Cristián Labbé Galilea


Entramos en un mes muy especial: según el dicho criollo si se quiere vivir más “hay que pasar agosto”, haya que cuidarse, “no salirse de madre” y no pasarse de los límites considerados razonables, consejo que, por simple analogía, debiera ser válido para todos, incluso para el gobierno. Sin embargo, este último ha mostrado una arrogancia sólo comparable con quien se siente inmortal.

Son muchos los casos que dan cuenta de este tipo de conductas en el equipo gubernamental, y especialmente en su titular. Ministros que dicen y se desdicen en el mismo día, intervenciones electorales desenfrenadas, actitudes presidenciales descuidadas y confusas, resoluciones inexplicables… claramente, una soberbia política nunca vista.

Consultados ilustres especialistas, éstos señalan que actitudes como las descritas se dan en personas que buscan reconocimiento, que intentan esconder una gran inseguridad en sí mismos, una baja autoestima, un gran miedo al Rechazo (literalmente) y que, a pesar de estar rodeados de gente con quienes tiene una relación “ligera” y más bien frívola… normalmente se sienten muy aislados (cualquier coincidencia…. es pura casualidad).

Al conjugar lo anterior con nuestra realidad política, donde existe una cerrada triada “Presidente, Gobierno y Plebiscito”, es fácil concluir que ellos corren “la misma suerte”, si pierde uno… fracasan los tres…

Es posible deducir entonces que la arrogancia y el despliegue en favor del apruebo que realiza el gobierno se debe, por un lado, a que perciben difícil la situación en el plebiscito… y, por el otro, que los sondeos les sugiere que, mientras más gente vote, el Rechazo tiene más posibilidades de ganar… La solución: ¡Mucha promesa y en ningún caso… llamar a votar!

Si el oficialismo está dando esa señal, y si las mismas encuestas muestran que es en la “juventud cómoda” donde más débil está el Rechazo, esta positiva pluma recomienda “pasar este frío agosto” motivando a la gente para que vaya a votar y “arropando” con argumentos simples y emocionales a los indecisos, especialmente a esa juventud que poco sabe de privaciones. San Juan Bosco decía: “no hay jóvenes malos sino mal orientados”.

Si los sectores del Rechazo se emplean según lo dicho, y si los del apruebo siguen con su arrogante actitud, el 4S (en la noche) se le habrá dado, como dicen en el campo, un "tatequieto político” al gobierno, un duro golpe a la izquierda refundacional, y se habrá vuelto al camino republicano, de libertad, democracia, orden, progreso y bienestar.

Quien mejor interpretó este momento fue un sabio parroquiano que interrumpió nuestra tertulia diciendo muy seriamente: “…de ocurrir lo comentado, se habrá confirmado una vez más la sabiduría del pueblo y la nación de este país, único y unitario, que por más de 200 años ha defendido su libertad e independencia…”.

Después de comprobar nuestro silencio y emoción… tomó aire y, sonriendo, espetó: “… esta será la ratificación del popular dicho que advierte… ‘Agosto la menea y Septiembre se la lleva‘, me refiero a la arrogancia gubernamental”. (Risas)

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