12 DE DICIEMBRE DE 2021 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Un país que cada pocos años está en peligro de recaer en el comunismo es porque tiene un problema mental colectivo serio. Esto lo ha puesto de manifiesto un detalle reciente: todo el mundo ha criticado a José Antonio Kast porque en su anuncio de combate al terrorismo y la subversión que han asolado al país, ha mencionado que decretará un estado de excepción con facultades policiales aumentadas, entre ellas la de "detener personas en lugares que no sean cárceles".

En el foro de Archi el presentador de Teletrece, Ramón Ulloa, le preguntó horrorizado si "eso va a ser igual que con la DINA y la CNI". Hoy, leyendo a la columnista de izquierda Paula Escobar en "La Tercera", veo que también expresa su temor de que se vaya a "detener personas en lugares que no sean cárceles". Pero ya cuando me sonaron todas las alarmas fue cuando mi amiga Lucía Santa Cruz, "que debería saber mejor", entrevistada hoy en "El Mercurio", expresa que votará por José Antonio Kast con reticencia porque éste quiere "detener personas en lugares que no sean cárceles".

En la Constitución de 1925, artículo 17, se confería a Presidente de la República, por la declaración del estadio de sitio, la facultad de arrestar a personas "en lugares que no sean cárceles ni otros que estén destinados a la detención o prisión de reos comunes."

La misma disposición se reprodujo en el artículo 41 de la Constitución de 1980, pues el grueso de su texto tenía semejanzas con la de 1925 y el de ésta con la de 1833.

Lo que sucede en las emergencias subversivas y los conatos revolucionarios, como los que el comunismo ha protagonizado en Chile periódicamente, es que obligan a medidas extraordinarias para arrestar a los sediciosos armados y materialmente es y era muy difícil, por su número, conducirlos a las cárceles comunes. De modo que todos los gobiernos los mantenían presos hasta el término del respectivo conflicto y del estado de excepción, en "lugares que no fueran cárceles". 

Cuando la emergencia cesaba y se normalizaba el país, los todavía presos eran trasladados a cárceles comunes. Esto fue habitual en todos los gobiernos. Sólo bajo el régimen militar Chile, después de 1973, se normalizó por un período prolongado, y aun así con interregnos de estados de excepción que fueron necesarios, dado el grado del ataque terrorista y subversivo, apoyado desde el exterior, en los años 80. Esta última fue la más masiva, mejor pertrechada y más extensa intentona armada subversiva que haya soportado país alguno de este hemisferio, no obstante lo cual el gobierno constitucional de Pinochet la venció y a su término entregó a la civilidad una nación pacífica y sin conflicto ni siquiera en la Araucanía, que por lo demás votaba mayoritariamente por él.

Si triunfa José Antonio Kast será porque una mayoría confía en que éste, a diferencia de su antecesor, restablecerá el orden público usando de las prerrogativas de un estado de excepción que lo autorice a "detener personas en lugares que no sean cárceles", como lo hicieron siempre los gobiernos democráticos para defenderse de las sucesivas y periódicas intentonas comunistas de tomarse el poder por las armas.

¡Un mínimo conocimiento de la ley y de la historia, por favor, antes de condenar la única candidatura que puede impedir la repetición de los mil días de la UP o algo peor!

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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