2 DE OCTUBRE DE 2022 

 

 

 

 

 

Hermógenes Pérez de Arce


Los de derecha de verdad, a secas y sin apellido, sostenemos que la causante del descontento ciudadano manifestado en la violencia de octubre de 2019 (que el des-gobierno del ex DC, no derechista, Sebastián Piñera, renunció a controlar y penalizar) fue la izquierda. El plan socialista Transantiago de Lagos-Bachelet deterioró el nivel de vida y generó pérdidas fiscales exorbitantes; la inmigración descontrolada bajo Bachelet deterioró las remuneraciones, por la competencia de la mano de obra extranjera, y sobrecargó y deterioró las prestaciones sociales de salud y educación; y, en fin, los aumentos socialista-comunistas de impuestos y royalty resintieron el crecimiento, destruyendo empleos y colmando el descontento social. Fue un estallido generado por la izquierda y alentado por la izquierda. 

La gran ironía, o más bien burla, es que se culpó a la derecha y a la Constitución de 1980. Peor aún ¡la derecha compró ese relato! Es que dentro de ella hay demasiados izquierdistas, no ideológicamente pero sí en el sentido de obrar según manda la izquierda. Entreguistas. Ahora mismo sucede: el reciente plebiscito, que ganó la derecha por amplio margen y mantuvo la Constitución (elaborada bajo un gobierno de derecha, como lo fue el militar, y redactada por una comisión predominantemente de derecha, primero, y después casi totalmente integrada por gente de esas ideas) ahora dirigentes de la UDI, RN y Evópoli, partidos de centroderecha, e incluso uno del Partido Republicano, el único de derecha, fueron a La Moneda a ofrecerle transformar su derrota en triunfo e iniciar un nuevo proceso constituyente. El republicano posteriormente se distanció, pero los restantes han continuado entregándose y precisando "bordes" (que están todos en la Constitución actual) para evitar que el nuevo proceso termine igual que el primero.

Para peor, la élite empresarial en pleno apoya este nuevo proceso. Su vocera, Cristina Bitar, explica que lo hace "porque Chile tiene que responder al descontento ciudadano". ¡Confesión de culpa! Pero vimos que el descontento es culpa de la izquierda. ¡Empresarios buenos para ganar plata y perder elecciones con 62 %!

"El Mercurio", otrora bastión de la derecha, hoy con una legión mayoritaria de columnistas de izquierda, entrevista sólo a personalidades de izquierda o entreguistas. Apareció el lunes 5 de septiembre con un editorial que no habría pasado el cedazo de su propia sección "El Polígrafo", pues convocaba a "Completar el proceso constituyente", justamente ya completado el día anterior reafirmando la Constitución actual.

¿Por qué servirle en bandeja esta revancha al adversario? Los dirigentes partidarios argumentan que antes ofrecieron al centro y la izquierda, para atraerlos a votar Rechazo, un nuevo proceso si triunfaba esta última opción. Dicen cumplir su palabra. Pero hay algo más que eso: el historiador e investigador del CEP Juan Luis Ossa, cercano a RN, dice a "La Tercera" del 01.10.22: "Lo que yo veo ahora es una oportunidad de marginarse de los sectores más radicales de la derecha". El término "marginarse" apunta a un deseo de deshacerse de la derecha.

Ya desde su fundación, en los años '80, la difícil convivencia de RN con la UDI hizo imposible que ambas tendencias integraran un solo partido, Renovación Nacional. De ahí surgió la escisión UDI: Unión Demócrata Independiente, con Jaime Guzmán a la cabeza.

En un comienzo, en los años '90, la UDI obtuvo triunfos electorales superiores a los de RN y parecía destinada a ganar la Presidencia de la República con Joaquín Lavín, pero entonces surgió en RN la figura de su senador Sebastián Piñera, que confesaba no ser de derecha. Después éste llegó a la Presidencia "abrazando las ideas de la izquierda", como confesó su lugarteniente, Rodrigo Hinzpeter. El mismo Lavín (UDI) emprendió igual deriva, distanciándose del gobierno militar (ambas colectividades eliminaron de sus declaraciones de principios el reconocimiento al régimen militar). Y Lavín terminó declarándose "socialdemócrata".. 

Esta dificultad de la derecha para ser tal amainó con el triunfo de José Antonio Kast, de derecha declarado, en la primera vuelta de 2021. Hasta entonces la izquierda y la DC creían lapidar a cualquiera con sólo tacharlo "de derecha." Kast obligó a revisar tal estrategia, en particular cuando en la misma ronda resultó relegado al cuarto lugar el candidato de RN, el centroizquierdista Sichel, favorito de las élites entreguistas. Y quinta quedó la DC Provoste. Surge la pregunta: ¿hasta cuándo se va a entregar la "centroderecha"? ¿Hasta que ya no quede sino lo que describía el dictador Allende el 7 de septiembre de 1973, "harina para tres días más"?

El país sólo puede ser salvado por una derecha con personalidad. A lo Meloni: "Dios, Patria, Familia y Libertad". Con Constitución recién ratificada (por tercera vez) y el orden que legara Pinochet. Y sin terrorismo ni conflicto en la Araucanía; con bajos impuestos, Estado pequeño subsidiario y creciendo 10 % anual.

Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

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