Tomás Bradanovic


Ayer anduve de compras por Sodimac, que es la competencia chilena de Home Depot, porque empezaré de nuevo con los arreglos y construcciones en la casa. Ya les iré contando como continúa la Historia de mi casa.

Mientras vagaba por los pasillos distraídamente, casi tropiezo con un tipo que parecía bastante irritado "¡no hay derecho, este lavamanos estaba hace poco a cincuenta mil y ahora está prácticamente al doble! ¿cómo es que nadie pone freno a estos sinvergüenzas? Se aprovechan de la gente de trabajo para cobrar lo que quieren, lo único que les interesa es ganar más y más"

Me divirtió mucho su indignación y le contesté entre risas "y todavía no ha visto nada caballero, el próximo mes con cien mil pesos no le va a alcanzar ni para un kilo de pan, aproveche de comprar ahora"

La cosa es que el tipo me miró más enojado todavía y se mandó a cambiar. Seguramente esperaba que le reforzara su tontera, tal como hace la mayoría del populacho que se realimentan entre ellos mismos reclamando contra "el abuso de los empresarios sinvergüenzas, que sacan provecho de la gente que trabaja", no le cayó nada bien que yo le contestara otra cosa y no le siguiera la corriente.

Pobre tonto, es un analfabeto económico como la mayoría de la gente común en Chile, que reclaman muy convencidos y opinan sobre cosas que no tienen la menor idea con una seguridad absoluta. En realidad esas "opiniones" consisten en repetir como loros lo que le escucharon a algún politicucho o a un animador de matinal en la tele. 

Además de ignorantes son quejas eunucas, inútiles porque ignoran lo que realmente está pasando, su convencimiento de "justicia social" solo contribuye a que la situación empeore porque desvían el foco de lo que en realidad está pasando..

Resulta que ese caballero, que seguramente recibe un sueldo todos los meses de algún empresario abusador o es empleado público pagado con nuestros impuestos, no se ha dado cuenta que no tendría para comer si pierde su miserable trabajo. 

Tampoco se da cuenta que con sus tontos reclamos contra los "abusadores" está aserruchando la rama donde se encuentra parado, porque esa clase de tonteras lleva de manera inevitable al cierre de las empresas.

El caballero que se quejaba contra el abuso, seguramente jamás tuvo un negocio. Si lo hubiese tenido sabría que lo que más conviene a todo empresario -al menos en los rubros normales- es vender lo más barato posible, porque de esa manera puede vender mucho más y -aunque tenga un margen más estrecho- se multiplicarán sus ganancias.

Y sabría que si los precios suben y suben, la causa no es la codicia de los empresarios sino que la de los políticos que, sin producir nada aparte de problemas, ejercen una de las profesiones mejor pagadas en todo el mundo y por eso necesitan más y más plata para hacerse reelegir y hacer crecer al estado sin límites, a expensas de nosotros, los giles.

El asalariado, normalmente tiene en su cabeza la disparatada idea que los empresarios pueden subir los precios tanto como se les antoje, limitados solo por su capricho. Y como son unos malvados ambiciosos, suben y suben los precios para reventar, por pura maldad, a la pobre gente.

Peor todavía, muchos empresarios chilenos también son tontos e ignorantes, incapaces de darse cuenta cómo funciona el sistema que les da la plata. Recuerdo cuando el Gobierno Militar liberó todos los precios y los empresarios hacían cola en el Ministerio de Economía para reclamar.

¡Cómo van a dejar libre el precio del pan! ¡Va a costar una fortuna si nadie le pone un tope, solo los ricos podrán comer pan! reclamaban los muy idiotas. Y es que era una casta de empresarios formados como clientes del estado, muchos de esos perdieron todo en el sistema de libertad de precios, cuando tuvieron que competir.

