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Osvaldo Rivera Riffo
Director Fundación Voz Nacional


 

Desde hace muchos artículos atrás he venido mencionando la importancia del pensamiento crítico y de la falta que le hace a la sociedad actual. Una sociedad fatua en todos los estratos que la caracterizan, motivada por la banalidad de la cosa diaria y doméstica. No existe reflexión. Mucho menos análisis. Todo es emocional y cosista. Tanto tienes, tanto vales.

Sin embargo el domingo recién pasado en una entrevista por streaming organizada por ICARE y conducida por el escritor y poeta Cristián Warnken, este dio en el clavo con un invitado francamente magistral: Jaime Mañalich, nuestro Ministro de Salud.

Este hombre público de hablar franco y directo, de carácter fuerte, que tiene admiradores y adversarios por igual, demostró en una conversación abierta un manejo conceptual y un nivel cultural a toda prueba. Vimos y escuchamos de verdad a un hombre culto, no a un personaje envuelto en el ropaje de post grados, títulos académicos o tecnicismos rebuscados. Un hombre a cabalidad culto, en toda la extensión de la palabra.

Puedo decir con franqueza que en el único momento en que no estuve de acuerdo con él fue en el juicio de valor que hizo de doña Michelle Bachelet, para mí la peor presidente y dirigente político que ha tenido Chile después del funesto Salvador Allende.

Sin embargo y aparte de esta pequeña digresión, habló de la crisis con la claridad y franqueza conocida, sin eufemismos, mostrando la realidad de lo que vivimos y de los tiempos a los que nos enfrentaremos.

Es aquí donde me quiero detener, el doctor Mañalich dijo algo tremendamente importante: el mundo a partir de esta pandemia cambiará completamente. Cambiaran las formas de nuestras relaciones sociales laborales, comerciales. Nos entenderemos bajo otros paradigmas y entonces para enfrentar lo que viene no hacen falta más técnicos. En estos momentos lo que hace falta son Filósofos para poder enfrentar esta nuevas formas de entendernos, para buscar las nuevas verdades y dar sentido a la sociedad que tendremos que construir. Reflexionó el ministro y dijo: "hace unos meses se discutía por la eliminación de la filosofía de la malla curricular de nuestros educandos" y sin embargo el desafío que hoy viene tiene una profunda raíz filosófica.

Hoy es la hora de los pensadores, de los humanistas, no de teorías ni doctrinas de los siglos pasados. Es la hora de la magia del saber pensar y... saber pensar es hablar de filosofía.

Cuando Aristóteles hace 2500 años fundó el Liceo de Atenas y dio cuerpo a una nueva manera de ver el mundo muy distinta a la de su maestro Platón -a pesar de haber estado por 20 años como estudiante de este otro genio universal del pensamiento- no quiso seguir los pasos de su mentor, fundando una filosofía completamente distinta. Puso sus ojos, más en la realidad que en los mundos ideales del que fuera su maestro. Así, desarrolló métodos y principios que darían lugar a invenciones como la Lógica y su teoría del conocimiento y sistema inductivo (el estudio de lo particular para alcanzar una verdad universal) se convertiría en el primer paso para lo que luego conoceríamos como método científico. Fue también el primero en establecer estudios sistemáticos de las áreas que le interesaban, así entonces se sabe que no hay ningún otro hombre en la historia del pensamiento que haya tenido un peso igual al de este macedonio, maestro del gran Alejandro Magno.

Con toda intensión, luego de escuchar al ministro de salud he citado a Aristóteles, es eso a lo que llama el erudito Mañalich a buscar nuevas formas de comprender la realidad que viviremos y como seremos capaces de relacionarnos con ella. El doctor habló de futuro inmediato y dejo planteado el desafío. Tiempo de filósofos, tiempo del pensamiento racional y equilibrado, tiempos para la búsqueda de nuevas formas de amor y belleza, de paz y amistad.

Me sorprendió el doctor y reconozco su gran liderazgo, es lo que Chile necesita: personas con conocimiento profundo, capaces de lograr esa empatía que solo la otorga el conocimiento y el saber comunicar.

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