02 mayo 2024 

 

 

 

 

 

Tomas Bradanovic 


Causas y efectos
¿Cómo identificar a un tonto? No cuesta nada, basta con ver si es capaz de distinguir entre los efectos y las causas. Si las confunde es un tonto, así de fácil. Por eso los que no son muy vivarachos que digamos creen que eliminando un defecto se eliminará la causa. 

Pero si eliminamos un efecto sin tocar la causa al poco tiempo tendremos el mismo problema de nuevo, una y otra vez.

Porque las cosas funcionan al revés: eliminando la causa desaparecen los efectos. Si en la pared aparece una mancha de humedad por una cañería rota, no sacamos nada por rasparla y echarle el mejor sello; la mancha seguirá apareciendo.

Esta confusión es típica de los atolondrados, que actúan solo por reacción instintiva, o para aparecer ante los demás como que están haciendo algo útil.

Otro error parecido es retroceder hasta los tiempos de Caín y Abel para buscar las causas de un problema. Así la culpa de la pobreza son las "injusticias sociales" y esta también sería la causa de la delincuencia. 

Son incapaces de reconocer que el delito comienza justo en el momento en que alguien se decide a cometerlo, no antes.

Si nos vamos a las causas base, históricas o prehistóricas de los problemas, lo que en realidad hacemos es chutear la culpa hacia otro lado, para exculpar al que decidió cometer el delito. 

Esta tendencia es muy popular entre los abogados, psicólogos y gente de las llamadas ciencias sociales y nace de la intención político demagógica de captar simpatías entre criminales y los suyos.

La Iglesia Católica en algunos de sus grupos de poder interno, viene vendiendo hace rato la idea que la delincuencia no es culpa de los delincuentes. Es el razonamiento hipócrita que los teólogos y curas jesuitas han llevado al extremo.

No son los únicos. Hay sociólogos, psicólogos, historiadores, filósofos y ensayistas, para qué hablar de los abogados que ya mencioné. Esto de convertir a los delincuentes en víctimas es una peste que empezó en el Siglo XX y nos sigue pudriendo socialmente hasta el día de hoy. Como escribió Nietzsche

En toda la sicología del Evangelio falta el concepto de culpa y castigo y asimismo el de recompensa. El pecado, cualquier relación de distancia entre Dios y el hombre, es abolido: precisamente ésta es la buena nueva. 

Eso es el núcleo, de lo que ha venido predicando el social cristianismo desde la postguerra mundial hasta hoy: no hay culpa ni méritos, así es que no deben existir ni los castigos ni recompensas, ese es el mensaje jesuita que nos viene persiguiendo no solo desde las iglesias sino también de la academia y la política.

El problema
El aumento enorme de los delitos y los niveles de crueldad  que estamos viendo en Chile hoy, y que nos tiene corriendo en círculos, sin saber qué hacer. Se podría decir que es el problema del siglo que está enfrentando nuestro país. 

No ha existido nunca antes en Chile un problema con estas dimensiones y de tanta profundidad.

Y hay muchos efectos que nos tienen desesperados, como las encerronas, asaltos, secuestros, la violencia callejera con saqueos e incendios, el terrorismo de los grupos supuestamente mapuches y tantas otras cosas que nos hacen hervir la sangre cuando las vemos, sobre todo la falta de miedo de los criminales que hoy se sienten impunes.

Estuve viendo el video de la detención de un "lonko" donde unos mugrientos comuneros, traficantes, ladrones de madera, muchos de ellos asaltantes y asesinos, insultaban y agredían a los carabineros de la peor forma, tratándolos como si fueran sus inferiores.

Por fin en Chile, gracias a cuatro presidentes: Ricardo Lagos, Michele Bachellet, Sebastián Piñera y Gabriel Boric alcanzamos la igualdad, la más completa igualdad, pero en el sentido de Enrique Santos Discépolo, el que escribió ese tango que dice:

Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio, chorro, generoso, estafador. ¡Todo es igual, nada es mejor, lo mismo un burro que un gran profesor! No hay aplazaos ni escalafón, los inmorales nos han igualao... Si uno vive en la impostura y otro roba en su ambición, da lo mismo que si es cura, colchonero, rey de bastos, caradura o polizón.

