Tomas Bradanovic


El último "escándalo" conocido de una serie -que no parece terminar nunca- ha sido la formalización del director de la Policía de Investigaciones, que ocurrirá justo cuando estén leyendo este comentario. 

Desde el segundo gobierno de Bachelet hemos sido testigos de una seguidilla de cosas nunca antes vistas, de esas "cosas que no pasan en Chile" según creíamos todos.

No voy a detallar la lista pero recordemos los dos "instructivos presidenciales" que iniciaron el mega negocio de la inmigración ilegal de haitianos, la cobarde entrega de la constitución vigente usando métodos inconstitucionales o el escándalo de Revolución Democrática y el Ministerio de Desarrollo Social. 

Son muchos más los escándalos, pero creo que esos tres, sumados a la violencia callejera, saqueos e incendios masivos en 2019 son los principales ejemplos de cosas que yo nunca pensé que vería ocurrir en nuestro país. 

Ahora veo que nada es imposible y todo puede pasar, todas las posibilidades están abiertas.

Pero me quiero centrar brevemente en el último escándalo que involucra al director de la Policía de Investigaciones y que está lleno de situaciones rarísimas donde parece que nadie se atreve siquiera a preguntar.

Todo partió con una filtración telefónica de Ciperchile, el sitio web de la Open Society Foundation que usa como palo blanco a la vieja Mónica González, activista que se ha convertido en una especie de vaca sagrada de nuestro periodismo.

Creo que lo más siniestro de todo este asunto son las "filtraciones" por medio de las cuales los fiscales van consiguiendo apoyos en la opinión pública y de los políticos para ciertas causas de alto impacto político. 

Si algo caracteriza a Ciperchile es la cantidad de "golpes noticiosos" y sus seudo investigaciones, puros soplos o "filtraciones" que les entregan -listas y tal vez redactadas- desde el Ministerio Público, Es algo muy torcido, evidente y de lo que nadie habla.

No se si tendrán gente a sueldo dentro de la Fiscalía para que les pase los soplos o si son los fiscales los que los usan en su provecho para romper el secreto de las investigaciones a que están obligados. Tal vez haya algo de ambas cosas en esta muy extraña cooperación.

La cosa es que el caso escuchas también partió con un soplo de la Fiscalía a Ciperchile, quienes revelaron como golpe noticioso una conversación entre tres conocidos personajes: el abogado Luis Hermosilla, el empresario Daniel Sauer y la abogada Leonarda Villalobos.

En pocas palabras la abogada Villalobos tenía coimeados a gente del Servicio de Impuestos internos y/o de la Comisión del Mercado Financiero, ya habían hecho un pago y discutían como hacer caja entre varios que estaban involucrados en irregularidades para seguir pagando cantidades mayores.

Nada muy novedoso, las coimas en el Servicio de Impuestos Internos son algo más viejo que sentarse en el poto, de hecho el propio padre de Leonarda Villalobos fue expulsado del servicio por un caso de coimas, seguramente de allí venían su contactos y su capacidad de rompehielos o rompemanos.

Pero aquí se produjo la primera cosa extrañísima y que hasta ahora nadie ha explicado: la propia Leonarda Villalobos fue quien hizo la grabación de manera oculta y después de eso fue a entregarla a la Fiscalía 

¿Cuál es la racionalidad de ese acto? La única explicación que se me ocurre es que estaba soploneando por encargo de la fiscalía desde antes.

Pero bueno, en lugar de hacer la investigación de manera secreta como correspondía, desde el Ministerio Público la conversación "se filtró" para Ciperchile, tal como ha ocurrido innumerables veces antes.

Resulta que ha pasado el tiempo y la Fiscalía no ha formalizado a ninguno de los involucrados en este asunto: tanto Daniel Sauer, como Leonarda Villalobos y Luis Hermosilla en estos momentos siguen libres como el viento  ningún cargo se ha presentado contra ninguno de ellos.

Mucho menos contra el o los coimeados en el Servicio de Impuestos Internos y/o en la CMF, no han tocado a nadie ni con el pétalo de una rosa, pese a que no costaba absolutamente nada identificarlos, era como pescar en un barril. Pero todo quedó en nada.

No hay una sola formalización en esa causa.

Sin embargo gracias a este escándalo la Fiscalía pudo hacerse de uno de los tesoros más preciados que alguien puede poseer en Chile: el teléfono celular de Luis Hermosilla. 

Yo creo que ese teléfono debe estar enterrado cerca del Polo Sur en una bóveda de titanio y concreto armado bajo varios kilómetros de hielo porque esa si que es una bomba atómica.

Hermosilla era abogado de prácticamente todas las personalidades importantes del país y como todo abogado penalista que se precie, un coimero de grado 33, un Soberano  Gran Inspector General de la Orden de la Coima, solo imaginen el tesoro que debe representar el tener su teléfono celular.

Ahora los fiscales, con cuentagotas, están soltando las perlitas y diamantes que hay en ese celular. La primera que soltaron fue el allanamiento de la casa y la oficina del director de la Policía de Investigaciones, que estaba informando a Hermosilla sobre las acciones de Fiscalía contra sus clientes.

¿Y qué clientes? Nada menos que el anterior director de la Policía de Investigaciones, que fue destituido y está formalizado por el mal uso de gastos reservados para actividades de inteligencia, que inteligentemente se los metía en su propio bolsillo.

Hoy esas conversaciones registradas en el Whatsapp de Hermosilla ya son conocidas por todos pese a que deberían estar bajo estricto secreto ¿y cómo se saben? Bueno, resulta que -para variar- Ciperchile acaba de dar otro "golpe noticioso" filtrado y seguramente redactado en la propia Fiscalía.

Muchos ingenuos pensarán  ¡que buen trabajo hacen los fiscales y Ciperchile descubriendo la corrupción! Pobres tontos, no se dan cuenta que el Ministerio Público poco a poco, frente a nuestros ojos, se está convirtiendo en una asociación ilícita dedicada a acrecentar su propio poder e intereses.

Cuando nos demos cuenta que tenemos un equivalente a la Cosa Nostra siciliana o a la Camorra napolitana ya va a ser demasiado tarde. La calidad de "poder autónomo" que le han dado a la Fiscalía inexorablemente llevará a los fiscales a acumular más poder porque son los únicos que pueden actuar ilegalmente sin ningún temor a la persecución criminal.

Esta asociación perversa entre fiscales que actúan ilegalmente y la Open Society que les sirve de altavoz va a llevar a que la fiscalía termine convertida en un cartel con total impunidad, como nunca se había visto en Chile.

Y no solo descubrirán a policías corruptos, que es un asunto muy menor comparado con el peligro que se está gestando de un Ministerio Público manipulando, acumulando poder político y cometiendo delitos ellos mismos con total impunidad.

No deja de ser patético que formalicen al tipo de la Policía de Investigaciones por filtrar ilegalmente información, cuando ese es exactamente el mismo delito que el Ministerio Público viene cometiendo de manera regular desde su creación, con total impunidad.

¿Quién vigila a los vigilantes? 

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/

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