Gonzalo Ibáñez Santamaría


Las señales de alerta acerca de la caída de la natalidad en Chile se encienden por todas partes. Es el futuro mismo de nuestro país el que está en juego porque, al paso que vamos, dentro de muy poco los chilenos seremos una minoría dentro de nuestro país y, además, seremos todos viejos.

Sin embargo, hay quienes se quejan y reclaman porque en Chile todavía no se dan todas las facilidades para evitar los embarazos o para ponerles término cuando no los queremos. Por ejemplo, en reciente carta a la prensa, Catalina Jofré, Presidenta de la Federación de Estudiantes de la U.C., reclama airadamente por el mensaje que según ella trasmiten los centros de Salud UC Christus “por prohibir procedimientos anticonceptivos de largo plazo y de esterilización, como lo son el DIU, el implante subdérmico, e incluso vasectomías”. También, porque serían contrarios al aborto, incluso en las causales que autoriza la ley chilena. Según ella, es inconcebible que “la universidad utilice sus influencias para imponer convicciones morales arcaicas” hasta el punto de que su comunicación inicial debería ser la siguiente: “Estimado paciente, por lineamientos de nuestra institución, nos quedamos en el medioevo”.

Ignoro cuáles eran las concepciones predominantes en esa época de la humanidad pero, por lo menos, podemos advertir que, seiscientos años después de su término, todavía hay gente suficiente para levantar una crítica contra ellas. En cambio, con las ideas que propicia doña Catalina es seguro que, dentro de muy poco, en Chile quedarán tan escasos habitantes, que ni siquiera los habrá para comentar estas últimas declaraciones suyas. Basta advertir lo que ha sido la brutal contracción natalicia en los últimos años de nuestra historia precisamente porque el país ha caminado por el camino que ella defiende: todo contra la natalidad, incluso matar a los niños ya concebidos.

Para terminar, esta Presidenta denuncia que la U.C “es incapaz de ser valiente y poner a los más desamparados por delante de los caprichos ideológicos y doctrinales de unos pocos”. La verdad es que los caprichos ideológicos son los de ella que no hace sino emplear, una vez más, a los más desamparados como pretexto. En vez de ayudarlos, su “solución” es drástica: ¡Qué no molesten! Anticonceptivos y aborto, pero que no se reproduzcan. Los desamparados. . .Tal cual como en su momento los invocó el comunismo con los resultados que todos conocemos.

Fuente: https://web.facebook.com/gonzaloibanezsm

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