Gonzalo Ibáñez Santamaría


Una de las grandes sorpresas que nos trajo la última encuesta CEP fue la de mostrarnos a la diputada Pamela Jiles como la figura política mejor evaluada del país. ¿Cómo fue posible que en tan poco tiempo haya podido alcanzar ese posicionamiento? Y ¿qué hizo para lograrlo?

Al otro lado, el sector político afín con el gobierno de Piñera muestra un acentuado deterioro y lo mismo sucede con los sectores más tradicionales del socialismo chileno agrupados sobre todo en los partidos socialista y PPD. Joaquín Lavín, en el primer grupo, y Heraldo Muñoz, en el segundo muestran un estancamiento cuando no un descenso en la evaluación ciudadana.

Durante treinta años los chilenos hemos sido apabullados por una consigna: el gobierno militar fue malo en sí mismo desde el momento en que se originó como tal, por lo que nada de lo que en él sucedió puede rescatarse. El régimen que lo precedió, en cambio, ha quedado como una víctima del ansia de poder de los militares. Esta ha sido la estrategia de los partidos agrupados en la Concertación, pero a ella terminaron por sumarse incluso las fuerzas políticas que se organizaron para defender y promover el legado de ese gobierno. Pero esas fuerzas, RN y UDI, tanto como las del frente, P.S., PPD, D.C., aunque de acuerdo en criticar al gobierno militar, se acomodaron durante treinta años muy bien al modelo que este construyó para el desarrollo del país. Sin embargo, como esas fuerzas no podían comulgar con nada que viniera del régimen militar, a pesar de aplicar el modelo, no podían reconocer su origen y, menos, aún, podían defenderlo.

Hoy la contradicción ha quedado a la vista y, por eso, el período denominado de la Concertación es presentado como una continuación del régimen militar y, por lo tanto, susceptible de recibir la misma condena que éste recibe. Lo mismo, y con más razón, se dice del gobierno de Piñera: a pesar de sus declaraciones anti régimen militar, ensaya de aplicar sus mismas reglas. Por lo tanto, se hace reo de complicidad con ese régimen.

Cuando se ha convencido a una parte importante de la población, sobre todo a sus generaciones más jóvenes, del discurso anti régimen militar no parece extraño que esas mayorías busquen apoyar a quien encarna ese discurso sin mezclas de transacciones y que, por ende, al final del camino ofrece un retorno a lo que fue el régimen de Salvador Allende. De ahí, el auge de candidatos que están en esa posición: Jadue, Boric y la misma Jiles. Pero esta ha sido más audaz y creativa en su campaña y se ha adueñado del primer lugar.

Heraldo Muñoz, José Miguel Insulza, Ricardo Lagos entre otros por la antigua Concertación, Sebastián Piñera, Joaquín Lavín, Andrés Allamand por esta derecha oficialista, todos le pavimentaron el camino a esta diputada al hacer de la crítica al gobierno militar el meollo de su discurso, pero sin atreverse a llevarlo hasta sus últimas consecuencias. Pamela Jiles se ha sumado a este discurso con la diferencia de que sí lo ha llevado hasta ese extremo, acusando a todos los anteriores de cómplices, de una u otra manera, del gobierno militar. Así se ha convertido en el rostro más destacado de esa corriente.

Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm

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