Alejandro Rogers B.
Director Fundación Voz Nacional
El informe Big data del gobierno fue descartado con una reacción rápida y ferviente de algunos académicos. Barbara Poblete, por ejemplo, académica del Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Chile explica que “no tenemos ninguna evidencia de influencia extranjera en esta crisis[1]”.
Desde entonces cualquier idea de que la violencia en Chile puede haber recibido influencia extranjera ha sido silenciada. El “Estallido Social” sería una manifestación espontánea del descontento popular y solamente será resuelto con una nueva constitución. Pero negar las amenazas no las elimina, y a veces es bueno escuchar a quien nos lo recuerde.
Y este recordatorio nos viene ni más ni menos que del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, que, en su revista digital militar El Dialogo del 6 de enero 2020, escribe que el “análisis de tuits refleja injerencia de Venezuela, Cuba y Nicaragua en protestas en Chile[2]”. El artículo hace referencia al estudio del Atlantic Council, un importante instituto de política exterior americana quien, a través de su Digital Forensic Research Lab (DFR Lab ), explica que en los días que siguieron el 18 de octubre, casi el 20% de los mensajes relacionados con las protestas provenían de Venezuela y una parte importante de ellos provenían de cuentas chavistas, bolivarianas y socialistas[3].
Pero da lo mismo, en Chile se descartó de plano cualquier injerencia, y poco importó que la OEA publicara que “Las actuales corrientes de desestabilización de los sistemas políticos del continente tienen su origen en la estrategia de las dictaduras bolivariana y cubana[4]” y que Mike Pompeo, Secretario de Estado de Trump, llamara la atención de que Cuba y Venezuela estaban tratando de secuestrar las protestas.
Y tampoco pareciera importar que el Proyecto de Propaganda Computacional del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford ponga a Venezuela entre los países más poderosos del mundo en el uso de redes sociales para influencia extranjera, junto a China, Rusia, India, Iran, Pakistan y Arabia Saudita[5].
Según el mismo estudio, Venezuela es uno de los países que está mejor preparado para la guerra digital, contando con una brigada de, ni más ni menos, 500 ciber tropas con entrenamiento formal, codeándose con China, Rusia, Israel, Estados Unidos e Irán.
El chavismo bolivariano nos lleva años de ventaja en la guerra digital. Recordemos que, según Twiplomacy, un portal de análisis de usos de redes sociales por líderes mundiales, Nicolas Maduro apareció entre los 4 líderes más influyentes de Twitter en el 2017, muy cerca de Obama y del Papa Francisco[6]. Recordemos también que, para las elecciones de Estados Unidos, Twitter cerró más de 700 cuentas venezolanas que, imitando las estrategias de desinformación rusas, estaban buscando influir contra Trump.
Pese a esta evidencia, algunos expertos descartan de plano y con celeridad cualquier influencia extranjera. Dada la evidencia y la investigación académica, llama la atención que estos expertos no hayan tomado una posición más cauta ante una amenaza potencialmente letal para nuestro país.
Existe además un doble discurso. En el mismo artículo donde descarta cualquier influencia extranjera en la violencia en Chile, Barbara Poblete reconoce que hubo manipulación de redes sociales para las elecciones en Brasil. Es el mismo doble discurso que hemos visto en otras partes del mundo, se acusa a Trump, Brexit y Cambridge Analytica de manipular las elecciones en las redes sociales, pero cuando se trata de otro color político, es todo producto de la efervescencia social y de manifestaciones espontáneas del descontento popular.
No nos engañemos, el enemigo nos ha dejado tranquilos durante el verano, pero eso no lo hace menos peligroso. Nos enfrentamos a uno de los adversarios mejores preparados del mundo para la guerra digital. El chavismo sabe muy bien lo que está haciendo, tiene recursos y tiene experiencia. Y si se atrevió a influir en las elecciones del Tio Sam, que no quepa la menor duda que intentará influir en Chile, un país tan irrelevante en materia de guerra digital, que ni siquiera aparece mencionado en el estudio de la Universidad de Oxford.
Y es que por supuesto, la guerra digital es secundario, estábamos preocupados de cosas más importantes como la ideología de género, el calentamiento global y de abrir nuestras fronteras al tráfico de seres humanos.
[1] Fuente: https://www.uchile.cl/noticias/160227/no-creo-que-el-estallido-social-sea-producto-de-la-manipulacion
[2] Fuente: https://dialogo-americas.com/es/articles/analisis-de-tuits-refleja-injerencia-de-venezuela-cuba-y-nicaragua-en-protestas-en-chile/
[3] Fuente: https://www.abc.es/internacional/abci-moscu-y-caracas-dirigen-estrategia-redes-para-alentar-protesta-chile-201911062232_noticia.html
[4] Fuente: https://www.oas.org/es/centro_noticias/comunicado_prensa.asp?sCodigo=C-081/19
[5] Fuente: The Global Disinformation Order 2019 Global Inventory of Organised Social Media Manipulation, Samantha Bradshaw . University of Oxford Philip N. Howard . University of Oxford.
[6] Fuente: https://www.telesurtv.net/news/Maduro-entre-los-cuatro-lideres-mas-influyentes-en-Twitter-20170121-0028.html
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