2 DE ABRIL DE 2024 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


La carta a El Mercurio de la señora Carolina Olguín, denunciando la condena de su hijo conscripto de 18 años, Carlos Robledo, a diez años de presidio por disparar contra saqueadores en La Serena, uno de los cuales murió, ha provocado numerosas reacciones de asombro. 

Repentinamente una mayoría se pregunta: "Pero, ¿qué estamos haciendo?"

Desde luego, la ley ya no vale. El artículo 208 del Código de Justicia Militar dice: "Será causal eximente de responsabilidad para los militares el hacer uso de armas cuando no exista otro medio racional de cumplir la consigna recibida". Había saqueos, incendios, destrucción. El gobierno de la época "sacó a los militares a la calle". Los superiores de los conscriptos les habían entregado armas. Y se les ordenó poner término a los saqueos. ¿Cómo lo iban a hacer sino con sus armas? Si se les hubiera proporcionado megáfonos, en lugar de fusiles, les habrían gritado a los saqueadores que dejaran de robar, pero seguramente éstos no les habrían hecho caso y les habrían lanzado peñascos y bombas molotov, dejando a muchos conscriptos heridos, procediendo luego a saquear igual.

En este país "desvirtuado", por llamarlo de alguna manera, suceden cosas "contra natura": el perseguido es el militar y el protegido es el delincuente. Eso está acordado democráticamente y es lo que han predicado y practicado todos los gobiernos desde el restablecimiento de la democracia el 11 de marzo de 1990. Todos elegidos por amplias mayorías en 1989, 1993, 1999, 2005, 2009, 2013, 2017 y 2021. Han coincidido. en la "política de los acuerdos": condenar a los militares y perdonar (e indemnizar) a los terroristas. Los que discordaran serían "cómplices pasivos".

"El ladrón detrás del juez". Militares condenados a morir encadenados. Delincuentes libres e indemnizados. Ellos reúnen el mayor número de amnistiados, beneficio que se niega a militares. Éstos también carecen de derechos carcelarios, que favorecen hasta a los peores reos comunes.

Cada cierto tiempo "los que mandan" se ponen de acuerdo en insultar públicamente (como en "1984", de Orwell) al "enemigo número uno", representante de los valores tradicionales, de la ley natural, del orden sobre el caos y del bien sobre el mal: Augusto Pinochet. Coro encabezado por Boric, Matamala y la Cámara de Diputados, que por 50 a 42 despojó a aquél de las condiciones de "expresidente" y de "estadista". 

Entonces "¡a quemarlo y destruirlo todo!", como dijo una líder muy representativa de este nuevo país contra natura.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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