26 abril, 2023 

 

 

 

 

 

por Paz Charpentier


El Gobierno no sólo ha resuelto no dar un paso atrás en su programa, sino que además está decidido a demostrar con hechos una parte importante de su fe: que el Estado puede ser un empresario exitoso sin matar todo lo que lo rodea en el intento.


El Presidente Boric ha dado a conocer la estrategia del gobierno para la exploración y explotación del litio en Chile. Una reiteración sin cambios respecto a lo planteado en su programa y que consta de cuatro ejes cuyos detalles prueban -nuevamente- que el Gobierno no sólo ha resuelto no dar un paso atrás en su programa, sino que además está decidido a demostrar con hechos una parte importante de su fe: que el Estado puede ser un empresario exitoso sin matar todo lo que lo rodea en el intento.

También resulta evidente que su intención es, posteriormente, saltar a otras industrias y mercados. No sólo aspiran a conservar el poder político, sino que también a capturar el poder económico. No seamos ingenuos.

De acuerdo con la Constitución el litio es un mineral no concesible cuya propiedad le corresponde al Estado y, por tanto, sólo puede ser explotado a través de empresas estatales o contratos administrativos entre el Estado y los privados. Vale la pena preguntarse por qué entonces el Gobierno plantea como uno de los ejes de su estrategia la colaboración público-privada si en la actualidad es precisamente aquello lo que debe suceder para su explotación.

Es importante recordar que la mera celebración de un contrato es en sí mismo un acto de colaboración que puede contemplar todo aquello que las partes libremente decidan. La verdad es que para el Gobierno colaboración significa tener el control y ese es el problema.

Es claro que el ánimo del Gobierno es hacerse de la propiedad y know how de empresas que llevan décadas desarrollando esta industria en nuestro país cueste lo que cueste. No le importan los costos. No le importa que se vea mermada la capacidad contributiva de dichas empresas y tampoco el riesgo cierto de que ese know how sea imposible de transferir como sucede a menudo en estos casos. El Gobierno incluso está dispuesto a desafiar la velocidad de la ciencia apostando a que no llegaremos tarde al boom del litio cuando todos sabemos que ya estamos tremendamente atrasados.

Por otro lado, parte de las izquierdas justifican el papel protagónico que a su juicio debería tener el Estado en esta industria en virtud del carácter estratégico del litio. Sin embargo, circunscriben su carácter estratégico únicamente a los ingresos que esta industria ha reportado o puede reportar al fisco en el futuro.

En efecto, es lógico pensar -tal como lo hizo Ricardo Mewes– que para parte de la izquierda cualquier industria pudiera ser estratégica debido a que todas ellas aportan al Estado vía impuestos. Ergo, perfectamente podría promoverse bajo el mismo argumento la participación protagónica del Estado en similares condiciones a las planteadas por esta estrategia en otras industrias o mercados en el corto plazo.

La estrategia para la explotación del litio propuesta por el Gobierno sólo puede comprenderse desde el prisma ideológico de quien la propone. Abramos los ojos, una Empresa Nacional del Litio (como síntesis de esta estrategia) no es inocua, tiene consecuencias.

Fuente: https://ellibero.cl/opinion/expertos-en-litio/

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