar la apertura comercial del siglo XIX, decidió hacerlo muy mal en lo económico en el siglo XX. Ampliaron el Estado y se centraron hacia adentro con políticas forzadas de industrialización y alta inflación. Esto cambió con el modelo del libre mercado establecido por los llamados “Chicago Boys”. La clave del éxito se debió al ahorro forzado desde el sistema de capitalización individual y la apertura al comercio internacional. La aplicación de dos modelos distintos a los dos lados de la cordillera hizo que Chile creciera y fuese visto como “el Tigre de Latinoamérica” y Argentina no pudiese “levantar cabeza”.
Ferguson visitó Chile en 2014 durante el segundo gobierno de Michelle Bachelet, y frente a la pregunta sobre la desaceleración del país contestó: “Chile puede estar comenzando a ejercer su derecho a ser estúpido”. Ciertamente, visto desde hoy, Ferguson tenía razón. El deterioro económico trajo descontento social y con ello el pasto seco para hacer estallar una “revolución”. El llamado “estallido social” vino de la mano con intentos refundacionales que buscaban cambiar el modelo económico con una “retroexcavadora”. El historiador británico se alegró tras el triunfo del Rechazo y puso sus esperanzas en que Chile enmendaría el camino. En su reciente visita, manifestó que «es difícil creer, después de todo lo que Chile ha vivido históricamente, que alguien quiera ver a una comunista como Presidenta. Por supuesto, el comunismo ya no es tan poderoso como lo fue en su día. La Unión Soviética ya no existe. Es difícil creer que alguien se tome en serio las ideas de Marx y Engels, pero el hecho de que pueda surgir un candidato así es una señal de lo poco que la izquierda de este país ha aprendido de la historia». Agregó que no hay que olvidar que «el comunismo, directa o indirectamente, fue responsable de alrededor de 100 millones de muertes en el siglo XX. Eso fue lo que hizo el comunismo. Por lo tanto, traer de vuelta el comunismo a la política chilena me parece no solo arriesgado, sino imprudente».
Tras su corta pasada por Chile cruzó la cordillera para visitar la Argentina de Javier Milei, de quien se declara un admirador. Indicó que «hay que darse cuenta de que está haciendo algunas cosas muy buenas. La consolidación fiscal, excelente. La desregulación, pensemos en el sector inmobiliario en Buenos Aires, tremendamente importante. Y la reducción del tamaño del gobierno». Tras la reunión con el mandatario argentino manifestó que había sido “una de las conversaciones más notables e impresionantes que he tenido con cualquier líder político en cualquier parte del mundo. Javier Milei no sólo es un economista libertario apasionado; también es un líder visionario y un luchador intrépido por la libertad”. Se mostró esperanzado tras escuchar al viceministro de Economía, José Luis Daza afirmando: “me impresionó enormemente lo que escuché hoy en el Ministerio de Economía argentino. Luis Caputo y su equipo están sentando las bases de un milagro económico, trabajando incansablemente para poner fin a la era de bajo rendimiento de su país y relegar al peronismo al olvido”.
Pareciera ser que si no cambiamos la senda en Chile, el historiador británico deberá escribir nuevamente los últimos capítulos de su libro de 2008, ya que pareciera ser que se están invirtiendo los roles. Está en nosotros evitar eso.
Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/invirtiendo-roles/
.