22 DE AGOSTO DE 2019

 

 

Eugenio Tironi es un columnista de izquierda de "El Mercurio" que no ha podido resistir su impaciencia antes de su próxima columna y ha mandado hoy una carta al diario para comunicar públicamente la derrota de Milton Friedman, quien sostenía que la principal meta de las empresas era tener las mayores ganancias posibles. Tironi fundamenta su tesis en que un panel de los principales directivos de empresas norteamericanas ha declarado que buscará un equilibrio entre los intereses de los accionistas con los de consumidores, empleados, proveedores y comunidades locales. De allí deduce que todos ellos "han abandonado la tesis de Friedman".

Pero está equivocado. Desde luego, Milton Friedman era partidario de la libertad económica y, dentro de ella, uno puede ser empresario exclusivamente para ganar plata o puede serlo por cualquier otro móvil, como el de alcanzar fama, aunque gane poca plata; o porque tiene vocación para ejercer una determinada actividad, aunque gane poco. La sociedad libre no lo prohíbe. Lo que Friedman sostenía era que, en el hecho, los accionistas de las empresas, por mayoría aplastante, buscaban maximizar las ganancias de las mismas. Eso sigue siendo así. Lo dice todos los días el mercado. Si alguien invierte en la Bolsa, normalmente busca comprar las acciones que tienen más rentabilidad, más liquidez y menor riesgo y éstas suben sus precios. Si cualquier empresa tiene menos utilidades, su acción baja de precio. La Bolsa de Comercio ratifica todos los días la tesis de Friedman. 

Y buscar las acciones con más rentabilidad, más liquidez y menor riesgo es la manera de construir fortuna, que es lo que casi todos quieren. Pues en la sociedad libre a nadie se le prohíbe renunciar a las ganancias, pero casi nadie lo hace. Yo escribo este blog gratuitamente y no pretendo, a raíz de eso, sostener que Friedman estaba equivocado. Él sabía perfectamente que había personas que actuaban sin fines de lucro, otras que renunciaban parcialmente a obtenerlo y, por supuesto, una gran mayoría que lo buscaba afanosamente, como primera prioridad. 

De hecho, la Business Roundtable a que se refiere Tironi y que reúne a los principales CEO de grandes empresas norteamericanas, lo que probablemente cree estar haciendo es ofrecer una imagen más popular y más benévola ante el público, para que éste continúe comprando sus productos y votando en las elecciones por candidatos que defiendan su libertad de iniciativas económicas. Es decir, quieren aparecer como "socialmente buenas personas" precisamente para evitar "juicios por los diarios" que desprestigien sus productos y disminuyan sus ganancias. De ninguna manera están buscando perder plata. 

Si la gente actuara en la economía perdiendo y sin ánimo de lucro, la curva de demanda ya no tendría pendiente negativa, es decir, señalando que a mayor precio se compra menos y a menor precio se compra más. Se derogaría la ley de la oferta y la demanda. Le atribuyen a un Presidente chileno del pasado, que enfrentaba una alta inflación y exigía de su ministro de Hacienda bajar los precios por decreto, a lo cual éste se oponía argumentando que, según la ley de la oferta y la demanda, eso generaría escasez, haber dictaminado: "Entonces tenemos que derogar la ley de la oferta y la demanda". Eso es lo que hace hoy Maduro y en Chile hacía Allende y por eso bajo ambos hay y había escasez y descontento general.

La gran virtud de la economía libre reside en que funciona de acuerdo a la realidad de la condición humana. La economía socialista cree que puede funcionar desconociendo a esta última y de acuerdo con los planes y órdenes de los gobernantes, y como eso no funciona, ella casi ha desaparecido de la faz de la Tierra. Pues la gente que vive bajo ella quiere irse a países con economías libres, búsqueda de ganancias y mucha gente rica que compra acciones cuando dan más dividendos. 

El hecho es que hoy, en todo el mundo, la gente con su conducta desmiente a Tironi y reafirma a Friedman. "Elige con los pies" y se marcha a los países en que la ley de la oferta y la demanda es respetada y no derogada y donde el ser humano libre y mayoritario prefiere más que menos y es más feliz cuando gana que cuando pierde.

El "hombre nuevo", que trabaja como yo en este blog, sin esperar ganancia alguna, es minoría, es una anomalía, y si las reglas de la economía se dictaran como si fuéramos mayoría, desoyendo a Friedman, el desastre del socialismo volvería a reeditarse como antes del "fin de la historia", que por suerte ya tuvo lugar.

 

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

 

.