28 marzo, 2023 

 

 

 

 

 

Por Magdalena Merbilháa


Los indultos fueron usados políticamente y no hay justicia ni decencia que los justifique. No le da a cada uno lo que es de suyo propio, ya que libera y exculpa a criminales y terroristas. no por irreprochable conducta o razones humanitarias, sino que por razones políticas.


La justicia implica dar a cada uno lo que es de suyo propio y no lo mismo. Desde esta perspectiva la igualdad es inmensamente injusta, ya que supone no reconocer el esfuerzo personal ni los méritos. Quita a quien produce para darle a quien puede decidir no esforzarse. Entendiendo que la justicia humana busca emular a la justicia divina, que siendo omnisciente, todo lo sabe a la perfección y aplica en sabiduría agravantes o atenuantes, para juzgar un mismo hecho, la justicia terrenal analiza caso a caso el mismo delito, otorgando penas distintas según la intención individual de cada persona. 

Esto supone que en el actuar no hay una acción colectiva igualitaria, sino una acción personal que debe verse caso a caso, por lo que las sentencias no son como una “lista de precios”, sino que varían por los méritos o vicios de la acción individual. Una misma acción puede tener diversas motivaciones y responsabilidades. Es por eso que la democracia liberal ha representado a la justicia con una balanza en la mano, ciega, para reafirmar así la independencia de este poder y lograr reales contrapesos que permitan a la democracia ser.

En estos días hemos visto cómo el Tribunal Constitucional rechazó el requerimiento de inconstitucionalidad por los indultos otorgados por el Presidente Gabriel Boric. Algunos miembros del tribunal acusaron presiones desde el Ejecutivo, para votar a favor de apoyar al Gobierno en está tan criticada acción.

Por lo mismo se hace necesario analizar la justicia de la llamada “justicia”. Los indultos fueron usados políticamente y no hay justicia ni decencia que los justifique. No le da a cada uno lo que es de suyo propio, ya que libera y exculpa a criminales y terroristas, no por irreprochable conducta o razones humanitarias, sino que por razones políticas. Sus acciones objetivamente criminales fueron convenientes para quien hoy ejerce el poder.

La petición de inconstitucionalidad de esta acción buscaba la justicia, dar a cada uno lo que es de propio suyo, quien comete un crimen, da lo mismo quien sea, debe pagar con cárcel por sus acciones. El prontuario de los indultados era nutrido y conocido por lo que hasta la vocera de gobierno tuvo que decir que si el Presidente hubiese tenido todos los antecedentes habría obrado de otro modo. Pero hoy tiene todos los antecedentes y no busca enmendar el camino y frente a acciones legales de la oposición que buscan justicia, el Gobierno prefiere ser injusto y presionar al TC para que apoye la decisión de indultar a quien no se lo merece.

Acá vemos que la justicia deja de ser tal, deja de ser justa cuando se somete al poder político, cuando se politiza. Lamentablemente en Chile la justicia y los jueces son muchas veces operadores políticos, por lo que la justicia ya no es ciega, sino que usando anteojos y hasta lupa realiza fallos por conveniencia y no en justicia. Esto es la antesala a una pérdida real de democracia y camino a una visión totalitaria que siempre ha sido un peligro para toda sociedad. Sin real justicia no hay posible civilización, ni democracia. Cuidado con lo que se está haciendo en nuestro país, porque para cuando se enteren, ya habremos perdido.

Hoy más que nunca es necesario definir  y apoyarse en las virtudes, ya que es el único camino real al bien de una persona y de una nación. Justicia, Prudencia, Templanza y Fortaleza, las llamadas virtudes cardinales, son esenciales para una vida correcta personal y social. Fe, esperanza y caridad, las llamadas virtudes teologales clave de la humanidad misma. Chile y el mundo necesita real justicia y no una torcida.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/justicia-injusta-2/

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