Gonzalo Ibáñez Santamaría


A propósito de los actos de vandalismo, saqueo y destrucción que sufrió el país hace unos meses, surgió la idea de practicar una reforma a Carabineros de Chile. Para estos efectos, cualquier persona sensata comenzaría por la pregunta de por qué esa policía no fue capaz de neutralizar a fondo todas las acciones que se sucedieron una tras otra destruyendo propiedad pública y privada, comenzando por el Metro de Santiago e incluyendo iglesias y centros de culto o incendiando y saqueando sin límite a todo lo largo del país. No sólo la población quedó privada de servicios básicos sino, además, 300.000 personas perdieron sus empleos. El costo para el país fue gigantesco y millones de chilenos fueron víctimas impotentes de este impune atropello a sus derechos. ¿Cómo pudo suceder eso?

Inexplicablemente fue el mismo gobierno el que inhibió a los policías de hacer uso de sus armas obligándolos a enfrentarse a la delincuencia casi desarmados. Ello, a pesar de que fueron atacados con intención de causarles la muerte y que los manifestantes no vacilaron en asaltar una y otra vez los mismos recintos policiales. Cerca de 5.000 efectivos quedaron heridos y, entre ellos, muchos de gravedad.

Pero, eso parece no ser “tema” para esta reforma. Mucho más lo sería el de algunos casos de manifestantes que resultaron heridos con la respuesta policial. Esos casos se definen como “violaciones de los derechos humanos” hasta el punto de que hay quienes sostienen que, para evitarlas, la reforma debe ir en el sentido de desarmar aún más a la policía, sin importar que así se asegure a la delincuencia una impunidad cada vez más completa.

En reciente carta a un diario local, la señora Paulina Vodanovic, presidente de la Fundación Horizonte Ciudadano, aboga en este sentido*. Asombra la indiferencia con que pasa al lado de la enorme destrucción que sufrió el país y del descomunal atropello que sufrieron los derechos de millones de chilenos como consecuencia de esa destrucción. Para ella, lo único importante son los eventuales excesos en que nuestros policías habrían incurrido tratando infructuosamente de detener el enorme daño causado.

Es cierto que los excesos deben tratar de evitarse, pero en este caso, si los hubo, no pueden ser juzgados sin advertir las circunstancias en las que esos policías actuaron frente a ataques brutales que amenazaban sus vidas y en medio de una campaña de odio a la institución y de groserías a sus efectivos de la cual no tenemos memoria. Y, ello, nada más porque estaban defendiendo los derechos del resto de los ciudadanos de Chile.

Esa, sin embargo, no es preocupación para la señora Vodanovic y para quienes la secundan. Para hacer la reforma que ella propone, afirma que “Sebastián Piñera tiene una de sus últimas oportunidades políticas”. Estoy de acuerdo en esto último, pero, al revés de lo que ella piensa, no para continuar maniatando a la policía como sucedió en aquellos meses, sino para dotarla de la preparación y de los medios para hacer efectivo el respeto a los derechos ciudadanos en el país. Es lo que, a mi parecer, requiere la vigencia de la democracia entre nosotros.

@gonzaloibanezsm

 Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm/posts/2615572868656625?__tn__=K-R

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