23 de octubre de 2020 

 

 

 

 

 

Por Pablo Errázuriz Montes


Dios es la perspectiva y la jerarquía: el pecado de Satán fue un error de perspectiva[1]. Su perspectiva es omnipresente y por consecuencia total. La nuestra limitada y local.


El 2020 es de esos años que las sociedades humanas entran en ebullición all over the world. Chile es parte de esa ebullición y por tanto nos cuenta procesar la perplejidad, tomar distancia y mirar serenamente los fenómenos que acontecen, sus causas mediatas e inmediatas, y las posibles consecuencias. Para mejor conocer y entender lo que nos embarga, con serena sabiduría debemos tomar distancia, no obstante que el fruto de nuestro esfuerzo será siempre limitado. Limitado por la perspectiva. Seremos capaces de mirar un solo lado de la naranja que Dios observa con su visión de trescientos sesenta grados y tridimensional.

Modestia intelectual aparte, he venido previendo hace casi 10 años que en occidente veníamos en un tren bala sin hacer caso a las luces rojas encendidas en la vía. La sensación de viajar con rumbo de colisión era para mí tan vívida y angustiante, que ahora, cuando las crisis sociales se han desencadenado y se desencadenarán en el corto plazo con más fuerza, siento un cierto alivio que su dimensión no sea peor. Es como cuando en el colegio te enfrentabas a una prueba de matemáticas esperando un 1 y te sacabas un 3,7. Al menos puedes sacar la cabeza fuera del agua después del naufragio.

El estruendo de la catarata de acontecimientos políticos indeseables es para alterar a los más templados: Masas irresponsables de sus actos que destruyen con total impunidad obras físicas y espirituales que son el fruto del esfuerzo de generaciones de chilenos; políticos cobardes, asustados de la praxis de esos “horcos”, en vez de honrar sus obligaciones, enfrentando la barbarie y sometiéndola al respeto del bien común, se pliegan a ella tratando de hacerse “amables”; dirigentes narcisistas delirantes que propician y aspiran a liderar el caos (como si el caos necesitase liderazgos); jueces de toda jerarquía en una danza narcisista autodestructiva, prevarican impúdicamente, buscando “hacer justicia” por vía directa y sin ley (como si para ello necesitásemos jueces); legisladores juramentados de respetar las reglas que hicieron posible que se sentaran en su curules, violando explícitamente esas reglas como niños traumados, que rayan las paredes para llamar la atención de sus progenitores.

Si tomamos distancia del estruendo, y sintonizamos la lente corrigiendo la dioptría, empezamos a ver algo más claro: personas vulgares y aburridas, habitando una megalópolis sin valores estéticos ni éticos que toquen su espíritu, y que les motiven al ejercicio de su libertad con respeto por la libertad de sus próximos. Dirigentes políticos que van desde oscuros mafiosos que pretenden explotar el trabajo y esfuerzo de todos en beneficio de sí mismo o de su clientela, a bobos que se ubicaron por ser besamanos o por la ausencia de mejores talentos, pasando por iluminados narcisistas; Resumen: liderazgo político de mala calidad por cooptación por ambición y egoísmo de los mismos y desinterés, egoísmo o cobardía de los talentosos, de los justos y de los buenos. Jueces burócratas trepadores en base los vicios propios de la burocracia; besamanos, lamebotas, mediocres, ignorantes del derecho. Ideales sociales disueltos en superficialidad, materialismo, consumismo bobo, publicidad comercial idiotizante. Prestigio social desorientado hacia profesiones que vindican el egoísmo y no el altruismo; profesores de aula mal pagados, humillados, mal formados y desinteresados en transmitir valores de una sociedad en la que no creen; sacerdotes corruptos, pederastas, homosexuales practicantes, mujeriegos adulterinos, narcisistas, apóstatas, cultores de la simonía. No he faltado a la verdad en este párrafo. Pero asumo que es mi perspectiva. Puede que otras perspectivas iluminen esta realidad desde otro ángulo.

