15 DE ABRIL DE 2022 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


"¿Qué le pasó a Chile?" preguntan afuera, como si no tuvieran ninguna responsabilidad. Pues "afuera" tiene su porción de culpa: tuvo responsabilidad cuando vio en los '70 que Chile era víctima de una embestida guerrillera apoyada por el comunismo internacional y, sin embargo, se alineó con la URSS y sus satélites para acusar al régimen chileno de violar los derechos humanos, creándole un clima mundial imposible. Los Estados Unidos y Europa Occidental "se entregaron" a la URSS y sus satélites en su acoso a Chile, en momentos delicadísimos de crisis económica y desafíos externos. ¿O la Enmienda Kennedy, cuando estaban todas nuestras fronteras amenazadas, no fue un vil expediente entreguista en toda la línea? Sólo una marxista-leninista obcecada, como Michelle Bachelet, pudo después haber condecorado a Kennedy por esa puñalada trapera a nuestra patria.

¿Y qué mayor entreguismo que el que hubo dentro de la propia Junta, cuando el general Gustavo Leigh, en 1978, declaraba a la prensa extranjera que los militares debían dejar el poder y describía un país al borde de la asfixia? Habían derrotado a la guerrilla, el territorio estaba pacificado (en 1978 hubo sólo 9 muertos por enfrentamientos con terroristas) y la economía crecía al 7 %, pero él se había doblegado ante la crítica opositora y extranjera y las diarias transmisiones de Radio Moscú, leídas por el comunista José Miguel Varas. 

Otro uniformado de alto rango que se entregó fue el general Juan Emilio Cheyre, cuando declaró en 2004 que el Ejército que él comandaba era responsable "de todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado". ¿Qué de extraño tiene entonces que, a partir de esa época, los jueces se dedicaran a encarcelar ilegalmente a uniformados en retiro y a llenar de dinero a la guerrilla marxista derrotada, cosa que siguen haciendo ilícitamente hasta hoy?

El entreguismo de los políticos de derecha no fue menor. De partida, pasaron a llamarse "centroderecha", para hacerse perdonar por la izquierda y aliviar sus "culpas". Adoptaron como hijo favorito a Sebastián Piñera, un adversario de la Junta, que había votado "No" en 1980 y 1988 y se dedicaba (y dedica hasta hoy, cuando habla) a denigrarla. En igual sintonía aplaudieron la traición de Aylwin a los militares en 1991, olvidando que había incitado y defendido a los uniformados, incluso cuando ya habían muerto, entre el 11 de septiembre y el 31 de diciembre de 1973,  al 57 % de todos los izquierdistas caídos en los casi 17 años. 

Los entreguistas de centroderecha eligieron y reeligieron a Piñera, pese a haber éste, en su primer mandato, triplicado las querellas contra exuniformados, trasladado a los de mayor rango a un penal peor y acusado a los propios partidos que lo eligieron de ser "cómplices pasivos" de violaciones a los derechos humanos.

Lo que constituyó un verdadero hito entreguista fue la supresión, en las Declaraciones de Principios de RN y la UDI, para no ser vituperados por los comunistas, de los reconocimientos muy justificados, que originalmente contenían, a la intervención militar que salvó a Chile. El de la UDI lo había escrito de puño y letra Jaime Guzmán, pero a sus sucesores en el partido no les importó nada eso, con tal de poder librarse de las críticas de la izquierda  

En fin, el paroxismo entreguista se alcanzó cuando Piñera rindió la Constitución el 15 de noviembre de 2019, para que las hordas marxistas no lo derrocaran y por no atreverse a usar la fuerza pública legal. Antes, por contraste con él, al presidente constitucional Augusto Pinochet el extremismo armado le había perpetrado 27 "estallidos" de violencia entre 1983 y 1987 y los había superado, todos y cada uno, en uno o dos días. Ello le permitió entregar a los civiles en 1990 un país pacificado, a la cabeza del crecimiento de América Latina y sin ningún conflicto en la Araucanía, la que, al contrario, le estaba agradecida, votaba mayoritariamente por él y cuyos caciques lo habían designado "gran conductor y guía" ("ullmen f''ta lonko" en mapuche, idioma que el entreguismo permitirá situar, si triunfa de nuevo el Apruebo, en un nivel superior al castellano.) 

Los que somos de derecha, a la cual algunos llaman "dura" y otros "ultraderecha", que nunca nos hemos entregado y, Dios mediante, jamás lo haremos, ahora estamos circulando un "cuadro del entreguismo actual" con los 12 parlamentarios, 11 alcaldes, 10 ministros y 4 dirigentes partidistas, más Piñera mismo, es decir, un total de 38, que votaron Apruebo y fueron cómplices activos del desastre que vive Chile en manos del marxismo. 

Lugar destacado en el entreguismo presente y párrafo aparte merece un "diario del sector", "La Tercera", que llamó editorialmente a votar Apruebo antes del fatídico 25 de octubre de 2021 y así contribuyó a ponernos, como país, en el disparadero actual.

En resumen, el entreguismo ha sido decisivo para hundir a Chile. Confiamos en que no lo siga siendo. Si el amarillismo en la izquierda parece predispuesto a votar Rechazo el 4 de septiembre, lo menos que se puede esperar de los entreguistas a la derecha del centro es que ahora, sin siquiera necesidad de pedir perdón, piensen por una vez en su patria y no sólo en sonreírle a la izquierda, y voten bien.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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