Por Raúl Pizarro Rivera

El filósofo y ensayista español más influyente del siglo XX, José Ortega y Gasset, escribió que “quien no se siente de verdad perdido, se pierde inexorablemente y no se topa jamás con la realidad”.

Qué monumento de reflexión para graficar en toda su dimensión el extravío de un Gobierno, como este, ya fallido y que en lugar de aguardar con resignación su final, profundiza, e incluso agrava, sus inmoralidades, acentuando los irreparables daños que dejará como herencia.

Pruebas al canto:

* los manotazos que el ministro de Hacienda le dio a los fondos fiscales exclusivos para emergencias nacionales;

* el manipuleo de La Moneda para violar la ley de cuotas de pesca;

* la complicidad del Consejo de Monumentos para que insignificantes comunidades marxistas indígenas impidan el funcionamiento de una modernísima central hidroeléctrica, de capitales noruegos, para reforzar la red de transmisión en dos Regiones del sur;

* el Presidente del “caiga quien caiga” ha debido declarar ante la Justicia por los delitos de Manuel Monsalve y de la Fundación bruja ProCultura, de su amigo Alberto Larraín;

* la irreversible crisis de la educación pública -en manos comunistas- con Pedagogías casi vacías, con admisiones arbitrarias para las escuelas, con una multitudinaria deserción de alumnos para dedicarse a la delincuencia y a la droga y con 50 mil escolares que ya optaron por la enseñanza personalizada en el hogar;

* el silencioso y cómplice fomento gubernamental a la incontrolada inmigración ilegal, sin persecución alguna;

* la total anarquía en torno a un violento y desmadrado comercio ambulante;

* el absoluto fracaso del programa de viviendas sociales, con una construcción que llegó apenas al 10% de las prometidas por el Gobierno;

* la inacción frente a las interminables listas de espera en los hospitales públicos, y

* la carencia de fondos del principal medio de transporte metropolitano, el Metro, para evitar sus casi diarias paralizaciones por fatiga de material.

Además de todo ello, el ex zar contra la delincuencia, Manuel Monsalve, cumplió ocho meses en prisión preventiva, a la espera de condena por violación y por desfalco.

Es esta realidad la que retrató de cuerpo entero la encuesta de otoño del CEP, la que, dicho sea de paso, es la única ciento por ciento creíble, porque su trabajo de campo es presencial y en un largo período. Se realiza casa por casa, de cara al entrevistado y con opciones de comentarios.

La investigación de marzo/abril reveló con tremenda contundencia lo que hemos asegurado sin la menor duda desde el 4 de septiembre de 2022: ¡no existe la mínima opción de que la izquierda continúe en el poder! La encuesta da a los cuatro candidatos del Gobierno, en su totalidad, un 12% contra un 33% de los tres aspirantes de la oposición. Incluso, dejó de ser una simple probabilidad el que puedan pasar a segunda vuelta dos candidaturas de derecha, aunque sólo una patrocinada por la derecha de verdad y la otra, por un centrismo que no supera el 3% de adhesión ciudadana.

La investigación del CEP consigna un dato del cual se ha aprovechado la izquierda para auto levantarse el ánimo: un 50% de los entrevistados aseguró “no saber” por quién votará el 16 de noviembre. Los políticos del Gobierno lo han interpretado como que “la elección está abierta”…, es decir, “puede ganar cualquiera”, incluyendo en tal eventualidad a Tohá, aunque el sondeo la ubica detrás de los tres candidatos opositores.

Esta franja de “no sabe o no responde” quien menos se la puede apropiar es la izquierda, primero porque desde la última consulta CEP -agosto/septiembre de 2024- su descenso ha sido constante y, segundo, porque históricamente la izquierda/izquierda siempre agota sus votos en su propio domicilio político. Un marxista auténtico nunca se ha guarecido en el silencio o en la duda: se cuadra con su doctrina.

Por lo mismo, ese 50% de “personas que no contesta, no responde o no sabe”, va a variar en la medida en que se conozcan más detalles y antecedentes respecto, en particular, del caso ProCultura en el cual, por grabaciones policiales irrefutables, el Presidente aparece directamente involucrado en el destino político de fondos defraudados al Fisco.

Además, no es precisamente la izquierda la que debe aguardar expectativas de esta fracción de aún indiferentes ciudadanos: del 72% de aprobación que Boric tuvo en mayo de 2022, hoy apenas llega al 22%.

La investigación CEP consignó un contundente aumento, y en sólo seis meses, de chilenos que confiesan estar dispuestos a sacrificar alguna cuota de libertad personal a cambio de su seguridad y certezas de paz en su diario vivir. En la encuesta de 2024, un 22% aseguró querer mano dura por parte de la autoridad, en tanto en abril de 2025 dicho porcentaje llegó a un 48%.

En su perpetuo afán de desconcertar a la población por estas cifras tan decidoras, el Gobierno, partiendo por el propio Boric, instaló el mensaje que hay ciudadanos a los que no les importa la democracia -“está en peligro” dice-, sugiriendo que añoran “el retorno de un régimen militar”. El equivalente a una “mano dura” es, simplemente, ejercer la autoridad que encomienda la ley y la Constitución a quien le corresponde hacerlo. Mucho antes de asumir, Boric anticipó, y lo ha cumplido, que “no combatiré el terrorismo en La Araucanía.” En la Macrozona se cumplieron tres años consecutivos de Estado de Excepción y las acciones violentas igual persisten: ¡los militares tienen prohibido usar sus armas!

Un ítem de la encuesta, e invocado por el 70% de los consultados, fue la necesidad de recuperar los valores, directa alusión a lo que no ha hecho esta administración corrupta y adoctrinada en el enriquecimiento ilícito y en las casi cotidianas muestras de altanería y atropello hacia la gente. El mejor testimonio de ello son las reveladoras expresiones del psiquiatra personal del Presidente, quien en una grabación confesó que fueron dineros fiscales, y, por tanto, de todos los chilenos, los que a través de su (ex) Fundación, ProCultura financiaron la campaña presidencial de su paciente y amigo Gabriel Boric. ¡Ah! y que no pensaba devolverlos…

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