Pero sucede que nos enfrentamos a hierofantes de la verdad revelada por unos filosofillos franceses y alemanes del siglo XX que pretenden ser superiores moralmente ya que manejan un lenguaje abstruso en academias y cátedras. Filosofillos[2] que nos “inician” en fraseología oscura, pero que, no obstante su obscuridad, pretenden iluminar todos los entresijos de la realidad. Ya no se necesitan perspectivas. Ya está todo explicado. Los que discrepan de estas revelaciones hablan por boca de traumas de oprimidos u obsesiones de opresores.  Han “descubierto” que familia, sexo, patria, justicia, caridad, ciencia, arte, cortesía, religión, comercio; no son más que meros relatos. Nos torturan con explicaciones lingüísticamente incomprensibles (y por tanto estúpidas) para justificar esos absurdos que legitimen sus estados personales nihilistas. Odio y caos legitimados en aras de estas revelaciones. Y tras estos sacerdotes de lo políticamente correcto, están los iluminados que quieren llevar a la práctica estas ideas.

Curiosamente estos revolucionarios anti establishment son generosamente financiados por empresas que son el centro del establishment, y que amasan una capacidad financiera inédita en la historia económica de la humanidad en general y del capitalismo reciente en particular. ¿Cómo?: un aporte aquí; un aporte allá de foundation. Thinks Tanks, cátedras en universidades progre, generosos avisajes de a los mass media, becas, doctorados; todos hermanados por una endogamia ideológica. Las empresas de High Tech - todas ellas in excepción – suscriben esta agenda que traerá tanta felicidad a la tierra como maximización de sus utilidades. Su filantropía se manifiesta promoviendo el transexualismo, transhumanismo, el mítico calentamiento global; y por qué no: la pandemia. Papa Francisco de por medio, han hermanado la virtud de la caridad con el pecado de la codicia para hacer este mundo un planeta de borregos felices, asexuados, vegetarianos y ecológicos.

Hay un solo impedimento para plasmar esta arcadia transexual y ecológica: La libertad humana. Un valor por el cual, al decir de nuestro inmortal Cervantes, se debe dar la vida si acaso es necesario. En efecto; los recalcitrantes cultores de este viejo valor por el cual la vida humana tiene sentido, y sin la cual no lo tiene, no somos clientes de esta sociedad sin sexos, sin familia y sin Dios. Hasta ahí llega la tolerancia a las perspectivas diversas. Este milenarismo de borregos se enfrentará con la libertad humana, no solo como un imperativo ético, sino -y es lo que hará imposible su utopía igualitaria; la libertad como realidad ontológica humana. Todas las utopías anti libertarias históricamente han caído, barridos por el viento de lo que el ser humano es, y no puede dejar de ser: libre.

¿Saben estos sabiondos del calentamiento global y de otros desvaríos, cual es el límite de sus perspectivas? En concreto; ¿saben en qué se diferencia la política y la guerra? Es una frontera tenue. Solo en los medios. La imposición sin deliberación de su perspectiva nos aleja de la política y nos aproxima a la guerra. ¿Están preparados para cambiar de medios?

Les tengo una noticia: los que valoramos por sobre cualquier cosa la libertad, si sabemos cuál es esa diferencia y aceptaremos el cambio de medios cuando la intolerancia que ellos cultivan se haga efectiva. Sin paternalismos ni patrocinios de la ONU, de la CNN, de Facebook, de Google ni de la Comisión de derechos humanos.

No es este un desafío, ni un deseo que la sangre llegue al rio. Por el contrario, es una invitación a la moderación, y a la renovación del espíritu democrático. La historia demuestra que una mayoría de impotentes vitales, que no valoran su libertad personal, que acepan la esclavitud y la desean para todos, nunca ha de imponerse a una minoría de quienes, intransablemente, somos y seremos dueños de nuestras existencias y que aspiramos que todos los chilenos lo sean.

Fuente: http://pabloerrazurizmontes.blogspot.com/

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