7 DE MAYO DE 2022 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


El entreguismo de Piñera le dio el triunfo a la insurrección de extrema izquierda y el país está pagando y pagará las consecuencias. Por suerte la gente se ha ido dando cuenta de que el gobierno y su Convención conducen a Chile a un desastre, llevado a su máxima peligrosidad por la propuesta de nueva Constitución, que en caso de aplicarse desmantelaría la nación que bajo el imperio de la Constitución de la Libertad llegó al primer lugar de América Latina y consumó el "milagro chileno", mundialmente admirado.

La experiencia indica que si hubo un Piñera fue porque toda una clase dirigente se entregó al adversario ideológico y, por cobardía, rindió culto a las concesiones hacia la izquierda. Y sobrevino el suicidio colectivo.

Ahora, pese a que el pueblo aparece en todas las encuestas mayoritariamente consciente y convencido de que la Covención Constitucional llevaría a la patria al despeñadero, los entreguistas de siempre insisten en no parar de entregarse y ¡ni siquiera quieren aceptar el triunfo inminente!. Proponen toda suerte de martingalas para apaciguar al adversario derrotado: "rechazar para reformar", "reconocer que la Constitución de 1980 está muerta", "elegir un nueva Convención de hombres (y mujeres, por cierto) 'buenos'", "buscar una tercera vía"...

Hoy quiero destacar que nos da un ejemplo de claridad, definición y firmeza un intelectual ex comunista, que escribe frecuentemente en "El Mercurio" y "La Tercera". Se llama Sergio Muñoz Riveros y hoy dice en el primero: "Como está a la vista, Chile no se dejará refundar. (...) No hay que elegir otra Convención. Ya fue suficiente con una. Y será mejor no alentar malentendidos con la afirmación de que la Constitución vigente quedó superada o 'murió' en el plebiscito de entrada. Es como decir que no tenemos Constitución. O que el Presidente y el Congreso recién elegidos son ilegítimos. El texto vigente no ha sido derogado en el terreno firme que pisamos. Tenemos que actuar de acuerdo a esa legalidad incluso para cambiarla".

No es la extrema derecha, no es un duro, no es un pinochetista ultra: es uno que fue comunista y "ha visto la luz", por lo cual ha quedado, sin proponérselo, a la derecha de los entreguistas, cuya tradicional miopía y/o cobardía les impide ver esa misma realidad.