Por: Enrique Subercaseaux
Director Fundación Voz Nacional


La crisis por la que atravesamos ha planteado muchas incógnitas no resueltas acerca de la psicología de nuestra clase política.

A saber:

1.- Porque se niega, o no se presenta como hecho principalísimo, la intervención extranjera, en particular la cubano-venezolana, en la génesis y desarrollo de la misma.  Pruebas sobran.  Y conectado a esto: porque se sigue manteniendo relaciones diplomáticas con Cuba y Venezuela, los principales instigadores de la asonada narco-terrorista en Chile.

2.- Porque el Gobierno no ha defendido la integridad territorial de Chile, en especial las fronteras de la zona norte, sabiendo los múltiples trastornos que ha traído la inmigración descontrolada a nuestro país: pobreza, delincuencia y actividades desestabilizadoras.

3.- Porque el presidente Piñera teme tanto a los organismos internacionales de derechos humanos, en circunstancias que su accionar (el de Piñera) no admite una plausible apertura de un caso en su contra.  La obligación de cualquier gobierno es mantener el orden publico en una nación. En especial cuando este Gobierno ha ganado en las urnas y los destrozos del narco-lumpen están en todas las calles de Chile para quien quiera observe.

4.- Porque esta insistencia malsana en un plebiscito para redactar una nueva constitución, cuya hilatura administrativa/jurídica esta tan mal redactada (nada de extrañar por lo demás) que abre más interrogantes y problemas que hipotéticas soluciones.

Así podría yo seguir enumerando elementos que no calzan con cualquier análisis racional de la situación, y que, sin embargo, la postura gubernamental esta siendo compartida por la amplísima mayoría de la clase política que tenemos actualmente.

La respuesta es simple.

Hay un cambio de paradigma en ciernes, que no está siendo bien leído por las elites en Chile y en muchos otros países.

Primeramente, señalar que la trampa jurídica de los derechos humanos tiene mas asidero en las naciones de Hispanoamérica.  En otras latitudes (Europa y Estados Unidos) el poder Judicial es lo suficientemente maduro y desarrollado como para combatir la amenaza desde adentro.  En Asia y África la situación ni siquiera se presenta, ya que existe una cohesión de los países producto de un circulo virtuoso, de nacionalismo, respeto a su cultura y espiritualidad.  Son Naciones con identidad propia que no creen en un multilateralismo/globalismo ya que no son partidarios de una homogeneización del globo. Y porque nunca han sido practicantes de lo “políticamente correcto” que ha sido la grieta por la cual el progresismo se ha introducido para modificar lenguaje y situaciones para llevar a cabo su batalla cultural.

En Chile, y en nuestra Latinoamérica, somos muy proclives a ciclos políticos de fuerte contraste. Así, se van perdiendo décadas, como si el tiempo fuera gratis, y no fuera algo que importara. Generaciones enteras van creciendo en medio de una frustración de ciclos de desarrollo fallidos; verdad que es cada vez mas evidente y lacerante por la velocidad y ubicuidad de las comunicaciones: hoy en día no se pueden ocultar otras realidades, otras situaciones, otros inventos y otros avances.

Nuestra elite ha preferido el camino fácil.  Primero, fueron abrazando lo políticamente correcto a partir de 1990. Habrán pensado que ello era lo deseable después del Régimen de Augusto Pinochet.

Así, se fueron renunciando a principios, convicciones y libertades.

Nunca se ha pensado seriamente y en profundidad que significa la libertad. No solo en el aspecto individual, pero también en el ámbito familiar, de grupo y de sociedad. Y, evidentemente, en el grupo desde la perspectiva política.

Piñera siguió la corriente progresista probablemente porque en su fuero intimo pensó que era lo mas deseable. Sin reflexionar, por ejemplo, que en la creación de riqueza y en el desarrollo de los países, el factor libertad es esencial. Y que la correcta labor de la política es dar marco y canal para que estos impulsos y acciones se desarrollen en beneficio de todos.

Para entender este concepto, y ponerlo en práctica, es imprescindible que la persona haya practicado estas virtudes en su transcurso de vida. De caso contrario, las acciones se presentan como meros formulismos, sin consistencia alguna. Lo análogo a lo políticamente correcto.

