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 Noviembre de 2020


VOZ NACIONAL  ha integrado a un heterogéneo grupo de personas en torno a eventos políticos, condicionantes en alto grado de nuestra vida personal, familiar, económica y religiosa. Los violentos acontecimientos de octubre 2019, el plebiscito y la pandemia 2020, han evidenciado carencia de liderazgo en las estructuras formales de la nación para defender y sostener los valores que nos aglutinan. Esta carencia de liderazgo se funda en la falta de concepciones claras sobre la realidad ontológica y ética de la sociedad chilena contemporánea, lo que Chile es y lo que Chile debe ser. Este abandono importa una entrega a concepciones y principios que culturalmente nos son hostiles y que enarbola la izquierda de manera orgánica y coherente.

El objetivo de VOZ NACIONAL debe ser influir en estos eventos políticos y los futuros que se desencadenen. Inspirar la praxis política desde un logos coherente. Este logos se ha de fundar en el siguiente diagnóstico y propuesta:

  1. La Crisis: Nuestro país ha caído en una grave ingobernabilidad y desintegración institucional, con un Estado capturado por agendas propias de actores que no representan el mandato formal democrático. El gobierno electo abandonó su deber de conservar el estado de derecho, ha de facto postergado el bienestar y la administración de lo común. En una desordenada búsqueda de la legitimidad perdida, no respetando el mandato democráticamente conferido, diluyendo toda identidad con su programa de gobierno, ha llegado incluso a validar el odio y la violencia como método político, con una inmoral obsecuencia y sospechosa pretensión de ser aprobado por propulsores de agendas globales. Buscando recuperar legitimidad y el orden público, ha validado un acuerdo concertado por la desprestigiada clase política; remedio que ha agudizado la perdida de legitimidad del poder formal de la república y ha dado alas a los partidarios de vías directas insurreccionales.
  1. La Dimensión Económica: El modelo económico de libre mercado ha generado prosperidad inédita en Chile. Basado en la libertad de los individuos de producir, emprender, innovar, crear valor y comerciar, la economía de mercado ha sido la única forma eficiente y justa de funcionamiento económico conocida en toda la historia de la república. Sin embargo y a pesar de ser el bienestar económico condición de posibilidad del cultivo de las virtudes humanas de la solidaridad y la buena política, este no alcanza a satisfacer el malestar ciudadano que ha instrumentalizado la izquierda. Sin estar esa dimensión económica DENTRO de un marco cultural que le provea de sentido humano, oriente y ordene sus prioridades, el capitalismo criollo ha devenido en una expansión desordenada del consumo y de expectativas económicas que solo podrían satisfacerse cuando la economía crece, condición insostenible en el mediano y largo plazo. Carente la sociedad chilena de ese marco cultural, la prosperidad económica deviene en torbellino de apetencias desordenadas y promesa de caos. Aquello, que está previsto suficientemente por el conocimiento reflexivo de las humanidades, fue SISTEMATICAMENTE silenciado por la derecha tradicional centrando su mito en el crecimiento económico y agotando su praxis en esta dimensión económica.
  1. Dimensión Cultural: Siendo esta dimensión el marco y la sustancia de toda praxis política, la derecha abandonó toda obligación intelectual de promover valores más profundos que el solo utilitarismo del poder político y económico. “La cultura” fue para esa derecha una distracción vanal que quedó abandonada a la izquierda para su manipulación. Las humanidades, en particular la historia de Chile, la axiología, la ontología, la ética, así como también las ciencias básicas, fueron descuidadas y tomadas por quienes se interesaban en esta “mercadería tan inútil” con la cual la derecha economicista perdería tiempo para abocarse a “lo que realmente importa”: el consumo. Con esto, el motor de la sociedad quedó en manos de los agentes de la deconstrucción radical, de la ideología de la revolución y el hombre nuevo, socavando el alma nacional y occidental para ser reemplazada por un utópico hommo festivus, liberado de su pasado y odioso a su presente. Quienes detentan esta básica herramienta promueven una nueva cultura, condicionada por la lectura de la realidad en base a la discordia y negación de la evidencia científica, y la refundación de nuestra identidad desde cero, borrando el legado de las generaciones que construyeron la nación y la república, imponiendo el conflicto sobre la convivencia pacífica. Esta refundación cultural, impone a macha martillo una moralina ciudadana fundada en la desavenencia, controlando y ejerciendo una coerción legal acompañada de un manto de impunidad respecto de la violencia de facto provocada por el lumpen, promoviendo la prevaricación y la desigual aplicación de la ley escrita en función de imponer una cultura utópica y de control de las conciencias. Esta agenda no nació de las mentes locales. Se constata que guarda una sospechosa homogeneidad con agendas globalistas de control y sumisión, que deprimen los conceptos de libertad y soberanía. 
  1. La Libertad Necesaria: Lo dicho da cuenta que obviamente la disyuntiva no está en modo alguno planteada en el modelo económico. LA GUERRA ES CULTURAL. Es ahí donde radica la tarea insustituible de VOZ NACIONAL. Se trata de una tarea muchísimo más basta que la que se han planteado los think tanks de la derecha obsecuente. Aquella que defiende el estado de cosas porque… peor sería si no tuviésemos libertad económica. Aquello es la gran tentación de la pereza y codicia que ha dominado el quehacer de la derecha política hasta hoy. La libertad se defiende única y exclusivamente desde la cultura. Este orden de cosas – el actual y dominante- es el de la izquierda moderna. Nuestra tarea es esa: ofrecer a la praxis política los elementos basales e insustituibles para que Chile sea una nación de hombres libres. Descubrir el velo de Isis para exhibir el ser humano, lo propio de su naturaleza, la vida como tarea individual y colectiva, la familia, libertad de conciencia y propiedad como vehículos de esa tarea individual y colectiva. 
  1. La Misión: Voz Nacional deberá ser un referente de cambio radical que permita destruir la imagen de este homo festivus abstracto, carente de voluntad, victimizado por el hombre libre y real, que ha creado un hombre dependiente, esclavo y servil al Estado, sin merito moral. Debemos destruir esta idea de Estado que se adueña de esas dimensiones propias del hombre, como la compasión y la solidaridad. Todo esto va eliminando las libertades individuales, pasando a crear un Estado que más allá del mandato original dado a los representantes, quita gradualmente el poder al ciudadano y lo pasa al control del Estado que desprecia y es hostil al individuo y que pretende transformar a la sociedad en un inmenso jardín infantil de adultos.

