domingo, 8 de octubre de 2017

 

 

          El otro día estuve en una de esas plateas de las clínicas privadas esperando atención y cuando fui llamado al módulo 2 se pararon varias personas y fueron a felicitarme por decir la verdad en televisión. La funcionaria del módulo 2 protestó porque no podía atenderme. Es que días antes, olvidando la prohibición de Piñera y del Gobierno de invitarme a foros y debates televisivos (supongo que me consideran un personaje peligroso y subversivo que puede salir con la verdad en cualquier momento, lo que no conviene al uno ni al otro) “El Informante” de TVN me convidó a participar en un segmento en que se abordó el “caso Quemados” y tuve tiempo para contar la verdad de ese episodio que, por cierto, la opinión pública desconoce. Porque el piñerismo y la Concertación le han lavado el cerebro a la gente y han consagrado como verdad la versión falsa y condenatoria del Gobierno Militar. Pero éste tiene un “voto duro” silente que conoce la verdad histórica, celebra cuando la oye y me impide desplazarme por lugares públicos sin ser felicitado al menos dos veces en cada trayecto, con sólo deshonrosas excepciones, como la del individuo que, sin  el menor respeto por la verdad, me gritó días atrás al cruzarse conmigo: “¡Por Dios que estás viejo, Hermógenes!”

          Como defensor de la verdad histórica soy partidario, por supuesto, de José Antonio Kast, pero no pocas personas me dicen que, también prefiriéndolo, van a votar por Sebastián Piñera para derrotar a la izquierda, pues creen que su voto será así más “útil”. Pero yo suelo replicarles, cuando tienen tiempo, que el voto de ellos por Kast no sólo será más útil para ese fin que buscan, sino, además, moralmente más sólido.

          Tras decirles eso les hago, cuando me dejan, una síntesis de la negra hoja de vida de Piñera, que incluye su desastroso cometido en los ’70 y ’80 como gerente el Banco de Talca, gestión que le valió estar 23 días procesado y prófugo de la justicia por haber perdido cinco veces el capital del banco al haber hecho préstamos a sociedades de papel, de algunas de las cuales él formaba parte, para comprar acciones del propio banco; sus trampas y atentados en mi contra cuando competimos como candidatos a senadores en 1989, que pueden leerse en mi autobiografía, en venta por una módica suma en este mismo blog; su otra conspiración posterior contra su competidora, la pre-candidata presidencial Evelyn Matthei, para “c…arla” y “dejarla como cabra chica” en un programa de televisión; sus gestiones como senador para comprar a Corfo acciones de LAN, mientras al mismo tiempo negociaba con el gobierno de Aylwin y conseguía apoyo de RN para las políticas de éste; su aparición en los diarios como presidente de una sociedad anónima siendo senador, lo que debió haberle acarreado (pero no le acarreó) el inmediato cese en su cargo parlamentario; su negociación para vender tarjetas de crédito a los bancos, mientras era senador y presentaba una moción de ley para que los bancos (que se negaban a pagarle lo que él pedía) tuvieran que pagar intereses en las cuentas corrientes, moción que retiró cuando los bancos “entendieron”; su impresentable gestión ante Endesa España para conseguir venderle a un precio privilegiado sus acciones de las eléctricas; su actuación para conseguir con Kirchner la autorización para LAN  de operar en Argentina, por la cual sigue estando imputado por el delito de soborno ante el juez Canicoba Corral de Buenos Aires; su condena por la Superintendencia de Sociedades Anónimas, antes de ser elegido Presidente de la República, por comprar acciones de LAN con información privilegiada; el uso por sus sociedades de facturas falsas para obtener financiamiento electoral para su campaña de varias empresas (incluso usando parte de lo así recaudado para pagar a sus ejecutivos de otra empresa suya); sus presiones, ya como Presidente, para obligar a Julio Ponce a fusionar las sociedades Cascadas, lo que lo beneficiaría económicamente; el engaño, como candidato en 2009, a los militares, prometiéndoles debido proceso y prescripción, sólo para, una vez elegido, transformarse en su peor perseguidor a través de querellas ilegales, que son mil de las mil trescientas presentadas, incluyendo la del general Orozco, hoy nonagenario y con demencia senil, a quien el subsecretario Ubilla de Piñera persiguió judicialmente por “el delito” de haber salido a averiguar qué había sucedido en el exterior del regimiento Yungay en 1973, al oírse una descarga contra dos presos que huían; el engaño fenomenal a la opinión pública, a la cual aseguraba, bajo su gobierno, que su patrimonio lo administraba un “fideicomiso ciego”, en  circunstancias que estaba sacando al exterior 1.800 millones de dólares del patrimonio que tenía e invirtiendo los mismos en paraísos fiscales de Panamá, Islas Vírgenes y Luxemburgo; su intervención subrepticia, siendo Presidente y a la vez controlador de Colo Colo, para remover a Mayne-Nicholls como presidente de la ANFP, quien quería repartir igualitariamente las ganancias del Canal de Fútbol entre todos los clubes, sin privilegiar a “los tres grandes”; y su inminente condena por la Cámara (salvo que otra vez “dé vuelta” a la mayoría en su favor) por haber comprado acciones de la pesquera peruana Exalmar en pleno litigio marítimo de Perú con Chile.

          Si la gente vota por ese prontuario, allá ella. Si el “Señor Probidad” aparece formando parte de su comando, allá él. Pero quienquiera se mire al espejo cada día, convencido de ver la imagen de una persona honesta, que lleva a cabo acciones honestas y dueña de un voto moral, no tiene dónde perderse para saber que, entre Piñera y Kast, debe optar por el segundo.

          Y así votará, además, de la manera más “útil”. Porque nadie duda de que Piñera pasará a segunda vuelta: todas las encuestas lo aseguran. Es decir, le sobran votos para eso. Luego, uno más para él es, esencialmente, un “voto inútil”. En cambio, si más votos se desplazan en favor de Kast, ambos, Piñera y él, pasarán a segunda vuelta, pues los candidatos de centroizquierda e izquierda son seis y eso asegura una gran división de su contingente electoral y que ninguno pase del 15 %. Luego, bastaría un 10 % de votantes de Piñera que lo hicieran por Kast para GARANTIZAR que no habrá otro dañino gobierno de izquierda.

          ¿Qué voto puede ser más útil que el que garantice eso? En cambio, hacerlo por Piñera sólo asegura que un izquierdista, Guillier o Sánchez, pase a segunda vuelta y, ya terminada la dispersión en ese sector, tenga grandes posibilidades de vencer y continuar con un gobierno tan perjudicial como el actual.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.cl/

 

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