Gonzalo Ibáñez Santamaría


El brusco cambio de la situación política provocado por el estallido de violencia del 18 de octubre de 2019 señaló en Chile el comienzo de una etapa de creciente inestabilidad que ha llegado hasta poner seriamente en juego la capacidad del país para continuar con su marcha por la historia. El riesgo de que caigamos en manos de un extremismo marxista tanto en la elección de nuestras más importantes autoridades como en la redacción de una nueva constitución no hace sino acrecentarse día a día.

¿Por qué ha sucedido esto en un país como el nuestro cuyo crecimiento durante los últimos 45 años fue muy notable y muy compartido por toda la población? Lo lógico era que nos hubiéramos alejado de toda posibilidad de retornar a un régimen como el marxista que terminó en 1973 y, sin embargo, nos hemos despertado teniéndolo al lado. El senador Juan A. Coloma en reciente entrevista dio su versión: “Tengo la sensación que Chile perdió la memoria, pero espero que no el sentido común” (El Mercurio, C2, 3/10/21). “Tengo la sensación. . .”. Chile, por cierto, perdió la memoria de cómo el régimen militar evitó la demolición marxista del país y de cómo lo puso en un rumbo de creciente progreso. De otra manera no es posible explicarse lo que nos ha pasado. Pero, Chile no perdió la memoria por casualidad o porque haya tenido un accidente, sino porque quienes tenían como misión proteger esa memoria y traspasarla de una generación a otra desertaron de cumplir con su deber. Esos fueron quienes militaban y, sobre todo, quienes dirigían y dirigen el partido fundado para mantener y proyectar el legado del régimen militar, esto es, la Unión Demócrata Independiente, UDI, del cual Coloma es uno de los fundadores y actualmente uno de sus senadores. Y, por lo tanto, uno de los principales responsables de lo que ha sucedido y de lo que ahora él se lamenta.

Otro ha sido Joaquín Lavín, varias veces candidato de ese partido a la presidencia y en su momento alto funcionario del gobierno militar. Sin embargo, no vaciló en renegar de él creyendo que así aseguraba su triunfo electoral. Ha sido, sin duda, uno de los agentes más importantes de esta masiva pérdida de la memoria. Hoy, en medio de la tempestad que azota a Chile, toma un año sabático en Madrid. Así, cualquiera. Sin embargo, Coloma no vacila en tributarle loas: "Joaquín Lavín ha sido, es y será un gran inspirador y referente de ideas en nuestro mundo. Creo que ha contribuido como pocos en generar un escenario de innovación en nuestro sector. . .” (Emol 3/10/21). Esa innovación es la que estamos padeciendo hoy: cómo un país pierde su rumbo por obra de quienes tenían por misión mantenerlo.

Jaime Guzmán fue el fundador principal de la UDI. Es también la memoria de éste que los de hoy, como Coloma y Lavín, han perdido irremediablemente. Así, no nos extrañemos que, porque hemos olvidado nuestra historia, nos dirijamos a repetirla.

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