27 mayo 2021 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic


Hace como dos años atrás, como saben, me inscribí como militante del Partido Republicano, algo que nunca antes se me había pasado por la cabeza. Siempre pensé que ser militante de un partido político era cosa de gomas o perkins, y solo servía para que otros escalaran aprovechando nuestro esfuerzo, y aquí me tienen, incluso haciendo algo de proselitismo de vez en cuando,

Como nos cambia la vida, mis compañeros de universidad se reían de mi al verme paseando en la playa con el Tomás Jr, que en esos años todavía usaba pañales, porque cuando estudiaba, solía decirle a todo el mundo que nunca jamás iba a formar una familia ni menos tener hijos. Hay que cuidar lo que uno dice porque muchas veces tendremos que tragarnos nuestras palabras.

Es muy extraño como tomamos las decisiones, casi nunca miramos para atrás pensando que fue lo que realmente gatilló alguna decisión, bueno, como ando especialmente aburrido hoy, me puse a pensar en eso. Y recordando, me doy cuenta que el catalizador que cambió mi opinión fue algo tan ridículo como una entrevista en Youtube, que me impresionó tanto que me dio tema para mi entrada Kast el huaso alemán, esto fue el 14 de noviembre de 2017.

Esa entrevista me trajo a la memoria los huasos alemanes de los que había sido amigo en Chiloé: Mutter, Roth, Schulback y otros amigos y conocidos que ya se me habían olvidado. También me acordé de mi tía y primos postizos, los Goeldener Kresse, que habían sido parte de mi familia más querida cuando yo era chico. Me puse a pensar en tantos descendientes de alemanes que había conocido y las características de la mayoría de ellos, no todos obviamente, por algo a todos mis perros les pongo Beppy, pero si la gran mayoría. 

Hacer lo correcto, el amor a la familia, la amistad, cuidar las tradiciones, en fin, un montón de cosas que en cierto modo se me quedaron pegadas como por osmosis y fueron traídas por las omas y los opas muchos años atrás pero ellos las siguen manteniendo.   

esta simpatía más o menos instintiva, histórica que le tengo a los chileno alemanes, se sumó que era hermano de Miguel Kast, uno de los superministros que tuvo el Gobierno Militar, así es que me puse a escuchar con atención lo que decía. Y resulta que sus opiniones políticas eran muy parecidas a las mías. Con eso me convencí y decidí que en cuanto formara un partido yo iba ser el primero en firmar para inscribirme.

así lo hice, el 21 de julio de 2019, apenas leí que se estaba formando el partido firmé como militante. Y como se dijo se hizo, pensé que eso era lo correcto.  Entonces viene el dilema del militante. 

Porque no existen dos personas en el mundo que piensen igual, entonces apenas uno se junta con otras personas para cualquier proyecto en común empiezan a aparecer las diferencias, es inevitable. Cuando fui a la primera visita de Kast en Arica, critiqué ácidamente por acá mismo a los que tomaron la palabra para participar. Que diablos, a veces me cuesta mantener la boca cerrada, pero la verdad es que yo soy muy malo para socializar o convivir en un grupo.

El dilema del militante es que tiene que compartir con gente con quienes -inevitablemente- va a chocar en opiniones, por eso creo que los partidos políticos, si quieren tener algún éxito, deben enfocarse en temas prácticos que unan a mucha gente y no meterse demasiado con los valores, que son asuntos por definición personales.

La política, más que ninguna otra actividad, es un asunto de opinión, y no existen opiniones buenas o malas, son simplemente preferencias personales. Algunos prefieren la libertad, otros la seguridad y así tenemos la derecha y la izquierda, pura opinión, no hay pensamiento equivocado. 

Los partidos políticos pueden crearse en torno a intereses o en torno a personas, el Partido Republicano se ha formado en torno a José Antonio Kast y sus opiniones, creo que eso es lo que hay que apoyar en lugar de ponerse creativos ideológicamente, cuando alguien empieza a decir "yo creo..." es cuando se dispara el asambleísmo, las discusiones inútiles y bizantinas.

Obviamente yo no estoy de acuerdo con todas las ideas y opiniones de Kast y estoy seguro que algunas de mis opiniones no le harían maldita gracia, en cuanto a las drogas, aborto, pena de muerte y cosas por el estilo. Kast es católico practicante y yo estoy lejos de eso, en fin, para que sigo.

Pero hay temas que me interesan mucho más y eso es lo que importa. Estoy totalmente  de acuerdo con su apreciación sobre el Gobierno Militar, con cambiar las instituciones de justicia y endurecer la mano contra la delincuencia común, el terrorismo y la violencia callejera, con volver a una política económica sana -menos bonos, más trabajos- y, en general con la vuelta a los valores tradicionales, el respeto a las formas y a las instituciones. 

Creo que eso es mucho más importante que las discusiones sobre "valores" en las que -a mi modo de ver- sería mejor que no se meta nadie, y si alguien se mete creo que lo mejor es no hacerle caso. Así es, más o menos, como yo he enfrentado el dilema del militante: apoyo todo lo que opine Kast, incluso lo que no comparto, y no le hago ningún caso a las discusiones internas ideológicas, asambleístas ni nada de eso.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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