Ese es el efecto y todo lo que hoy nos angustia son solo efectos de una causa principal, que es la ideología social cristiana que Renato Garín, que ha escrito muchas tonteras sobre otros asuntos, ha logrado describir de manera clara y brillante.

Esa es la causa -la cañería rota- y todo lo demás -las manchas de humedad- son solo los efectos. Todo lo que se está haciendo hoy es atacar los efectos raspando la humedad y sellando la pared, pero mientras no se arregle la fuga de agua, la causa, la humedad seguirá apareciendo por todas partes, es inevitable.

Los efectos de la ideología social cristiana han sido una cadena de muchos eslabones, tantos que hoy nos cuesta seguirles la pista hacia atrás porque empezaron hace 24 años atrás, en 1990 cuando la Fundación Friedrich Ebert-Stiftung, de Alemania -cuna del socialcristianismo- financió a un par de mediocres egresados de derecho para que copiaran y pegaran el sistema alemán de justicia. 

El problema que hoy nos tiene locos fue causado por esa "Reforma Procesal Penal", copiada por unos aficionados casi tan mediocres como el merluzo, allí comenzó todo y a partir de entonces Chile se empezó a hundir.

Fue el típico diseño de un tonto, los políticos demócrata cristianos de esos años confundieron los efectos (problemas del sistema de justicia) con las causas (un sistema sin recursos ni infraestructura).

El Departamento de Estado de Estados Unidos, al que le debemos las dos mayores catástrofes de nuestra historia, les compró el cuento a los políticos, igual que hizo con la maldita Reforma Agraria que causó más daño que diez terremotos. O sea nos cagaron dos veces al hilo.

La Reforma Procesal Penal es la causa de lo que está pasando hoy en Chile, toda la descomposición, la podredumbre que tenemos hoy con fiscales que ayudan a narcotraficantes y sicarios, con jueces, ministros de apelación y supremos llenos de vicios y capaces de caer en lo más bajo con tal de mantenerse en el poder, el aumento explosivo del crimen y sobre todo la falta total de respeto por la ley y por quienes la representan, como las policías, todo eso solo son efectos, que vienen de la misma causa.

Hoy los políticos y sobre todo los merluzos, que no tienen la más mínima autoridad moral para hablar de estas cosas, siguen con las mismas maniobras ridículas e inútiles de atacar los síntomas sin tocar la causa.

El extremo del ridículo al que han llegado es la larguísima discusión sobre las "Reglas de uso de la fuerza" por parte de la policía. ¿Qué sentido tiene toda esa payasada? 

Ninguno, jamás debió discutirse una ley sobre ese asunto, el monopolio del uso de la fuerza por las policías está establecido en leyes orgánicas y el uso de los medios es solo cuestión de reglamento interno, los casos muy excepcionales en que el uso de la fuerza podría constituir delito no necesitan ninguna ley especial, están bastante claros para todos.

Pero existe hoy en Chile esa "inversión de todos los valores" donde los orates están a cargo del manicomio y cuando empieza a arder tratan de apagarlo con gasolina. 

Y vemos como a uno de los peores criminales del país -Llalitul- le permiten gritar consignas como un héroe durante el juicio donde salió condenado y seguramente tendrá un trato a cuerpo de rey, tal como Celestino Córdova, el único condenado del grupo que asesinó quemando vivos a un par de ancianos.

Si siguen con esta charada de "estamos haciendo algo" mientras no hacen nada útil, lo que nos espera es que a los venezolanos de los gallegos, el tren de Aragua y los miles de delincuentes que finalmente caen presos, estarán más seguros y cómodos en la cárcel, porque en la calle al menos, rige una ley más directa y se terminan matando entre ellos.

Eso es lo que nos espera si no tenemos los pantalones para revertir la maldita ideología social cristiana que nos está pudriendo por dentro y que es la causa de todo lo que hoy está pasando. Todo lo demás son solo efectos, nada que se haga con ellos tendrá ninguna importancia.

Fuente: https://bradanovic.blogspot.com/