Revista de José Piñera Echeñique


El Consejo Constitucional electo el 7 de mayo aprobó ayer por 33 votos contra 17 un anteproyecto de nueva Constitución. Se configuró así un escenario “win-win” para el modelo de libre mercado y la sociedad libre.

En efecto, la buenísima noticia es que el ganador del proceso constitucional, pese a haber sido este tan innecesario como peligroso, resultó ser la Revolución Liberal. Si en el plebiscito del 17 de diciembre  gana  la  opción  “A  favor” de este anteproyecto, la futura Carta Fundamental será una versión modernizada de la Constitución de 1980, pues el texto aprobado mantiene intactos todos sus principios fundamentales. Si gana el “En contra”, la futura Constitución será la versión original, perfeccionada durante 43 años, incluyendo la sustancial reforma de 1989, aprobada por 90% de los chilenos en plebiscito, y la de 2005, aprobada por unanimidad en el Congreso.

Veamos cómo se llegó a este tan inesperado como extraordinario resultado.  Como lo sostuvo reiteradamente Economía y Sociedad, el 18 de octubre del 2019 la izquierda amparó una brutal violencia para intentar enterrar la Constitución de 1980, cuyos principios y normas impiden destruir la democracia e instalar una “dictadura del proletariado”. La izquierda supo aprovechar la debilidad de un gobierno que, enfrentado a un estallido terrorista, abdicó de su responsabilidad de frenar esa violencia con las atribuciones legítimas del Estado de Derecho. En vez, ese gobierno se rindió. Y, en ese momento insurreccional, entregó la Constitución a una izquierda cavernaria, colocando en enorme riesgo al mismísimo sistema democrático. Esa izquierda estuvo muy cerca de lograr su objetivo, al elegir y controlar la Convención Constitucional cuyo texto propuso habilitar un proyecto de signo totalitario.

Sin embargo, se produjo, otra vez, un milagro chileno. La ciudadanía despertó ante este salto al vacío y en el histórico plebiscito del 4.9.22 dio un golpe de timón. Los chilenos comprendieron que la Constitución vigente era una muy buena Carta Fundamental, pues había hecho posible 40 años de extraordinario progreso económico, alternancia en el poder y paz cívica.

La ciudadanía también entendió que los problemas pendientes que tiene el país no se resuelven con una nueva Constitución, sino con crecimiento económico y buenas políticas públicas que enfrenten y resuelvan esos desafíos.

Además, se confirmó que la Revolución Liberal produjo un profundo cambio en la mentalidad de los chilenos, lo que condujo a que se rebelaran frente al anteproyecto estatista de la Convención, el cual incluso amenazó sus ahorros previsionales.

Así, el 7.5.23, en las elecciones de consejeros constitucionales, los chilenos votaron masivamente por el Partido Republicano, un partido confiablemente partidario del modelo económico y de la Constitución de 1980. Los Republicanos redactaron un anteproyecto que reduce al mínimo la distancia entre las opciones que serán plebiscitadas, pues ambas respetan los principios de la Carta de 1980, y así acotaron el riesgo para Chile del desenlace constitucional.

Si bien el texto, lamentablemente, contiene un exceso de ambiguas y superfluas normas declarativas y de nuevos organismos públicos, destaca que se hayan reconfirmados los 10 pilares económicos claves de la prosperidad que esta Revista, desde el inicio del proceso, identificó y defendió con ardiente paciencia (ver EyS Nº 102, Enero-Marzo 2020). En el caso del más importante de ellos, el sistema de capitalización, quedó incluso protegido en la Constitución (ver recuadro).

El anteproyecto redactado por el Consejo está, entonces, en las antípodas de la ruptura constitucional que pretendió la izquierda y es fiel en todos sus principios esenciales a la Constitución de 1980. Por lo tanto, ha sido derrotada la violencia octubrista, ha ganado la libertad y ha ganado Chile

 


La Capitalización a la Constitución

Los principios esenciales del sistema de capitalización individual creado en 1980 ingresan ahora a la Constitución, al protegerse explícitamente la propiedad de los fondos y de las cotizaciones de los trabajadores, así como la libertad de elección.

Esto es nuevo, ya que al ser el D.L. 3.500 del 4.11.80 que creó el sistema posterior a la Constitución aprobada el 11.9.80, no pudieron quedar estos principios en la Carta de 1980.


Fuente: https://www.economiaysociedad.cl/la-constitucion-win-win-para-la-revolucion-liberal

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