Cristián Labbé Galilea


Complejos días los que estamos viviendo. Solo dos ejemplos: el primero, el caso de las elecciones en Estados Unidos, “capital de la libertad y de la democracia”, país amenazado por una izquierda social demócrata, corporativa y globalista, y; el segundo, la encíclica “Tutti Fratelli” dada a conocer por el Papa Francisco el último fin de semana, donde “se va en picada” en contra de la sociedad del emprendimiento para abogar por un mundo social demócrata…

Si mi atribulado lector siente lejanas esas referencias y sus amenazas, le recuerdo que en nuestro país el tema es aún más complejo: estamos a días del aniversario del estallido revolucionario del 18/O y de la realización de un plebiscito que definirá los destinos del país… todo esto en un clima de violencia y de una falta de gobierno, difíciles de describir.

Además de lo anterior, son muchas otras las situaciones que contribuyen a hacer aún más complicada nuestra realidad, pero convengamos que lo más grave es que el gobierno ha perdido toda autoridad para hacer respetar el ordenamiento institucional, permitiendo entre otras cosas que los sectores políticos de izquierda “inmovilicen” a Carabineros y promuevan una reforma policial que lo que busca, en el fondo y en la forma, es cambiar la naturaleza de la institución... en dos palabras: “destruir a Carabineros”.

En ese sentido, “la gota que rebasó el vaso…”  ha terminado siendo el incidente del puente Pio Nono donde un activista cayó al rio Mapocho, y un joven Carabinero de 22 años, que cumplía con su deber, fue formalizado por “Homicidio Frustrado” y dado de baja por el mando institucional (seguramente presionado por el gobierno) por una simple falta a la disciplina, la de usar una cámara “GoPro” particular, sin avisar a sus superiores.

A todas luces resulta impresentable que, mediante mañosos resquicios, sean normalmente los de menor rango quienes paguen por las presiones de los políticos. En esta oportunidad fue el Cabo Zamora el objeto de una nueva injusticia y deslealtad, ya que fue dado de baja sin esperar el sumario correspondiente y sin respetar el debido proceso.

En suma, una vez más el gobierno ha demostrado no tener ningún manejo de la contingencia, dando cuenta de su debilidad para garantizar la seguridad y el orden público. Además, carente de toda autoridad y visión estratégica, se ha sumado a quienes quieren desarticular a Carabineros y ha anunciado -en estos complejos momentos- la creación de una “Unidad Coordinadora para la reforma de Carabineros” y asegurar la participación de la sociedad civil en la institución policial, que le dio en el gusto al señor Micco pero no salvó al Ministro del Interior de la acusación constitucional.

Tal como me dijo ladinamente uno de los contertulios esta semana: “en el caso Pio Nono… faltaron pantalones, el hilo se cortó por lo más delgado, se enredaron en hilachas y nos quieren hacer comulgar con ruedas de carreta…”.

Así de claro, esos dichos o refranes resumen -sin atajos- los complejos días que vivimos.

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