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Osvaldo Rivera Riffo
Presidente
Fundación Voz Nacional


La política chilena es prolifera en personajes que se caracterizan por actitudes y expresiones siempre a “medias tintas”, algunos de los cuales han tenido la arrogancia que con esa actitud son la última palabra para las definiciones que ni ellos asumen.

En política lo que se necesita son claridades, no cálculos mezquinos ni muchos menos de quienes han tenido un rol discutible en materias políticas y que son indudablemente responsables del desprestigio de la misma.

En síntesis, ha aparecido un señor con un  discurso a medias tintas, no asumido, sin  posición definida, concreta y ambigua.

Es una estrategia, la izquierda es experta en disfrazar la verdad. Es justamente esto último lo que busca cubrir con un manto de ambigüedad el desastre político que durante tantos años han ayudado a fomentar y que hoy se expresa por escrito en un mamarracho indigerible. Hagamos historia para entender bien lo que ocurre con esta ambigüedad.

Pareciera ser que una vez más el país se olvidó que este personaje tuvo un ferviente pasado en la Unidad Popular y sus  escritos que hablaban de la expropiación de los bienes de producción. De su rol como interventor de Allende en el banco Edwards. O también que en dicha época fue secretario general de la Universidad de Chile y bajo su firma hubo varios y poco claros manejos académicos beneficiando el poder total de la izquierda en esa casa de estudios. O que estuvo a punto de ser embajador en la Unión Soviética, hermana mayor de Chile en tiempos del dictador Allende

Por alguna razón de culpabilidad arrancó de Chile en 1973 volviendo a los tres o cuatro años del “exilio” en Buenos Aires. Pero ojo, país que también lo dirigía una junta militar y en donde no tuvo problemas para  ejercer el cargo de secretario de la facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales y comenzar una carrera internacional, la que había ya iniciado en USA donde obtuvo en la década del 60 su pos título.

Este gurú para una masa de izquierdistas funciona como tal. Cada cierto tiempo aparece haciendo el papel de buffer (sustancia que permite manejar la acidez de los compuestos) y muchos de sus seguidores se santiguan con devoción ante las “medias tintas” que expresa el gurú. Indudable que tampoco quedan indiferentes los de la  derecha tonta que ante cualquier micrófono emiten alabanzas al gurú, como exorcizados mentales. Pero así funciona la política chilena, de vez en cuando sacan un viejo tapete lo desempolvan y lo exhiben como la última de las modas, hoy llamada “medias tintas” Es evidente que un marxista de larga vida y con mucho andar político en el cuerpo no puede dejar pasar la oportunidad de ver plasmados sus sueños infantiles del socialismo aunque sea utópico y no trepida en prestarle ropa al Millenium, aconsejándole seguramente que no renuncie a su propósito, pero que sea prudente y use las medias tintas para engañar y lograr el objetivo deseado. De balde la opereta montada tiene ese argumento. Hablo yo y tú apoyas desde la Moneda y la obra se llama “Dime con quién andas y te diré quien eres”

No hay duda que si se aplican los principios y valores   objetivos que otorgan la filosofía, la historia y se usa el pensamiento crítico, tendremos que concluir que el país no está para quedar bien con Dios y con el diablo. La responsabilidad histórica que hoy se asume permite determinar con claridad lo que es bueno y lo que es malo.

La propuesta constitucional es MALA en su forma y fondo y no amerita ni por conveniencias ni mezquindades buscar acomodos para zafar del embrollo en que nos metieron desde ya hace mucho tiempo las “medias tintas” de políticos, alguno de los cuales, vilipendiado por sus propios compañeros de ruta en el pasado reciente, hoy es encumbrado al besamanos por tanto estúpido.

Pero quedémonos con la singular frase que se usa para restar importancia cuando habla una persona mayor… “cosas de viejos”

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