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2 julio, 2025 

 

 

 

 

 

por Richard Kouyoumdjian


Una rápida mirada al presupuesto de Chile indica que perdimos el norte, nos transformamos en un estado de bienestar que es incapaz de asignar los recursos para cumplir satisfactoriamente con lo que establece su artículo 1 de la constitución, el resguardo de la seguridad nacional.


En tiempos en que Chile es manejado por el ministro de Hacienda, el propósito de esta columna es llamar la atención sobre los problemas que afectan a las Fuerzas Armadas y las personas que en ellas trabajan producto principalmente de la estrechez fiscal que sufre el país, y, por otro lado, por la forma en que se maneja y distribuye el presupuesto de la nación, lo que termina generando un problema de seguridad nacional, ya que las instituciones de la Defensa necesitan para operar y cumplir con sus obligaciones constitucionales, de recursos y de personas de buena calidad, y en las cantidades suficientes para hacerlo adecuadamente, cosa que parte por tenerlas bien remuneradas, haciendo lo suyo, y solo excepcionalmente, seguridad interior.

Recientemente se supo que efectivos militares fueron detenidos por estar realizando actividades delictuales, algo que es obviamente grave, muy grave. Dentro de lo malo, lo bueno es que fue detectado por el mismo Ejército de Chile, institución que lo reportó al Ministerio Público, quienes a su vez dispuso la detención y procesamiento de los involucrados. ¿Habrá tenido algo que ver las condiciones salariales y laborales del personal de planta del Ejército con el hecho de que integrantes de esa institución se hayan desviado del recto camino? De seguro pronto lo sabremos, pero es muy posible y probable que la respuesta sea afirmativa.

Antes de ahondar en la cosa de la estrechez fiscal, y objeto de reforzar el punto anterior, recordemos que el crimen organizado es una empresa delictual, que opera con lógica de negocios, y que necesita de armas y personas entrenadas en el uso de ellas, algo que pueden encontrar en las Fuerzas Armadas y las policías, por lo que es de esperar que haya más esfuerzos de la organizaciones criminales en obtener armamento y en contratar y atraer uniformados, algo que en alguna medida se les facilita si los sueldos que perciben son bajos, las exigencias laborales altas, y se las pasan desplegados, lejos de sus familias y en estados de excepción constitucional que de excepcionales nada tienen.

Ahora de lo macro a lo micro, el Estado de Chile tiene la obligación constitucional, tal como se indica en su artículo 1, de resguardar la seguridad nacional, algo en donde las Fuerzas Armadas y las policías cumplen con lo principal. La lógica indica que siendo la seguridad nacional algo que la constitución reconoce en el primer artículo, en donde está lo más esencial, entonces corresponde que aquellas instituciones que se preocupan y ocupan de la seguridad nacional tengan los presupuestos y equipamientos necesarios para cumplir esas importantes funciones.

La pregunta que sigue es, ¿cuánto es el OPEX de la Defensa? Si sacamos lo que es previsional, lo que son los presupuestos de la DGAC y la DGTM, el CAPEX y lo que el Estado no le reembolsa por gastos del tipo despliegues a la Macrozona Sur y las fronteras del norte y noreste, estamos hablando de aproximadamente un 1,7% del presupuesto nacional. Bastante bajo considerando que se supone es un tema importante y crítico, y que adicionalmente las Fuerzas Armadas deben cumplir con cinco áreas de misión, cuatro de las cuales no necesariamente son relativas a la defensa de la soberanía, el territorio nacional, y la protección del interés nacional donde sea que esté ubicado. Chile debiera tener un OPEX mínimo de 2,6% y no el 1,7% actual.

A modo de comparación, del presupuesto, Educación se lleva el 19%, Salud el 18%, el Minvu un 6,4%, Obras Públicas un 5,6%, y las policías un 2,4%. Podemos seguir haciendo comparaciones, pero me parece que ya está claro que en defensa se gasta menos de lo que corresponde. Dicho eso, ¿cuáles son las consecuencias de solo gastar un 1,7% del presupuesto en la operación del Ejército, la Armada y la FACH?

Pasando a casos más específicos, en donde las consecuencias quedan más claras, podemos mencionar:

Los ajustes al presupuesto informados en enero del 2025 afectan principalmente a las líneas de sueldos y de gastos generales, profundizando más aún los problemas recién mencionados. Hora de entender que los ajustes del gasto fiscal no pueden venir por el lado de defensa, un gasto que solo representa el 1,7% del presupuesto nacional y que no se condice con la criticidad que se supone tiene. En ese sentido y a modo de ejemplo, Milei, cuando asumió en Argentina y comenzó a reducir el gasto fiscal, lo único que no tocó fueron los Ministerios de Seguridad y el de Defensa. Al contrario, les subió el presupuesto objeto readquirieran capacidades pérdidas durante los años. Él tiene, más que nadie, muy claro como buen liberal, los roles que el estado debe realizar y cuáles no, y que la seguridad nacional es lo primario y lo único que justifica la existencia del estado.

Una rápida mirada al presupuesto de Chile indica que perdimos el norte, nos transformamos en un estado de bienestar que es incapaz de asignar los recursos para cumplir satisfactoriamente con lo que establece su artículo 1 de la constitución, el resguardo de la seguridad nacional. Tenemos las Fuerzas Armadas con el equipamiento que se necesita, pero nada se saca si no somos capaces de que operen, disparen, se entrenen, naveguen, vuelen en forma segura, y sean capaces de generar una efectiva y creíble disuasión, algo que un mundo convulso como el actual no es aceptable.

Fuente: https://ellibero.cl/columnas-de-opinion/consecuencias-de-los-problemas-financieros-y-salariales-de-las-fuerzas-armadas/

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