viernes, 7 de diciembre de 2018

 

 

Al espectáculo de la Araucanía, donde frente al recrudecimiento delictivo y al alzamiento separatista hay lo que menos se necesita de parte del Gobierno, es decir, una verdadera razzia contra Carabineros, como si fueran éstos los que se han alzado contra el orden constituido, se añade el penoso espectáculo del terminal portuario de Valparaíso, en que un grupo violento de trabajadores eventuales bloquea los accesos y agrede a quienes pretenden trabajar normalmente, sin otra reacción oficial que la de ¡amenazar a la concesionaria del terminal con poner término a la concesión! 

Pero es el Gobierno y no la concesionaria el que debe restablecer la legalidad. Los huelguistas que, con palos y piedras, impiden el ingreso, deben ser reprimidos por Carabineros, apresados y procesados de acuerdo a la Ley de Seguridad del Estado, por interrumpir mediante la fuerza las actividades productivas.

Pero, obviamente, un gobierno obsesionado por los motivos publicitarios no puede darse el lujo de que, en el inevitable enfrentamiento de los policías con los alzados, alguno de éstos caiga víctima de su propio desafío al orden legal.

Al régimen se le están yendo las cosas de las manos por su falta de autoridad y sus contradicciones. ¿Cómo se permite Piñera criticar el gasto de una presentación aérea con motivo del cambio de mando de la FACH, cuando hace dos meses él exigió el avión presidencial para ir a lucirse a la hora de almuerzo en Antofagasta y volver inmediatamente a ser el objetivo de las cámaras en Santiago, para no perderse un solo evento de ese día en que pudiera aparecer como protagonista? Ése fue un verdadero derroche y nadie le dijo nada, pero él denuncia como tal una presentación normal con motivo de una ceremonia tradicional. Es que es un imitador nato y le debe haber gustado lo de López Obrador, que "robó cámaras" en todo el mundo prometiendo  vender el avión presidencial, así como años atrás le gustaron a Piñera las chaquetas coloradas de Hugo Chávez y obligó a todos sus funcionarios acá a usar unas similares durante su primer mandato.

Al clima de anarquía por falta de autoridad se añade la colusión oficial con la justicia de izquierda para la prevaricación, manifestada en el increíble recurso del Departamento de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia para conseguir una condena a diez años de presidio efectivo para Juan Emilio Cheyre, a quien benévolamente --atendidos sus servicios prestados a la causa de la izquierda y por comparación con los demás Presos Políticos Militares-- el ministro Carroza le dio nada más que tres años y un día de libertad vigilada. Es que la extrema izquierda --que forma parte del gobierno de Piñera a través de los organismos de derechos humanos de éste, núcleo izquierdista que mantuvo intacto y activo, encabezado por Ubilla, también durante su primer mandato-- lo que busca es simbólico: poner entre rejas, por primera vez, a un ex Comandante en Jefe. Sería la humillación máxima a que podría aspirar al extremismo, derrotado en la guerra armada pero triunfante en la posguerra judicial, cuya sed de venganza es tan insaciable como su apetito por millonarias prebendas e indemnizaciones de cargo fiscal, las cuales ponen de manifiesto las ahítas personeras que levantan la voz cada vez que se trata de impedir que rija la legalidad en los juicios contra los militares.

Piñera y sus abogados de extrema izquierda hoy hacen ver a Carroza como sólo moderadamente prevaricador, pues piden diez años de presidio efectivo para una persona sabidamente inocente, a la cual el ministro le impuso sólo tres y a cumplirse en libertad. Ese exceso orgiástico sólo lo había intentado Juica antes, contra los oficiales del cuartel Ancla Dos, por la muerte en 1973 del extremista entrenado en Cuba, Rudy Cárcamo. 

En todo caso, a un gobierno que no es capaz de ejercitar la autoridad sólo le espera un clima general de anarquía, como el que impera en el terminal portuario de Valparaíso y en la Araucanía; y si a eso se añade su contribución al quiebre del Estado de Derecho a través de recursos judiciales de abogados extremistas del Ministerio de Justicia para encarcelar por diez años a un ex Comandante en Jefe inocente, ello le puede acarrear hasta la pérdida del apoyo de los que fueron sus propios y más recalcitrantes partidarios, pérdida que ni siquiera la habitual y forzada omnipresencia presidencial en todos los medios va a poder evitar.

 Fuente: http://blogdehermogenes.blogspot.com/

 

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