El sistema de precios es muy sencillo y fácil de entender, sin embargo muy pocos lo conocen. Consiste en que en un comercio completamente desregulado, lo vendedores cobran el máximo que pueden y los compradores pagan el mínimo que pueden. Así de sencillo.

Y la clave está en la frase "que pueden", porque no cobran ni pagan lo "que quieren" sino lo que la competencia les permite. ¿Pero la competencia no es imperfecta, hay colusiones y todo eso? Efectivamente, no existe la competencia prefecta, lo que existe -o debe existir- es la libre competencia.

La libre competencia consiste en una sola cosa: que nadie tenga ningún privilegio especial del estado y que cualquiera pueda entrar a competir en esas condiciones. Cumplido eso, da lo mismo cuan injustas sean las ventajas de una empresa sobre otra, si no son dadas por el estado, no hay problema con ellas.

Porque toda empresa tiene como objetivo ideal convertirse en un monopolio, eliminando a toda la competencia. Eso que escandaliza a los ignorantes, no tiene nada de malo porque la competencia consiste justamente en que las empresas deben superarse unas a otras y la que lo hace mejor que todas las demás se queda con el monopolio.

¿Y cuando llega al monopolio no puede abusar de su posición dominante? Claro que no, porque si el estado no mete sus manos, cualquiera puede quitarle esa posición, no importa cuan grande sea y es de hecho lo que pasa siempre.

He contado otras veces que en el libro "El Desafío Americano" J.J, Servan-Schreiber pronosticaba que en el año 2000 habría una sola empresa de computadores: IBM con un inmenso computador central y terminales de su propiedad en cada casa. Y habría una sola empresa que produciría todos los automóviles del mundo: General Motors. Y un solo fabricante de aviones: Boeing. 

Todas esas predicciones se pifiaron obviamente, porque partían del tonto supuesto que las economías de escala daban una ventaja imbatible. Ocurre todo lo contrario, llegado cierto tamaño las empresas comienzan a decaer y son desplazadas por otras más pequeñas y ágiles

El sistema de precios es algo más viejo que el hilo negro, ya Adam Smith lo había descrito en su libraco "La Riqueza de las Naciones" con su imagen de la mano invisible del mercado. Esto se sabe desde 1776, sin embargo hay personas que todavía no tienen idea de cómo funciona la cosa.

Algunos giles todavía alegarán que eso es solo teoría y que en la vida real no se cumple. Bueno, a esos tontos yo les pregunto ¿cuánto vale hoy un kilo de pan en Chile? ¿Solo los ricos pueden comer pan porque el precio ha subido astronómicamente?

La verdad es que el pan hoy es más barato -en términos reales, más abundante y de mejor calidad que en los años 60-70 en Chile, solo un loco podría negarlo, es una realidad que yo viví y recuerdo perfectamente.

Y eso que vale para el pan también vale para todos los demás bienes que se transan en el libre mercado, ninguna regulación puede superar a la mano invisible, pero la mayoría de los chilenos hoy son incapaces de entenderlo, siendo algo tan evidente.

Y esos tontos e ignorantes son los que reclaman contra la colusión, se indignan contra las empresas que tienen "demasiadas" ganancias, son los mismos tontos que -con ayuda de abogados sinvergüenzas y jueces brutos, tienen al sistema de Isapres al borde de la quiebra.

Son los mismos tontos que salían a marchar con pancartas "no más AFP, lo que le dio pie a que los políticos estén intentando robarles sus ahorros previsionales con el cuento chino de la "solidaridad" ¿cómo no son capaces de mirar a Argentina, si la tenemos al lado, so estúpidos?

En fin, cuando yo sea presidente del mundo, decretaré que en los ocho años de enseñanza básica, en los cuatro años de secundaria y en cada uno de los años de escuelas técnicas o universidades se enseñe obligatoriamente, cada año una asignatura llamada "sistema de precios", porque conocer eso es mucho más útil y valioso que todo el resto de tonteras juntas que le enseñan durante años a los pobres estudiantes.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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