El sistema multilateral, con Naciones Unidas al centro fue creciendo inorgánicamente desde su creación.  Pero las distorsiones se hicieron notar a partir de la década de los noventa, cuando, por la caída del muro de Berlín y de los comunismos (no todos) comenzó la migración de operadores políticos de izquierda, y del progresismo, a tomar y controlar todas estas agencias.  No solo se controló la agencia, sino que también se “enriqueció la agenda” con nuevos temas cada uno mas rebuscado que el anterior.

Operadores políticos sin formación, que además infiltraron Universidades a lo largo del mundo occidental, donde la calidad de la enseñanza, la investigación y el debate ha caído a tasas alarmantes.

Ha sido, en toda regla, “un nivelar para abajo”, que tan bien conocemos en nuestra educación pública en Chile.

De esta forma, todo queda abierto a la discusión, la participación ciudadana y la discrecionalidad de quien grita mas fuerte.  De allí al siguiente paso: que la mentira domine y borre la verdad.

Esto es algo mas difícil, ya que la verdad existirá siempre mientras sobreviva la memoria. Y esta memoria va ligada directamente a la esencia del individuo.

De allí que los desarrollos de estrategias están todos basados en la estrategia y lógicas mas puras: un ángulo de la memoria.

El relativismo ha comenzado a mostrar sus costuras y sus falacias. Como una prueba solamente: el desastre inducido por la Organización Mundial de la Salud (al mando de un operador político marxista de Etiopia) en el manejo del Covid-19, que tiene a muchos gobiernos desesperados por las consecuencias económicas que comienzan a hacerse evidentes.

Dentro de este contexto, la lucha contra el neoliberalismo (que es solo la etiqueta que se le pone al libre mercado, es decir, el mercado donde las personas transan sus bienes y servicios en absoluta libertad) es evidente: en su razonamiento, hay que limitar la libertad de los individuos a como dé lugar.

El inicio de la pandemia fue una bendición para el progresismo: por medio de cuarentenas y decisiones administrativas se comenzó a robar la libertad de las personas, y a limitar la acción del mercado por la vía administrativa/restrictiva.

Con el pequeño detalle que la resiliencia de las personas, y del mercado (porque se trata tanto de la libertad individual como de la memoria/verdad) siempre sobreviven.

Sobrevivieron el holocausto de la Segunda Guerra, y de todas las otras guerras, sobrevivieron tiranías del pasado y del presente, y de seguro sobrevivirán lo que ocurre en nuestros días, que tiene la particularidad de ser una crisis auto inducida por una clase política en bancarrota.

La legitimidad de la clase política existente desaparecerá en el momento en que, contra todo pronóstico, gane el rechazo.  Es un proceso análogo al de Brasil o al de Estados Unidos, donde la verdad ha logrado imponerse a la mentira.

En Chile, que es lo que nos toca en forma directa y en forma intima, se ha configurado la tragedia de la mentira. Clase Política, medios de Comunicación y líderes de opinión se han confabulado en torno a la falacia de las “exigencias sociales”, que no son otras que palabras edulcoradas para ocultar su deseo de ampliar hegemonías, poder y ganancia.

De allí la invisibilizacion que se pretende a los lideres y actores de la “nueva derecha”, personas y actores que han emergido, contra todo pronóstico, pero que están ausentes de los medios oficiales, de las encuestas y de los dichos y decires de la clase política.

Se les oculta por la misma razón dicha una y mil veces: es la gran batalla de la verdad contra la mentira. De la memoria contra la caricatura selectiva. De la libertad contra la servidumbre.

De todo este trance, enfin, debemos aprender la importancia de lo esencial: entender lo que es nuestra libertad, entender y valorar nuestra cultura y entender que la libertad lleva consigo un marco de referencia espiritual (cada cual lo pondrá en practica como quiera, entienda o pueda) pero que da una lógica y una perspectiva a la sumatoria de nuestra cotidianeidad personal.

Nuestra memoria se funda en lo que hemos vivido, lo que hemos sentido y lo que hemos conocido.   Ello, necesariamente, se articula con una lógica interna que no siempre entendemos, y de allí la importancia de la intuición y la fe. 

Para quienes descreen en lo anterior, una prueba simple: arme usted su propio ser humano, como la maquina compleja e infinita que somos. Dato final: la inteligencia artificial es creada por los propios hombres.

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