Estamos llamados a rescatar los valores de nuestra cultura, con una intensidad como los Think Thanks de la derecha progre no lo hacen. Propiciar una sociedad basada en la libertad, el imperio de la ley, un Estado pequeño, eficiente, al servicio exclusivo del mandato delegado por los hombres libres, recordándole constantemente a los representantes, que los organismos necesarios para la administración de éste y su propia designación, no tienen otro fin que la fidelidad al poder soberano de la ciudadanía. Debemos ser protagonistas y timoneles de nuestra propia historia, realizar una lucha sincera por dejar a las nuevas generaciones una base y una identidad cultural, basado en los principios que han dado libertad, paz y prosperidad, que permita al ciudadano el desarrollo pleno de sus potencialidades para bien de la sociedad.

Estamos llamados a desnudar la lacra del globalismo que pretende imponer un orden burocrático transnacional defendiendo sin transacciones la libertad e independencia de nuestra nación en el contexto global. Propiciar el respeto del mismo principio soberano y de libertad que el ciudadano tiene con el Estado, buscando la cooperación virtuosa y no el control y sumisión de las naciones, por pequeñas que sean. Entendiendo que es positivo la existencia de un comercio y derecho internacional, pero nocivo la existencia de tratados arbitrarios y circunstanciales que llevan al debilitamiento orgánico de los Estados soberanos y libres, imponiendo agendas que no buscan el interés nacional ni la honesta cooperación.

Estamos llamados a defender la inteligencia humana individual que ha hecho posible el común de progreso y avances científicos, tecnológicos, artísticos, espirituales que la humanidad en conjunto ha desarrollado en la libertad de la creación intelectual y su búsqueda de la plenitud del desarrollo humano. No es aislamiento, es cooperación sana, libre y soberana de las naciones que sufren este flagelo común.

Esto no es una batalla. Esta es una guerra. Una guerra de supervivencia del espíritu.

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