11 mayo, 2024 

 

 

 

 

 

 

por Gonzalo Ibáñez


Hoy, Carabineros, la PDI y las Fuerzas Armadas salen a la calle con una mano atada por las amenazas de procesamiento de que son objeto.


Chile está en guerra. La evidencia es definitiva. El asesinato de tres carabineros en la comuna de Cañete, Región del Biobío, precedido por el asesinato del teniente Emmanuel Sánchez, también de Carabineros, en la comuna de Quinta Normal en la capital; y por el rapto y posterior asesinato del teniente venezolano Ronald Ojeda, en Independencia, también en Santiago, no dejan lugar a ninguna duda. A eso hay que agregarle varios otros asesinatos de diaria ocurrencia que no tienen el mismo impacto mediático que los anteriores, pero que no dejan de ser, asimismo, asesinatos.

Chile está en guerra y ya no da para más, porque, entretanto, tenemos un gobierno que, en vez de enfrentar los problemas, mira para el lado una y otra vez. Como le decía a Boric el hermano marinero de uno de los carabineros asesinados, el Cabo 1° Sergio Arévalo, “¿Cuántos camaradas más tienen que partir para que se tomen cartas en el asunto?”. Y añadió: “Señor Boric, debajo de este uniforme, debajo del uniforme verde que tiene toda la gente que está allá, debajo del uniforme de todas las Fuerzas Armadas, existe un ser humano. Por favor, hagamos referencia a eso y dejemos de taparnos los ojos. ¡Justicia, señor, justicia!, eso es lo que queremos y que no sigan pasando ni perdiendo vidas”. Lo que estas circunstancias exigen, por ejemplo, es que el país sea declarado en estado de sitio para ir a buscar a las bandas criminales en sus madrigueras y rastrear sus armas en todos los rincones del país. El gobierno, sin embargo, rehúsa tomar la iniciativa y no hace nada esperando que caigan otros carabineros. ¿Hasta cuándo?

Lo que también las circunstancias exigen, es una ley de amnistía para todos aquellos uniformados que están procesados, y varios de ellos, ya condenados por haber cometido supuestas violaciones a los derechos humanos de los violentistas contra los cuales se batieron para mantener a Chile en paz y en orden. Los casos dramáticos de los carabineros asesinados, demuestra no sólo la ferocidad del enemigo sino asimismo el temor de esos carabineros a verse procesados si hacían uso de sus armas. Hoy, Carabineros, la PDI y las Fuerzas Armadas salen a la calle con una mano atada por las amenazas de procesamiento de que son objeto tanto de parte de un poder Ejecutivo como de un Poder Judicial, ambos complacientes con la delincuencia y con la práctica de la violencia terrorista. En este contexto, la ley de amnistía constituiría, desde luego, una expresión de justicia tanto como un apoyo a la acción por la que nuestros uniformados podrían devolver la paz a nuestra patria.

Pero, todas estas evidencias chocan con un obstáculo: el de un muy mal gobierno y el de una clase política, de un color o de otro, que no da el ancho para sacar el país adelante. Por eso, de una vez por todas, hay que decirle al gobierno que, si él tiene derecho a exigir obediencia a sus mandatos, los ciudadanos de a pie tenemos el derecho a ser bien gobernados, a exigir ser bien gobernados y, eventualmente, si el mal gobierno no cambia su rumbo, el derecho a deponerlo y a darnos un buen gobierno. Está ya muy claro que, si este gobierno no modifica radicalmente su política, Chile va a perder esta guerra. Es ya una cuestión de sobrevivencia del país.

Fuente: https://ellibero.cl/tribuna/chile-en-guerra/

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