Gonzalo Ibáñez Santamaría


Hace unos días se supo que, con motivo de la conmemoración del 11 de septiembre, la Seremi de Educación de Atacama había subido a sus redes sociales un mensaje deseando un feliz once a todos los chilenos bien nacidos. Esto bastó para que se descargara sobre ella una andanada de insultos y que varios rasgaran sus vestiduras ante tamaña osadía. Entre ellos, Yasna Provoste y Marco Enríquez-Ominami que, incluso pidieron al presidente de la República que procediera a la destitución de esa funcionaria.

Marco Enríquez fue muy claro: “En el nuevo Chile no debe haber espacio para el negacionismo. Juicio histórico hay uno solo y la memoria es clave para que nunca más haya un 11 de septiembre”, detalló. “Juicio histórico hay uno solo. . .” Por supuesto, el de él con exclusión de todos los demás. A quien ose contradecirlo, ya lo sabe, le caerá la peor sentencia del momento: “negacionista”. Es cierto, no puede haber un nuevo once de septiembre, pero no por las razones que esconde Enríquez, sino exactamente por las contrarias. La memoria de Enríquez es muy selectiva: nadie, según él, por ningún motivo puede hacer referencia a lo que pasó antes de ese once de septiembre. Así, él trata de blanquear el recuerdo del régimen marxista 1970-1973 de modo de poder repetirlo ahora. Pero, el bien de Chile exige denunciarlo en lo que fue: un intento para destruir el país y someterlo al vasallaje de la Unión Soviética de entonces haciendo de él una segunda Cuba. Para esos efectos, todos los medios eran posibles; desde luego la violencia cuya máxima encarnación fue el padre de Marcos Enríquez, esto es, Miguel Enríquez, el líder indiscutido del MIR. Este, para comenzar a hablar, le ofrecía balas a cualquiera que se le pusiera por delante. Hoy, su hijo lo sucede en su intento de someter a Chile; por ahora, empleando otros medios, pero nada ni nadie puede asegurar que, llegado el momento, no opte asimismo por la violencia, como lo ha hecho el marxismo siempre. El primer paso, imponer su versión de la historia. Así comienza el camino a la tiranía. . .

El olvido de esos años aciagos 1970-1973 nos ha puesto en la posibilidad muy cercana de repetirlos. Recordarlos sin complejos se hace entonces imperioso para mantener esa posibilidad realmente alejada del futuro de Chile.

Fuente: https://www.facebook.com/gonzaloibanezsm

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