25 DE NOVIEMBRE DE 2021 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Los chilenos no hallan qué hacer con Pinochet. Es el compatriota más famoso del mundo, pero no para bien, tanto que un policía italiano ganó un juicio por injurias y obtuvo indemnización porque otro colega le dijo una vez "¡Pinochet!". Hoy un columnista de centroderecha aconseja a Kast en "El Mercurio": "alejarse... entender que Pinochet es historia --mala historia-- y sumar un elenco más diverso".

El historiador Paul Johnson ha escrito que un gran éxito del KGB, "antes de desaparecer en el basurero de la historia", fue haber demonizado a Pinochet en todo el mundo. Pese a eso Johnson lo incorporó en su libro "Héroes" como uno de los mismos, dice, "porque yo conozco los hechos". 

Yo también conozco los hechos, porque los viví personalmente y tuve participación en ellos. Fueron distintos a lo que cree la mayoría de los chilenos. Como advertí que acá se falsificaban a tal extremo que un personaje público principal, Patricio Aylwin, sostenía en 1993 que nunca había hecho, dicho ni pensado lo que había realizado, expresado y opinado veinte años antes, decidí escribir la "Historia de la Revolución Militar Chilena 1973-1990", usando como bibliografía los cien principales libros escritos en relación con ese tiempo. 

Uno, "The World Was Going Our Way", de Christopher Andrew y Vasili Mitrokhin, dice en su página 98 que en 1974 el agente soviético en Buenos Aires Tolstikov hizo contacto indirecto con la señora del presidente argentino y vicepresidenta Isabel Perón "a través del principal chileno exiliado en Argentina, general Carlos Prats González, un ex comandante en jefe del Ejército chileno a quien Allende había hecho ministro del Interior un año antes del golpe. A Prats se le dieron diez mil dólares de los fondos asignados por el Comité Central para 'trabajar con la resistencia chilena y la comunidad de emigrados' después del derrocamiento del régimen de Allende". Por contener citas como ésa nadie quiso publicar mi libro. Me lo rechazaron la editorial de "El Mercurio", la Academia de Historia Militar y la Editorial Zig Zag. Pero un director senior de esta última me conminó en privado: "TIENES que publicarlo. Nosotros te lo distribuimos". 

Entonces lo edité yo mismo que, a todo esto, al hacer el trabajo me convencí de que Pinochet era el más grande estadista de la historia del país, en términos de lo que había logrado, es decir, derrotar a la subversión armada marxista, resistir el acoso de la izquierda mundial, defenderse de una potencial agresión armada extranjera sin ceder territorio, pacificar el país e instituir un régimen de libertades para la vida diaria de los chilenos, que fue posteriormente imitado por grandes potencias como Gran Bretaña y los Estados Unidos. Y culminar todo eso fundando una democracia sólida, protegida y estable, que es bajo la cual hemos vivido los mejores años de la historia de Chile, desde 1985 hasta 2019, a partir de cuando casi todo parece haberse perdido.

Confío en que la verdad siempre vence, así es que hoy he twitteado que dentro de 50 años el billete de más alta denominación llevará la efigie de Pinochet, si todavía hay billetes. 

Y además estoy seguro de que, para entonces, también habrá una estatua en su honor en la esquina norponiente del palacio de La Moneda.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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